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El investigador de la UPCT Víctor López. J. M. Rodríguez / AGM
Víctor López: «No aceptaría recibir mi salario en criptomoneda»

Víctor López: «No aceptaría recibir mi salario en criptomoneda»

Profesor de Economía de la Universidad Politécnica de Cartagena. Experto en Política Monetaria

M. J. MORENO

MURCIA

Lunes, 26 de febrero 2018, 22:52

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Las criptomonedas han modificado el escenario financiero en algunos aspectos, tanto positivos como negativos. Su mera aparición es un indicio de cierta pérdida de confianza en la capacidad de los bancos centrales para mantener el poder adquisitivo de las divisas tradicionales, como consecuencia de las políticas de inyección de dinero masivas implementadas tras la crisis financiera. De ahí que aparecen alternativas fuera del control de los bancos centrales.

Su rapidísima revalorización durante el último año ha incentivado que muchos inversores traten de hacer dinero fácil especulando con criptomonedas. Por ejemplo, el Bitcoin pasó de cotizar alrededor de los 900 dólares en marzo de 2017 a más de 19.000 dólares en diciembre. Esta 'burbuja especulativa', que atrajo a muchos pequeños ahorradores al mundo de las criptomonedas, está estallando en los últimos meses, con algunos inversores perdiendo hasta un 50% de su inversión.

Además, y como consecuencia de lo anterior, las criptomonedas se han situado en lo más alto de la agenda de los reguladores de los mercados financieros. Muchos gobiernos y bancos centrales están estudiando si es necesario regular más estrictamente las transacciones con criptomonedas. Bolivia y Ecuador, por ejemplo, las han prohibido directamente. Y China, hasta hace poco uno de los principales mercados de criptomonedas, está adoptando un enfoque cada vez más restrictivo. No hay que olvidar que existen cientos de criptomonedas diferentes, algunas de las cuales sustentan esquemas piramidales que son auténticos fraudes.

«No es extraño que los inversores obtengan beneficios o pérdidas del 10% en un solo día»

«Es muy probable que los bancos centrales lancen sus propias criptomonedas bajo su supervisión»

Por último, la tecnología 'Blockchain' en la que se sustenta supone, en opinión de los expertos, la consecuencia más positiva de la aparición de las criptomonedas, con efectos que alcanzarán mucho más allá del ámbito de las mismas. La existencia de un registro de transacciones mantenido de forma descentralizada y verificada por los propios usuarios promete cambiar la forma en la que muchos agentes económicos se relacionan entre sí.

-¿Supondrán las criptomonedas el final del monopolio de la emisión de dinero, tal y como apuntan algunos gurús?

-No porque, al menos por ahora, las criptomonedas no poseen ninguna de las tres características que exigimos al dinero: que sea unidades de cuenta, depósitos de valor y medios de pago. Las criptomonedas no funcionan como unidad de cuenta porque la mayoría de las personas no las usamos para calcular lo que valen los bienes y servicios que adquirimos. ¿Cuántos de nosotros sabemos cuántos ripples cuesta un litro de leche? Además, la excesiva volatilidad en su cotización las invalida como depósitos de valor, ya que no es extraño que los inversores en criptomonedas obtengan beneficios o pérdidas del 10% en un solo día. Se esperaba que la introducción de los futuros sobre el Bitcoin en el Chicago Mercantile Exchange mitigara la volatilidad de su cotización, pero hasta el momento no ha sido así. Y tampoco son efectivas las criptomonedas como medios de pago porque no son monedas de curso legal que deban ser obligatoriamente aceptadas por los vendedores de bienes y servicios.

-Hoy en día muy pocos vendedores aceptan criptomonedas como pago por sus productos debido a la excesiva volatilidad de su cotización. -¿Y qué hacen quienes las tienen en su poder?

-Muy pocos poseedores de criptomonedas las usan para comprar productos porque prefieren especular con ellas en lugar de utilizarlas como medios de pago. Lo que sí creo más probable es que sean los propios bancos centrales, es decir, los actuales monopolistas de la emisión de dinero, los que lancen sus propias criptomonedas bajo su supervisión y control. Por ejemplo, el Banco Central de Suecia está explorando la posibilidad de emitir una criptomoneda oficial, la eKrona. En este contexto, podría ser posible que estas criptomonedas controladas por bancos centrales acabasen sustituyendo al dinero físico en circulación. Esto pondría a disposición de los bancos centrales nuevos instrumentos de política monetaria hasta ahora inalcanzables como, por ejemplo, los impuestos al efectivo en circulación.

-¿Podría afectar a la política monetaria de los bancos centrales?

-En mi opinión, no. Hipotéticamente, la aparición de criptomonedas privadas, no gestionadas por bancos centrales podría limitar la capacidad de controlar la cantidad de dinero por parte de las autoridades monetarias. Además, como las criptomonedas están fuera del sistema bancario, su aparición podría debilitar los efectos de las medidas de política monetaria sobre la economía porque la transmisión de estas medidas tiene lugar fundamentalmente a través del sistema bancario. Sin embargo, para ello las criptomonedas privadas tendrían que ser aceptadas y utilizadas como dinero por una gran parte de la población, algo que, como he dicho antes, no parece que vaya a ocurrir a medio plazo. Por ejemplo, el valor de cotización de todas las diferentes criptomonedas en todo el mundo es de alrededor de 323.000 millones de euros, según Coinmarketcap.com, mientras que solamente el valor de los euros disponibles en forma de billetes, monedas y depósitos a la vista supera los 7,7 billones de euros. Los únicos escenarios en los que podría generalizarse la adopción de las criptomonedas privadas son una hiperinflación, en la que las monedas tradicionales perdieran todo su valor mientras que las criptomonedas podrían mantenerlo, o un colapso del sistema bancario con su consiguiente corralito, que no afectaría a las criptomonedas pues quedarían fuera de él. Y en estos escenarios, la efectividad de la política monetaria se vería muy reducida ya de por sí incluso sin la existencia de las criptomonedas.

-Su aparición es un ejemplo claro de que la legislación suele ir por detrás de la realidad, ¿será posible controlar las criptomonedas o supondría eso su desaparición?

-Cada vez son más los países cuyas agencias reguladoras y bancos centrales están analizando cuál debe ser su posición sobre las criptomonedas. Por ejemplo, a principios de febrero se creó en Estados Unidos un grupo de trabajo sobre criptomonedas en el que participan el Tesoro americano, la Reserva Federal y varias agencias supervisoras y reguladoras de los mercados financieros. Y es que no paran de llegar las noticias sobre fraudes, estafas piramidales y 'hackeos' que están afectando a los usuarios de criptomonedas.

-¿Algún caso concreto?

-Por ejemplo, la empresa BitConnect recibía dinero de inversores a los que atraía con la promesa de ofrecer rendimientos del 40% cada mes. Durante un año estuvo recibiendo fondos a los que remuneraba con los fondos ingresados por nuevos clientes, al más puro estilo de estafa piramidal. Que haya tenido que pasar un año hasta que los supervisores estadounidenses decidieran cerrar BitConnect es una muestra de las diferentes velocidades a las que se mueven el mercado de criptomonedas y los controles regulatorios. A pesar de que algunos países han decidido prohibir las criptomonedas, siguen siendo legales en la mayoría de jurisdicciones. Una legislación que obligue a proporcionar a los inversores toda la información relevante con la suficiente transaparencia no tiene por qué suponer la desaparición de las criptomonedas. Al contrario, mercados mejor regulados podrían atraer a inversores aversos a la incertidumbre regulatoria en las que las criptomonedas se mueven actualmente.

-Si nadie las controla, ¿cómo es posible que sean válidas?

-Porque aun no estando controladas por ninguna autoridad gubernamental, los usuarios están dispuestos a pagar para poseer criptomonedas por alguna o varias de estas tres razones. En primer lugar, porque proporcionan la posibilidad de realizar pagos a grandes distancias con un grado de anonimato mayor que una transferencia bancaria o una tarjeta de crédito. En segundo lugar, porque esperan poder venderlas por un precio mayor al que pagaron por ellas. Y en tercer lugar porque permiten diversificar el riesgo de una cartera y protegerse frente a una posible hiperinflación o un corralito.

-¿Un modelo de mercado basado en criptomoneda aumentaría las diferencias sociales?

-No creo que las criptomonedas estén reduciendo o aumentando la desigualdad social de forma dramática. Según Howmuch.net, el 1% de las direcciones de Bitcoin poseían en septiembre de 2017 alrededor del 66% de Bitcoins en el mercado. Hay que tener en cuenta que varias personas pueden compartir la misma dirección de Bitcoin, por ejemplo a través de cuentas o monederos compartidos. Pero con esta salvedad, esta cifra no es muy diferente del 50% de la riqueza mundial que, según Credit Suisse, posee el 1% de la población más rica.

-¿Si le ofrecieran recibir su salario en criptomoneda, aceptaría?

-No. Las criptomonedas son ahora mismo inversiones de alto riesgo y no recomiendo a nadie invertir en un producto de alto riesgo el dinero que necesita y que no pueda perder. Como yo necesito mi salario para vivir, prefiero recibirlo en forma de un activo lo más seguro posible. En mi caso, en euros.

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