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Teresa Vicente, en un árbol del Malecón, en Murcia. Enrique Martínez Bueso
«Escribí mi tesis doctoral en un convento»

«Escribí mi tesis doctoral en un convento»

Teresa Vicente, profesora de Filosofía del Derecho

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Domingo, 20 de agosto 2017, 09:11

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Está de acuerdo Teresa Vicente (Lorca, 1962), profesora de Filosofía del Derecho de la UMU y experta en justicia ecológica y derechos sociales, con esta propuesta de Simone de Beauvoir: «Cambia tu vida hoy, no apuestes al futuro; actúa ahora, sin demora». Teresa Vicente es de esas personas que son necesarias, que se agradecen.

-¿Siempre va usted como una moto?

-Se junta todo: soy hiperactiva y, además, muy rebelde. Pero soy una rebelde con causa. Y como mi causa incluye defender los derechos sociales, que están en alarmante retroceso, la justicia ecológica y el feminismo jurídico, no me falta tarea por hacer. Muchas cosas van en dirección contraria al tipo de sociedad por la que yo lucho, así es que no se puede bajar la guardia. Me apunto desde a parar un desahucio a una manifestación antinuclear. Me lo paso bien en esas batallas. Y cuando pierdo, que he perdido muchas veces, siempre tengo un abrazo fuerte de alguien.

«Con 18 años y estando navegando con un montón de amigos, me destrozó una pierna la hélice de un barco»

-¿Y además?

-Además soy madre de dos hijos que viven conmigo, de 20 y de 17 años. Sigo dedicándoles mucho tiempo. Recuerdo que, cuando eran pequeños, le decía a una amiga: '¡Estoy deseando que dejen de ser niños!'. Y ella: '¿Para qué? Se hacen adolescentes y es todavía peor'. [Risas]

-¿Qué tiene claro?

-Que nos vamos a la porra como no nos tomemos en serio nuestro planeta y la lucha contra las injusticias. Y ya vamos con mucho retraso.

-¿Un poco locura qué es?

-Intento aprender a manejarme con cierta soltura en cuatro idiomas a la vez. En ello estoy.

-¿Es usted partidaria de los vientres de alquiler?

-Nada en absoluto, esa práctica es fruto del neoliberalismo sexual. En una ocasión, comenté el tema con un grupo de alumnas y me sorprendió que todas estuviesen a favor. Ha triunfado la idea de que los ampara el derecho a la libre elección de la mujer. No nos engañemos: es un tema económico. La inmensa mayoría de mujeres que alquilan sus vientres lo hacen por necesidades económicas.

-¿Y qué le parece que personajes tan populares como Ronaldo o Miguel Bosé hayan recurrido a ellos?

-Me parece fatal. No voy a cuestionar la moral de esas personas, lo que creo necesario es una ética y una moral públicas que respeten el principio de igualdad. De lo contrario, es imposible esa verdadera transformación social en la que creo.

-Pero ellas deciden, ¿no?

-¿Deciden? He visto con horror cerca de Santomera, aquí al lado, ejercer la prostitución a crías en pelotas, a las doce de la mañana debajo de una sombrilla, en las orillas de la carretera. ¿De verdad que los que tienen sexo pagado con ellas creen que lo eligen encantadas y libremente?

-¿Qué ha comprobado?

-Que la gente con la que me gusta estar, la gente con la que es un placer relacionarte, está también en la lucha. Son personas que no se conforman con llevar una vida tranquila e intentar resolver solo sus problemas. Yo descubrí que soy más feliz estando comprometida con trabajar por un mundo mejor.

-¿Qué decisión tomó y acertó?

-¡Escribí mi tesis doctoral en un convento de clausura! Elegí el tema de la justicia ecológica [la tesis se tituló 'Justicia y derecho ambiental. Para un modelo de la justicia ecológica'], y lejos de encontrar apoyos entre los propios profesores del departamento en el que yo estaba, lo que sentí fue un gran rechazo. Tuve que pelear mucho. El acoso era tan grande que me bloqueé, solo escuchaba que el tema que elegí era una tontería y que la tesis iba a ser un desastre. Les parecía mal incluso que fuese a la facultad en bicicleta. Me sentía humillada. Menos mal que don Mariano Hurtado sí tenía fe en mí y me apoyó. Yo estaba ejerciendo como abogada, y un día, corriendo por el Malecón, descubrí el convento de clausura de las capuchinas y pensé: 'Este sitio es ideal para escribir mi tesis'. Llamé y salió sor Catalina, a la que le expliqué lo que me pasaba y lo importante que era el tema de la justicia ecológica; ella lo entendió muy bien porque estas monjas son muy de san Francisco de Asís. Me dijo que no tenían hospedería, pero que hablaría con las hermanas y que volviese al día siguiente. Me dejaron una habitación en una especie de apartamento, destinado a monjas de otras órdenes que pudiesen visitar el convento, que daba a la huerta. Se portaron de maravilla, las recuerdo subiéndome limonada recién hecha y dándome siempre ánimos. Dos años estuve escribiéndola, y me pusieron 'cum laudem' por unanimidad. En esta vida, es muy importante que confíen en ti.

«A mí me han educado un poco como a un chico porque he sido muy fuerte, he hecho mucho deporte, no jugaba con muñecas; ¡me compraban pistolas!»

-¿Usted cómo era de niña?

-¡Me tendría que haber traído a mi madre a la entrevista! [Risas] Muy revoltosa y muy brava, daba algún que otro calentamiento de cabeza y siempre sacaba muy buenas notas.

-¿A qué no se resigna?

-No es que me resigne a vivir sin amor cuando se acaba, pero prefiero, aunque sea difícil estar sola con tus hijos, estar así que viviendo con una persona de la que no esté realmente enamorada. Yo me casé con Emilio, el padre de mis hijos, muy enamorada. De hecho, creo que nos fuimos a vivir juntos el primer día que nos conocimos [risas]. Viajamos a los pueblos blancos de Andalucía y ya no nos separamos; bueno, como es marino mercante, estaba muchos meses fuera. ¡Cocina de maravilla! Tengo la ventaja de ser abogada, así es que yo me encargué de gestionar nuestro divorcio del modo menos molesto para ambos.

Doce tragos

  • 1. ¿Un sitio para tomar una cerveza? -La Isla, en Mazarrón.

  • 2. ¿Un concierto inolvidable? -Bruce Springsteen en Barcelona

  • 3. Libros para el verano -'Restos mortales', de Donna Leon.

  • 4. ¿Qué consejo daría? -Piense en los demás.

  • 5. ¿Cuál es su copa preferida? -De cerveza bien fría.

  • 6. ¿Le gustaría ser invisible? - Muchas veces, sí.

  • 7. ¿Un héroe o heroína de ficción? -Xena, la princesa guerrera.

  • 8. Un epitafio. -'Siempre hacia adelante'.

  • 9. ¿Qué le gustaría ser de mayor? -Útil.

  • 10. ¿Tiene enemigos? -Me imagino que sí.

  • 11. ¿Lo que más detesta? -La injusticia.

  • 12. ¿Un baño ideal? -Con luna llena en el mar.

-¿Para qué se ha dado ya por vencida?

-Para luchar contra el enganche de los niños, adolescentes y jóvenes con los ordenadores, los teléfonos móviles, las pantallas de todo tipo, las redes sociales...; es un problema muy serio que se da en todas las familias con hijos. Mi grupo de amigas lo hemos pasado mal con este tema, peleando durante años para que se separasen de vez en cuando de la pantalla del ordenador, viendo cómo de pronto nuestros hijos se vuelven autistas, cómo se ponen muy nerviosos cuando no pueden conectarse...; yo adoro a mis hijos, no hay nada en la vida que me guste más que abrazarlos y que me abracen. Hacerlo es una necesidad.

Correr

-¿De qué no se olvida?

-Para bien, de la primera vez que fui a Londres, en los años 80. Londres me volvió loca. Para mal, de cuando, con 18 años y estando navegando con un montón de amigos, me destrozó una pierna la hélice de un barco y estuve muchísimo tiempo en el hospital. Creí que me iba a quedar inválida para toda la vida, pero tuve suerte y no me quedaron ni secuelas.

-¿Qué le resultó curioso?

-Ir a hacer la Selectividad en camilla. Me examiné en la Facultad de Medicina, con la ambulancia esperándome. La verdad es que no pude estudiar nada, pero me salió muy bien el examen.

-¿Cómo se relaja?

-Me voy a correr; y, siempre que puedo, a nadar en el mar.

-¿Hay un Más Allá?

-Ni idea. Siento que a las personas que he querido mucho y que ya se han ido, las sigo teniendo cerca de alguna manera; siento que tengo su apoyo. Cuando me pasa algo, siempre pienso en ellas: mi padre, mi abuela, mi amiga Magdalena... Magdalena, que murió de cáncer hace unos años, eligió que no quería tratamientos contra la enfermedad que se la llevó para adelante. Era budista, se metió en una especie de cueva y murió rodeada del amor de sus seres queridos.

-¿Más vale morir de pie que vivir de rodillas?

-Sí, sí, yo eso lo tengo claro.

-¿Qué le gusta cada vez menos?

-Discutir en ambientes hostiles; antes lo hacía más, pero ahora se me cansa la mente y a veces opto por el silencio. Llega a ser agotador chocar contra muros tan altos y, en ocasiones, tan poderosos.

-Si volviera a nacer...

-... me gustaría volver a ser mujer, sin duda. Y eso que, de alguna manera, a mí me han educado un poco como a un chico porque he sido muy fuerte, he hecho mucho deporte, no jugaba con muñecas; ¡recuerdo que me compraban pistolas! Mis grandes amigas son mujeres, pero con los hombres para nada me siento inferior a ellos y me siento muy cómoda.

-¿Qué no hace?

-Quedarme llorando en un rincón. Cuando lloro, mi llanto va siempre acompañado de una acción.

-Reconózcalo.

-Soy muy coqueta. [Risas].

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