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Inmaculada Sánchez Roca, encaramada al tractor de su padre en un bancal cercano a su casa, en El Siscar.
«Mis príncipes son rojos; no me van los cuentos»

«Mis príncipes son rojos; no me van los cuentos»

alcaldesa de Santomera

Daniel Vidal

Jueves, 4 de agosto 2016, 22:17

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Dice la 'Chucha', hija del 'Chuche', nieta del 'Chuche': «De la política no me gusta ni la pompa ni el boato». Fan incondicional de la saga cinematográfica Star Wars, voraz devoradora de novelas históricas y alcaldesa más joven de la Región a sus 29 años -y además de su pueblo, como soñaba de niña-, Inmaculada Sánchez Roca (Santomera, 1986) asegura tener a buen recaudo una foto de su adolescencia con la que demuestra a los incrédulos que, de pequeña, «era muy fea, muy fea; aunque yo siempre lo he llevado muy bien».

  • 1

  • -¿Un sitio para tomar una cerveza?

  • -Granada.

  • 2

  • -¿Qué melodía le suena en el teléfono móvil?

  • -Suelo llevarlo en silencio.

  • 3

  • -Un libro para el verano.

  • -'El cementerio de Praga', de Umberto Eco.

  • 4

  • -¿Qué consejo daría?

  • -Hay que ser auténtica.

  • 5

  • -¿Facebook o Twitter?

  • -Facebook.

  • 6

  • -¿Le gustaría ser invisible?

  • -No.

  • 7

  • -¿Un héroe o heroína de ficción?

  • -Obi Wan Kenobi.

  • 8

  • -Un epitafio.

  • -'Lo importante no es el camino, son las huellas que dejas'.

  • 9

  • -¿Qué le gustaría ser de mayor?

  • -Más feliz.

  • 1

  • 0

  • -¿Tiene enemigos?

  • -Supongo.

  • 1

  • 1

  • -¿Lo que más detesta?

  • -La injusticia.

  • 12

  • -¿Lo peor del verano?

  • -El sudor.

-¿Y el patito feo se convirtió en cisne?

-¡No! Yo siempre he sido igual.

-¿Se sigue considerando fea?

-Bueno, no... una se saca partido y ya está (risas).

-¿Es usted más bella durmiente, más cenicienta, o no le van los cuentos?

-No me van los cuentos.

-¿Le han contado muchos?

-No, no me han contado muchos. Los leía yo (risas). Y sacaba mis propias conclusiones.

-¿Existen los príncipes azules o los suyos son más bien rojos?

-(Risas) Los míos son rojos, claro.

-El amor, ¿cómo le ha tratado?

-Bien. Siempre que he estado con alguien he sido feliz, he estado a gusto, he tenido buenas vivencias y guardo buenos recuerdos. Bien.

-Y usted, como convencida socialista, ¿podría enamorarse de un militante del PP?

-Yo creo que me costaría bastante trabajo estar con un chico del PP. Cuando la política es un eje tan importante en tu vida, y al PSOE le tienes tanto cariño, tanto amor y tanta entrega, estar con alguien que ponga en duda constantemente tus valores, tus principios y tus ideas socialistas tiene que ser muy jodido. Es como poner en duda a toda tu persona.

-¿Qué no hace la alcaldesa más joven de la Región que sí debería hacer a su edad?

-Salir de fiesta mucho más y tener menos preocupaciones. Preocupaciones grandes ajenas, no propias.

-¿Qué le dice su pueblo?

-Más que decirme, me pide, que es para lo que está una alcaldesa, para que le pidan cosas.

-¿Y qué es lo más raro que le han pedido?

-Alguna cosa curiosa, sí. Una mañana fue un hombre viudo al Ayuntamiento, y fue a preguntar si teníamos un censo de viudas.

-¿Cómo?

-Sí, el hombre estaba cansado de estar solo, y me pidió un censo de viudas (risas).

-¿Se planteó crearlo?

-Pues, ¿por qué no? Puede ser una iniciativa interesante. Seguro que ya existe algún censo de este tipo en alguna parte.

-¿Qué no le gusta de la política?

-La pompa y el boato. El aura que muchas veces parece que tiene la política, cuando aparecen los políticos, cómo se desenvuelven... No me gusta la pompa y el boato, no.

-¿Qué necesita?

-(Casi sin dejar terminar la pregunta) ¡Tiempo! ¡Necesito tiempo! Más tiempo para dedicárselo a la gente, a mi familia y a mí misma. Últimamente no le puedo dedicar tiempo ni a mi abuela, ni a mis padres... A mis amigas, también. ¡Tiempo! Y no es una cuestión de que ellos me lo pidan. Nunca me han exigido estar con ellos, o pasar más tiempo con ellos. Nunca me lo han recriminado. Pero a veces sí que me siento mal por no hacerlo.

-¿Qué echa de menos?

-Echo de menos a mi abuelo 'Chuche'. Fue una persona muy importante. Me crié con él. Teníamos mucha complicidad y me gustaba mucho estar con él. Tenía pasión por mi abuelo.

-¿Qué recuerda de él?

-Que era muy cizañero, que iba siempre con su bicicleta, con su boina. Un hombre muy de la huerta, muy 'echao palante', muy valiente.

-¿Qué aprendió de su abuelo?

-A ser valiente, sí. Y a tener recursos a la hora de enfrentarme a la vida. Era muy ingenioso, siempre estaba en su taller arreglando e inventando cosas. Por eso creo que me gustaba tanto estar con él, porque me divertía.

-¿Qué recuerda de sus veranos?

-Nunca hemos tenido casa en la playa, tampoco piscina. Somos una familia muy austera, muy humilde, como ve. Los veranos los pasaba en El Siscar, con mis abuelos. Venía a las fiestas, rellenaba el cuaderno de Vacaciones Santillana y de vez en cuando iba a la piscina. Una vez a la semana íbamos mi abuelo, mi abuela y yo a la playa, a La Puntica, al Mar Menor, en el autobús de los pensionistas. Nos íbamos a las ocho de la mañana y volvíamos a las ocho de la tarde. Solía ser los jueves. Y cuando terminaban las fiestas de El Siscar estaba deseando que empezara el colegio. Yo no tenía hermanos, y no me relacionaba con niños cuando acababan las fiestas, porque todos se iban a la playa o de vacaciones, pero yo me quedaba aquí. Pensaba: «¡Que empiece el colegio ya, que necesito socializar con alguien de mi edad!».

-De pequeña se subía al tractor de su padre, pero después no siguió sus pasos como agricultor. ¿Por qué no?

-Mi padre me lo recomendó insistentemente. Cuando estaba en segundo de Bachillerato y tenía que decidir qué estudiar, mi padre me dijo que estudiase Ingeniería Agrónoma, que si lo hacía no me faltaría trabajo nunca. Pero no le hice caso. Quizá se lo tenía que haber hecho. A mí me gusta la naturaleza, me gusta la huerta, me gusta el campo... Pero me decanté por Ciencias Políticas, que siempre me atrajo desde pequeña, también. Aunque intento aprender mucho de mi padre, de las cosas del campo.

-¿Se arrepiente de la decisión?

-No.

-¿Qué habría que resucitar?

-El espíritu de concordia que en otros tiempos ha tenido la sociedad española para enfrentarse a los retos que ha tenido este país. Lo que se suele llamar el espíritu de la Transición, pero además el talento de aquella gente, que creo que ahora nos falta.

-¿Qué no es usted?

-No soy una mala persona.

-¿Para qué es una negada?

-Tengo una gran frustración, y es saber música. Me encantaría tocar un instrumento musical. Y desde que me leí 'Instrumental', de James Rhodes, todavía más. Me pareció un libro cojonudo para aprender música. Este libro te dice que, si quieres aprender, puedes hacerlo, se pueden sacar las horas necesarias para aprender a tocar el piano, que sería el instrumento que me gustaría tocar. Pero no, soy una negada.

-¿Y qué hace muy bien?

-Escribir. De hecho estoy plasmando todos los sentimientos y anécdotas que me están ocurriendo desde que fui candidata en un libro que se llama 'Hola, Van Gogh'. Quién sabe si un día lo publico y tengo éxito (risas).

-¿Por qué ese título?

-Tengo un perro que se llama Van Gogh, que era el primero al que veía cuando llegaba a casa cuando terminaban las jornadas de campaña. Venía corriendo, y cada vez que entraba en casa le decía: 'Hola, Van Gogh'. Además, él está siempre que escribo algo curioso que me haya pasado.

-¿Qué libro le hubiera gustado firmar?

-Bueno, puestos a ser ambiciosos, 'El Quijote' (risas).

Mítines en clase

-¿Con qué momento se queda de su entrada en la Alcaldía?

-Los primeros días como alcaldesa sentía que era invisible. Una chica tan joven, por el Ayuntamiento... Cuando entraba la gente, los empresarios que iban a preguntar o a presentarse, hablaban con los funcionarios y yo estaba allí, pero no sabían que yo era la alcaldesa. Hablaban con los funcionarios de mí sin saber que yo estaba allí: 'Habéis cambiado, ¿no? ¿Cuándo podré verla?'. '¿Ah, pero tú eres la alcaldesa? ¡Si eres muy joven!'. En ese momento no era invisible, pero podía saber lo que la gente hablaba y pensaba de mí.

-Ser alcaldesa de su pueblo, ¿era un sueño de niña?

-Sí, sí. Yo daba mítines en clase, en Conocimiento del Medio cuando había que hacer una exposición. Y ganaba las elecciones. Me encantaba la política. Cuando era pequeña yo no veía los dibujos animados, yo veía los telediarios. Era una cosa que no tenía explicación, porque mis padres no son políticos y no tienen nada que ver con esto. Eso sí, el primo hermano de mi padre, Antonio Gil, fue alcalde de Santomera, y mi bisabuelo fue alcalde de El Siscar en la República.

-Nació en la etapa de Felipe González, creció en la de Rodríguez Zapatero y ahora es uno de los nombres con más futuro dentro del PSOE de Pedro Sánchez. ¿Con quién se quedaría del PP?

-¡Qué pregunta más difícil! (Piensa) Me voy a quedar con una mujer. Y me voy a quedar con Soraya Saénz de Santamaría. Me parece una tía talentosa, responsable, competente. Aunque no comparto ni principios ni ideología con ella, pero el talento, donde esté, hay que reconocerlo. Y ella lo tiene.

-Si usted fuera presidenta...

-Trabajaría incansablemente por la justicia social.

-Y si de usted dependiera...

-Cada uno llegaríamos en la vida a donde nuestro talento nos permitiera, no nuestro dinero.

-¿A qué no puede resistirse?

-(Casi sin dejar terminar la pregunta, de nuevo) ¡¡Al chocolate!! ¡Me encanta el chocolate! ¡Estoy enganchada al chocolate!

-¿De qué tipo?

-¡Todos! Blanco, negro... Y si están mezclados, también.

-¿Qué se tiene prohibido?

-Nada. Solo hacer daño o perjudicar a los demás de forma injusta.

-¿Qué tiene presente?

-¡Sacar adelante todos los proyectos que tenemos en el Ayuntamiento! Tenemos el honor de representar a todos los vecinos, y ese es un presente maravilloso, inigualable, que intento disfrutar todos los días.

-¿En qué película le gustaría habitar?

-En 'La gran belleza', de Paolo Sorrentino. ¡O en 'Amelie', de Jean-Pierre Jeunet!

-¿Qué es lo mejor de la vida?

-Los pequeños detalles. En las dos películas que le acabo de decir hay un montón de pequeños detalles, por ejemplo. Meter las manos en el saco de legumbres, andar por Roma y ver los pájaros volar, una puesta de sol... Creo que esas son las grandes cosas de la vida. Estoy convencida de que no es una fiesta descomunal, ni un momento glorioso, sino ese pequeño detalle.

-¿Y lo peor?

-Perder a las personas que quieres. Pero eso forma parte de la vida.

-¿Cuándo deseó que el reloj se detuviera?

-Cuando estaba de Erasmus (risas). Fue en Cracovia, pude viajar por toda Europa... Además tenía becas más desahogadas y pude hacer un montón de cosas. Fue una experiencia increíble.

-¿Qué le parece una ordinariez?

-El postureo. Mostrar tu vida para que los demás sepan que tienes vida es muy ordinario.

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