Cosas raras
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Dejando a un lado a Marco Asensio (que tampoco es cuestión de echar vinagre de vino blanco en la herida culé), uno de los nombres que más recordaremos de este verano menguante es el de Manuel Bartual, aunque ya se esté empezando a olvidar. El dibujante, hoy neoescritor, se hizo famoso la semana pasada a raíz de un intrigante tuit en el que decía que, durante sus vacaciones, le habían comenzado a suceder «cosas raras». Aquello prometía. Una refrescante forma de contar una historia, en tiempo real, interactuando con el lector, fotos y vídeos para darle dinamismo y tensión al asunto y un argumento un tanto paranormal, que siempre me seduce.
Ya me costó entrar a Twitter cuatro días seguidos para no perder el hilo, pero más me dolió constatar que el final del cuento no fue más que un remiendo chapucero propio del sueño de Resines en ‘Los Serrano’, un petardo defectuoso en las manos al estilo de ‘Perdidos’. «¿Hola? Ha sido todo mentira. No es obligatorio creer todo lo que se lee en internet. Todo está bien», remató la faena el maestro cuando medio país se había hecho eco del fenómeno y el artista ya había pasado de 16.000 a 400.000 ‘followers’. Pese a todo, el ‘Orson Welles de Twitter’ no ha seguido multiplicando acólitos con tan didáctico colofón.
Manuel Bartual situó su hilo en Mallorca, pero tampoco le hubiera ido mal en Murcia, donde sí que pasan cosas verdaderamente raras. Aquí se promociona Caravaca ‘Juvilar’ en carteles de una etapa de la Vuelta a España en la que se ven nuestras rotondas. Se hace un carril bici en una avenida concebida para descongestionar el tráfico, volviéndolo a congestionar. Una autovía termina en un bancal. Se construye un aeropuerto a 30 kilómetros de otro, y cinco años después sigue vacío. Nunca llega un AVE que va a llegar siempre. Hay sequía perpetua, pero no se almacena una gota cuando cae el diluvio universal y la rambla de Espinardo oposita para río. Es deleznable utilizar la manifestación por la paz en Barcelona para pedir la independencia y silbar al Rey, pero es loable caminar en memoria de las víctimas mientras convencemos de soslayo a los presidentes de las regiones vecinas para firmar un pacto nacional del agua. En fin, la lista es larga y da para novela. Vente a Murcia, Manuel. Te vas a hinchar de cosas raras.
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