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Juan Carlos Calvín, inspeccionando los fondos del litoral murciano.
La búsqueda palmo a palmo
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La búsqueda palmo a palmo

A Juan Carlos Calvín, biólogo y fotógrafo submarino, aún le tiembla el pulso cuando ve una explosión de vida subacuática: «El mar ha condicionado todas las elecciones de mi vida»

ALEXIA SALAS

Jueves, 1 de septiembre 2016, 11:11

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Hasta la última burbuja de oxígeno apura Juan Carlos Calvín, biólogo marino y fotógrafo submarino, en cada inmersión. «En el mar, cuanto más mejor. Apuro el tiempo y disfruto como un enano», reconoce el veterano científico, cuyos trabajos de los fondos marinos son referencia para profesionales y aficionados. Este salmantino sin antecedentes de chapuzón salado alguno hasta el momento decisivo en que fijó su rumbo a los abismos, realizó la primera cartografía con valoración ecológica de la Región (1989 y revisión en 1998), tres años de exploración palmo a palmo antes de elaborar con igual rigor la de la Comunidad Valenciana. Entre otros numerosos títulos y estudios de la vida marina, confeccionó su trabajo titánico, 'El ecosistema marino mediterráneo. Guía de su flora y fauna' (1995), casi 800 páginas con cientos de especies fotografiadas y las claves de la dinámica marina, el buque insignia de su bibliografía, todo un viaje homérico que aún está por concluir, ya que Calvín anda concentrado ya en la tercera edición (las dos primeras agotadas) ampliada: «Voy a volcar ahí toda mi experiencia y mi cúmulo de archivos», promete este explorador vital que, como en toda travesía, encontró apuros y recompensas.

  • Quién.

  • Juan Carlos Calvín.

  • Qué.

  • Biólogo marino y fotógrafo submarino.

  • Dónde.

  • Cabo de Palos.

  • Valores.

  • La reserva marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas, creada en 1995, se extiende en 1.931 hectáreas, con fondos de más de 50 metros de profundidad que constituyen una muestra de las especies del Mediterráneo, con praderas de Posidonia oceánica y ricas comunidades de meros, dentones, lubinas, bonitos y melvas, pero también moluscos y crustáceos. Para acceder, hay que solicitar autorización a través de los centros de buceo o de la Comunidad.

  • Pensamiento.

  • «Respondo a planteamientos de austeridad».

A pesar de su evidente sobriedad de científico, Calvín no puede reprimir una sonrisa de resarcimiento cuando recuerda que su 'tocho' marino habita en cientos de mesas de trabajo, veteado con incontables 'post-its' que lamen páginas miradas y remiradas. Como Ulises, sorteó las turbulencias de la aventura: «Lo edité yo y tuve que distribuirlo y algunas noches dormir en el coche entre libros».

Muchas horas de agua y de investigación en su trabajo del departamento de Ecología de la Universidad de Murcia sin variar la ruta: «No quería dedicarme a la enseñanza, sino a la acción, y empecé con la fotografía submarina, a publicar en revistas e impartir cursos de buceo», recuerda de épocas en que disponía en cada inmersión de las 36 únicas fotos de un carrete. «Tal vez lograbas dos buenas», explica el experto, cuya veteranía no evita que le tiemble el pulso cuando se da cuenta de que tiene ante sus gafas una explosión de vida. «Cada inmersión es novedosa. No se me ha vuelto a cruzar un marrajo o un pez espada más que una vez», cuenta el biólogo, que ha fotografiado tiburones sin jaula en pleno océano.

Lo habitual es no encontrar a Calvín en tierra entre mayo y diciembre. Este verano bate el récord de horas en secano por culpa de los vientos de Levante, pero ya siente el hormigueo de la próxima salida: «En las dos lunas de verano logré fotografiar dos moluscos que solo salen de noche. Cuando los encuentras, o ves una escena con una pareja de meros, te pones nervioso y la cagas», ríe el científico, que apuró sus últimos veinte minutos de oxígeno en la última salida mirando hipnotizado, a más de 10 metros bajo el mar de Cabo de Palos, bancos de dentones, barracudas, meros y doradas en frenética persecución de una nube de bogas como bandas callejeras. En La Azohía se quedó en cambio embobado con el tintineo de la melena roja de una 'Godiva banyulensis'. Se mantiene en forma Calvín con hora y media de gimnasia diaria porque no quiere perderse nunca el cielo que se oculta bajo la superficie del mar. No tiene dudas: «Mi formación científica me lleva igual a planteamientos de austeridad como a no debatir sobre Dios tras conocer el origen de la vida». Sí tiene fe en «la diversidad de los fondos marinos en Murcia, porque están representadas casi todas las comunidades del Mediterráneo». «Solo se verá mermada por el impacto humano y la llegada de especies invasoras», advierte el experto, que encuentra uno de sus lugares en el planeta «a 50 metros de la costa, donde estás solo, con los halcones pasando sobre tu cabeza».

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