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Virginia Martínez durante un ensayo, el pasado miércoles. Nacho García / AGM
«En la tarima te abstraes de todo»

«En la tarima te abstraes de todo»

«No soy una persona ambiciosa que sueñe con dirigir a la Filarmónica de Viena, pero si me llega estaré encantada», dice Virginia Martínez

CARLOS ESCOBAR

Lunes, 23 de octubre 2017, 10:51

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La igualdad de oportunidades y la cultura del esfuerzo propician que las personas con mejor formación ocupen los puestos de máxima responsabilidad en la sociedad. Enla Región de Murcia, dentro del mundo de la música, destaca el ejemplo de la directora de orquesta Virginia Martínez (Molina de Segura, 1979), que en esta entrevista reafirma su condición de músico y muestra su lado más personal. Casada con el violinista David Martínez y madre de Irene y Ana, es actualmente la directora titular de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM) y de la Orquesta de Jóvenes de la Comunidad Autónoma (OJRM).

-¿Cómo se vive la música en su casa?

-Como algo natural y muy cercano. No escuchamos mucha música porque ya tenemos bastante con el día a día, pero a nuestras hijas les gusta observar cómo estudiamos y participar con nosotros. En casa ven mis batutas, partituras y el violín de David. Irene toca el violonchelo y a Ana le gusta tocar el piano al llegar del colegio. Limitamos el tiempo del estudio para dedicárselo a las niñas y jugar con ellas a otra cosas.

La directora de la Orquesta Sinfónica de la Región tiene dos hijas que ya tocan el piano y el violonchelo

-Con trece años comenzó a dirigir coros y meses más tarde ya quería hacerlo frente a una orquesta. ¿Recuerda cuál fue la primera vez que escuchó una?

-El primer concierto que me impactó de lleno fue de la Orquesta de La Scala de Milán dirigida por Ricardo Chailly, que interpretó en el Auditorio la Sinfonía Titán de Mahler. Mi padre me acompañó y recuerda que terminé agarrada a los brazos de la butaca sin poder permanecer sentada. Necesitaba explotar de emoción.

-Desde su graduación en el Conservatorio de Viena en 2003 ha dirigido muchas orquestas dentro y fuera de España. ¿Qué es lo que le aportan la Sinfónica de la Región y la de Jóvenes?

-La Orquesta de Jóvenes es mi tesoro y la he dirigido en los años más felices de mi vida profesional. Los músicos que la forman tienen algunas limitaciones técnicas, pero te dan una energía que no se encuentra en otra orquesta. Para mí, el proyecto de la OJRM es básico para la Región y un tesoro a valorar y conservar. La Orquesta Sinfónica es especial por la relación personal que hay entre nosotros, lo que genera muy buen ambiente y mejora la calidad del sonido. Esto tiene también inconvenientes y a veces la gente confunde su estatus u olvida dónde queda el límite entre trabajo y amistad. Pero dicho eso, la calidad de los músicos de nuestra orquesta es altísima y no se corresponde con el reducido presupuesto que tiene. A pesar de todo eso, el esfuerzo e ilusión de sus componentes es increíble y se multiplica a cada momento.

-Cuando terminó su formación en Viena, le ofrecieron la plaza de Primer Kapellmeister de la Ópera de Wúrburg y finalmente optó por dirigir en Murcia. ¿Echa de menos algo?

-Echo de menos Viena. De hecho, en enero voy allí al 70 cumpleaños de George Mark, mi maestro. El ambiente de Murcia, y en general de España, es un poco asfixiante desde el punto de vista cultural si lo comparamos con el de Viena. Allí hay más de veinte conciertos diariamente y se respira música por todos lados. Aceptar el puesto de Wüzburg y vivir allí era complicado por la mentalidad, el mal tiempo, las pocas horas de sol o la comida, y yo no quería eso. Así que vine aquí a intentar otras cosas. No me ha ido mal. No soy una persona ambiciosa que tenga el sueño de dirigir a la Filarmónica de Viena. Si me llega, estaré encantada, pero soy muy feliz ahora mientras pueda hacer música. Mis dos orquestas me aportan muchas cosas a nivel de realización profesional.

-Su manera de dirigir es formidable porque el público detecta el especial magnetismo que surge entre usted y la orquesta. ¿Cómo se consigue eso?

-No puedo explicarlo con palabras. En la tarima uno se abstrae de todo y queda desnudo ante la música, sin que exista nada más. Si eres honesto con lo que hay escrito en la partitura, se produce una conexión directa con lo que hay tras las notas. Se trata de entrar en comunión con lo que sentía el compositor en ese momento, trasladarlo a tu alma y expresarlo a tu manera. Es algo que entendemos los músicos y que puede sentir el público. Es un instante donde el tiempo se para y ni siquiera tienes consciencia de las terribles desgracias que ocurren en el mundo.

-¿Para dirigir una orquesta profesional hay que tener mucha mano izquierda?

-La mano izquierda es el alma del director. Si la derecha es la mano técnica que indica el tempo, el ritmo, las entradas o el carácter, la izquierda da la expresión, eso que no se puede decir con palabras.

-¿Hay algo para usted más importante que la música?

-Cuando estoy en el escenario, nada. Allí me olvido de todo, incluso de que tengo familia. A veces me he sentido mal porque estando dirigiendo he olvidado que una de las niñas tenía fiebre. Cuando bajo, lo más importante sin duda son ellas y David. Los hijos te dan otra dimensión. Cuando no estaban, no había en el universo nada más importante que la música. Bajo esa magia, puedes dirigir aunque estés enferma o a punto del desmayo, teniendo la certeza de que nunca te vas a caer si consigues llegar a la tarima.

-¿Qué mensaje va a transmitir a los músicos de la Orquesta de Jóvenes?

-La finalidad del músico es hacer música y disfrutar con ello. Les ofreceremos una dimensión complementaria a la académica para que la OJRM sea un punto de encuentro a nivel musical y humano. Yo intento que se tomen en serio el trabajo, que se comporten como profesionales y que nunca olviden que la música es lo más importante.

El último domicilio de Virginia Martínez en Viena está enfrente de la casa donde Beethoven compuso la 'Oda a la alegría' de su Novena Sinfonía, una de las obras que mejor conoce y que dirigirá en unos días en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia.

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