Morente & Falla
Cuenta Estrella Morente (Granada, 1980): «Estando en la cuna, mi padre ya me acercaba hierbabuena y jazmín para que me llegasen sus olores. Y eso lo he hecho yo también con mis hijos». A Estrella y a Curro, su madre los recoge del colegio siempre que puede y, seguidamente, se los come a besos. Mañana, por ejemplo, no podrá hacerlo. Interpreta 'El amor brujo' -lo canta, lo recita y lo baila- en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia, arropada por la Orquesta Sinfónica de la UCAM y bajo la dirección de José R. Pascual-Vilaplana
ANTONIO ARCO
Viernes, 17 de junio 2016, 08:16
«¡Cortito y flamenco, Estrella, que por la boca muere el pez!», recuerda la cantaora que le decía su padre. El lunes canta en Murcia 'El amor brujo' con la Sinfónica de la UCAM
Cuenta Estrella Morente (Granada, 1980): «Estando en la cuna, mi padre ya me acercaba hierbabuena y jazmín para que me llegasen sus olores. Y eso lo he hecho yo también con mis hijos». A Estrella y a Curro, su madre los recoge del colegio siempre que puede y, seguidamente, se los come a besos. Mañana, por ejemplo, no podrá hacerlo. Interpreta 'El amor brujo' -lo canta, lo recita y lo baila- en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia, arropada por la Orquesta Sinfónica de la UCAM y bajo la dirección de José R. Pascual-Vilaplana, quien también la acompañará en las próximas citas de la cantaora y la formación musical murciana, que les llevará -ya han actuado en Alicante y Valencia- a Madrid (Auditorio Nacional; 11 de mayo) y Cartagena (Auditorio El Batel; 14 de mayo). En el programa del concierto homenaje a Manuel de Falla (1876-1946), además del ballet-pantomima en un acto al que puso música el compositor granadino y cuyo libreto escribió María de la O Lejárraga, se incluyen en su primera parte la 'Danza nº 1' de 'La vida breve', la 'Danza de los vecinos' y la 'Farruca' de 'El sombrero de tres picos', las 'Canciones populares españolas' -'El paño moruno','Asturiana', 'Nana' y 'Polo'- y una delicia que encandila al público: dos palos flamencos que Estrella Morente interpreta junto a su cuadro flamenco, del que forma parte el guitarrista Montoyita.
«Mis lujos son tener mi terraza rodeada de hierbabuena y de jazmín, el pan recién hecho por la mañana, un rato en familia viéndolos a todos con salud y ensayar de vez en cuando, cuando se tercia», cuenta la artista, quien asegura vivir sin obsesiones: «No tengo obsesiones, ni siquiera estoy obsesionada con mi carrera. Vivo volcada en la educación de mis hijos, en intentar transmitirles los mismos valores que a mí me han dado, y tengo la suerte de que el cante lo llevo dentro». Hija del cantaor Enrique Morente, que falleció el 13 de diciembre de 2010 -su familia sostuvo sin descanso que víctima de una negligencia médica-, y de la bailaora Aurora Carbonell, vive un momento profesional excelente. Una vez que concluya la gira de 'El amor brujo' -patrocinada por la Universidad Católica San Antonio de Murcia- le espera, el 30 de junio en el sevillano Teatro de la Maestranza, un concierto muy especial que la unirá en el escenario al pianista clásico Javier Perianes (Huelva, 1978), uno de los músicos españoles con más proyección internacional, para establecer un sorprendente diálogo en el que nombres como Falla, Poulenc, Lorca o Bizet, entre otros, construyen una visión musical de España con múltiples conexiones, singularmente, francesas. Y, seguidamente, se volcará en la preparación del estreno, el 4 de agosto en el Teatro Romano de Mérida, de 'La guerra de las mujeres', una vesión flamenca de 'Lisístrata', de Aristófanes, en la que compartirá cartel, a las órdenes de José Carlos Plaza, con Aída Gómez y Antonio Canales.
Suele tener la hija de Aurora y de Enrique salidas de estrella en el escenario, salidas de estrella que suponen una explosión de júbilo, de dolor aterrador o de hartazgo. El mundo entero vio en su día, por ejemplo, las imágenes en las que Estrella Morente, rota por dentro y por fuera, cantó de forma sobrenatural ante el féretro de su padre, sobre el que terminó abrazada y rendida. Cuando se arrancó con la letra de la 'Habanera imposible' de Carlos Cano - «Granada no tengas miedo de que el mundo sea tan grande, de que el mar sea tan inmenso, tú eres la novia del aire. La de la sombra de plata, la del almendro, la que parece de nieve y por dentro es fuego»-, se apagó el tiempo como cuando una ráfaga de viento frío destruye la luz de las velas.
Y el pasado lunes, la cantaora fue una de las protagonistas de la jornada informativa en España tras lanzar, con el aplomo que le caracteriza, un merecido reproche a la clase política española durante su interpretación de 'Volver', canción con la que se cerraba el acto principal con el que la Comunidad de Madrid festejaba el 2 de mayo, y al que no faltó el Presidente en funciones, Mariano Rajoy. «Disculpen pero es mi oportunidad. Estamos hartos de que en España no haya diálogo», afirmó Estrella Morente.
-¿De qué tiene usted mucha necesidad?
-De estar con mis hijos, de llevarlos al colegio, de ver que meriendan bien, que están felices, que crecen sanos, de pensar que van a ser buena gente. Por eso, intento hacer giras muy pequeñas, y a ser posible recitales sueltos, porque eso me permite volver pronto a casa. Cuando eres madre, cuando tienes dos hijos y te das cuenta de la enorme responsabilidad que es ayudarle a aprender a vivir a otro ser humano, prepararlo para la vida, tomas conciencia de la responsabilidad que tenemos para con las próximas generaciones. Recuerdo que a mi padre la juventud le encantaba, le perdía, por eso él era tan joven; tenía la ilusión del niño y una sensibilidad a flor de piel.
A Estrella Morente le gusta actuar sabiendo que están entre el público sus hijos y Javer Conde, el torero que le arrebató el sentido, le ofreció en bandeja de plata ser madre en dos ocasiones y hace posible que no haya día que pase sin que ella volviese a decirle no sé cuántas veces 'sí, quiero'. El pasado 30 de abril, en Alicante, durante el estreno de la gira de 'El amor brujo', la presencia de su familia volvió a darle fuerzas. Interpretar 'El amor brujo' es todo un reto para ella. Hay versiones gloriosas que son historia: por ejemplo, la grabación protagonizada por la mezzosoprano Teresa Berganza en el París de 1957, con la Orquesta Nacional de Francia y a las órdenes de Ataúlfo Argenta. O la exquisita interpretación que la soprano Victoria de los Ángeles llevó a cabo en Londres, en 1964, con Carlo Maria Giulini al frente de la Philharmonia Orchestra. O, mucho más flamenca y arrebatadora, la interpretación de Rocío Jurado, quien precisamente se estrenó en el escenario del Teatro Real, en abril de 1998, con 'El amor brujo'; la acompañaba la Orquesta Sinfónica de Murcia y el concierto, organizado por la Fundación Cajamurcia, fue a beneficio de la Fundación Reina Sofía, cuya titular presidió el emocionante evento.
Estrella Morente, que mantiene una estrecha colaboración con las ONG Bancos de Alimentos y Médicos sin Fronteras -está espantada con el reciente ataque sangriento en Siria a un hospital de esta organización humanitaria, afirma: «Me duele todo el sufrimiento que soportan los niños, que son las víctimas más indefensas de tantas canalladas como hacemos en este mundo, en el que a veces no se respeta nada ni a nadie. Y los niños lo son todo, el futuro y la esperanza. Reconozco que los niños y los abuelos, la gente mayor, son mi debilidad. Creo que la gente mayor debería ser más escuchada por todos: por los arquitectos, por los abogados, por los jueces, por los cantantes... Creo que son importantísimos y no entiendo la facilidad con la quemuchas veces los apartamos, o nos olvidamos de ellos o no los cuidamos cómo se merecen».
-¿Qué es lo que procura tener presente?
-Yo quiero tener presente, para que mis hijos lo vean y lo aprendan, la importancia del ingenio, del talento, del esfuerzo, del amor a la gente, de saber aprovechar los recursos que se tienen. Hay muchas cosas que me preocupan, no solo la música y cómo me va a mí la vida. He aprendido lo importante que es el respeto a uno mismo, que no es posible si no se respeta a los demás. Eso es algo que no debería de olvidársenos nunca. Sin dar codazos a nadie, sin molestar a los demás, hay que intentar ser uno mismo, fraguarse una vida y un caminar limpios, honestamente, lejos de la mentira y de la envidia. Mi padre siempre nos dijo: 'Hay que ser consecuente con lo que uno hace'. Era una enciclopedia viva, un libro abierto; su día a día estaba lleno de enseñanzas, de parábolas, de ese buen humor tan suyo. Y con buen humor, también me enseñó la importancia del sacrificio y del trabajo.
-¿Qué más le decía?
-'Cortito y flamenco, Estrella, que por la boca muere el pez'. Y también: 'Oír, ver y callar'. No siempre, claro, pero sí muchas veces para, luego, poder alzar la voz y opinar con acierto, a ser posible. Hay que pensar siempre lo que se dice aunque sea una 'mititilla', lo justo, una 'mititilla'.
-¿Cómo suele ser su día a día?
-Para mí, cada día es diferente, no hago nada nunca igual, y eso tiene su parte buena y su parte mala. Hay en mi día a día cierta inconstancia y falta de costumbre, y eso quizás desestabiliza un poco, pero tiene la parte maravillosa de la libertad. Yo intento respetar mi estado de ánimo en cada momento, porque creo que eso es lo que te permite no ser una persona falsa, ser más tú.
No es posible
-¿Qué desea y no consigue?
-La vida es un desastre hoy en día; es todo muy delicado, muy complicado, todo va muy rápido, parece que cada vez hay más incertidumbre, menos cosas claras... Y no es fácil conseguir lo que yo pido para mí misma, porque lo que yo estoy pidiendo es ser honesta, ser justa, ser buena y ser puntual. Y también ser una buena madre, y una buena esposa, y una buena vecina y... ¡claro, eso no es posible, eso no existe, decir que se puede ser todo eso es mentira, es una locura! Pero hay que intentarlo, porque estamos aquí para asumir riesgos, para afrontar retos; es verdad que la vida no se ha hecho para los cobardes.
-¿Duerme usted con la conciencia tranquila?
-¡Algunos domingos! [Risas.]
Estrella Morente tiene una risa que parece una canción. Pero, de pronto, se pone seria: «De alguna manera, ahora mismo, todos nos sentimos en el aire, todos estamos en 'tenguerengue'. Mi padre sí que era un hombre que tenía los pies en la Tierra, era plenamente consciente de lo bueno y de lo malo del tiempo en que vivía. Siempre estaba dispuesto a echarle una mano a los demás, y a alzar su voz contra las injusticias del mundo; yo eso lo he visto en él desde muy chica: defendía los derechos humanos, protegía a las mujeres, veía una causa justa y se apuntaba corriendo».
-¿Se acostumbró a convivir con su ausencia?
-No. ¿Es posible hacerlo? Supongo que dependerá también de cómo haya sido la despedida de la persona querida que se te ha ido, del nivel de la tragedia con el que haya partido. Con lo que nos ha sucedido a nosotros, a mi familia, es imposible acostumbrarse, es imposible olvidar.
-¿Qué queda en usted de la niña que fue?
-A veces, más de lo que yo quisiera. Muchas veces me gustaría tener más conciencia de que el tiempo pasa, por ejemplo, pero a mí me han enseñado que la sonrisa y la lágrima de un niño deben permanecer siempre en nosotros, y parece ser que las costumbres se hacen leyes. Pero, sí, de alguna manera sigo siendo la niña que fui, mientras que la vida te va pidiendo cada vez más que asumas nuevas responsabilidades y tú tienes que estar a la altura. Soy sensible, soñadora, cariñosa, y a veces me gusta estar en una nube, pero no puedo estarlo porque soy madre, y porque me tomo muy en serio al público, por ejemplo, y en cada concierto quiero que todo el mundo salga feliz, que la noche haya sido muy especial para ellos y para mí. Claro que a veces quisiera estar siempre en el campo rodeada de flores, jugando sin ninguna preocupación en un columpio y comiendo muchos pasteles de chocolate.
-¿Lo hace: comer mucho pasteles de chocolate?
-[Risas.] Bueno, quien dice pasteles de chocolate dice una buena 'pringá'. Delante de algo de comer que me vuelva loca, es muy difícil que yo me aguante. La vida solo se vive una vez, hay que disfrutarla y yo soy de las que hacen lo que el momento pide, ¡con respeto y con cuidado a los demás!; pero, ya le digo, soy bastante kamikaze, por ejemplo, sí, cuando me ponen delante una 'pringá'.