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Esther Martos, en el palmeral de La Palma, en Cartagena.
«La izquierda se ha vuelto a comportar como el ejército de Pancho Villa»

«La izquierda se ha vuelto a comportar como el ejército de Pancho Villa»

Abogada

Antonio Arco

Lunes, 25 de julio 2016, 09:19

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Su padre decía: «Nunca levantes los brazos, hasta que no cruces la meta, porque te pueden adelantar en el 'sprint' final y se te puede quedar cara de idiota». Cuando lo cuenta Esther Martos (Cartagena, 1970), abogada, expresidenta de la Coordinadora Estatal de Mujeres Abogadas y voz libre de Podemos, mezcla la emoción con una amplia sonrisa.

  • 1

  • -¿Un sitio para tomar una cerveza?

  • -En marzo, en el Café Cantante de La Palma (Cartagena).

  • 2

  • -¿Qué música le suena en el teléfono móvil?

  • -Ninguna.

  • 3

  • -Un libro para el verano.

  • -'El viaje de Baldassare', de Amin Maalouf.

  • 4

  • -¿Qué consejo daría?

  • -Disfrute.

  • 5

  • -¿Facebook o Twitter?

  • -Facebook.

  • 6

  • -¿Le gustaría ser invisible?

  • -Sí, tendría su gracia.

  • 7

  • -¿Un héroe o heroína de ficción?

  • -Un pirata.

  • 8

  • -Un epitafio.

  • -No quiero epitafios.

  • 9

  • -¿Qué le gustaría ser de mayor?

  • -Una anciana tranquila.

  • 10

  • -¿Tiene enemigos?

  • -No, ninguno.

  • 11

  • -¿Lo que más detesta?

  • -La cobardía.

  • 12

  • -¿Lo peor del verano?

  • -Los mosquitos.

-¿Qué le dijeron?

-Mi padre, por ejemplo: «Nunca levantes los brazos, hasta que no cruces la meta, porque te pueden adelantar en el 'sprint' final y se te puede quedar cara de idiota». Y aquí me tiene, haciéndole caso.

-¿A qué se niega?

-Intento todo lo posible negarme a las radicalizaciones políticas y a caer en los tópicos. La izquierda y la derecha están llenas de ambas cosas, y a mí me gusta tocarles las narices, echándoles en cara los tópicos, a mis amigos tanto de izquierdas como de derechas, a ver si espabilamos. Me fastidia que, si yo me declaro de izquierdas, de inmediato se me colocan una serie de tópicos que van de serie.

-¿Por ejemplo?

-Yo siempre he sido muy de la copla. Con doce años, estaba como una loca con Concha Piquer e Imperio Argentina. Hubo un tiempo en el que se consideraba 'rollo progre' reivindicarla, pero durante muchísimo tiempo estuvo muy mal vista por la izquierda. A mí qué, yo la he reivindicado siempre porque forma parte de mis orígenes y porque a mí nadie me impone lo que tengo que decir, lo que tengo escuchar, lo que tengo que sentir o y lo que tengo que hacer.

-¿Otro tópico que le parezca ridículo?

-Que el concepto de patria es de la derecha. ¿Qué tontería es esa? La patria, España, es de todos. Y la bandera de España es la misma para los del PP que para los de Podemos. No son más españoles los de derechas.

-¿Qué dice la izquierda de los de derechas que no es verdad?

-A ver, tonterías como que aquí los únicos que pensamos somos los de izquierdas. Pues no, no es cierto que nosotros seamos los iluminados y los otros los tontos del grupo.

-¿En qué han fallado ustedes en estas últimas elecciones?

-En que la izquierda se ha vuelto a comportar como el ejército de Pancho Villa. La izquierda sigue siendo indisciplinada; no tiene ni de lejos la organización de la derecha, que no deja que se le escape ni un voto de los suyos. La izquierda es más dejada, no se moviliza como los otros. No creo que haya una sola monja de clausura que no haya ido a votar, y no sé por qué me parece a mí que no votan a Podemos. ¡Genial por la derecha! El voto es la herramienta que tenemos en democracia, así es que 'chapeau' para el partido que la use y no 'chapeau' para quienes se montan toda una película para excusar su vagancia y su dejadez.

-¿Qué le suele pasar?

-Que pienso en mis tiempos de estudiante en la Universidad [de Murcia] y se me pone una sonrisa ancha. ¡Ay, cómo me lo pasé de bien!

-¿Hijos?

-No los echo de menos, pero cuando personas a las que tengo en mucha consideración me hablan de lo estupendo de la experiencia de ser padres, como soy muy curiosa me planteo que a lo mejor hubiese estado bien ser madre, y digo 'hubiese estado', ¡claro! Cuando las de mi quinta cumplimos los cuarenta, a todas se les disparó la señal de alarma biológica; a mí me rallaba el tener que estar justificándome porque a mí no me saltó nada. Los niños me encantan y toda mi vida me he llevado muy bien con ellos, pero ser madre es otra cosa. A lo mejor no lo soy por cobardía, puede ser.

-¿Qué es un lujo?

-Ser tú la dueña de tu tiempo.

-¿Qué no tiene ya?

-Energía para tirarme una noche sin dormir, ¡con lo que yo he sido!

-Muy claro, ¿qué tiene?

-Si tengo una pareja es porque creo que me va a hacer bien, porque no tengo ninguna obligación de aguantar a nadie ni de que me aguanten a mí. Sufrir por sufrir es la mayor de las tonterías.

-¿Celos?

-Pues mire, como una es muy de izquierdas y muy progre, y defiende mucho la libertad y la independencia y los espacios propios y tal y cual, yo pensaba que los celos no irían conmigo. Hasta que me enamoré de verdad, claro, y me descubrí a mí misma estando celosa, 'picada'. Pero como lo mejor es verbalizar tus emociones, porque así ves que nada es para tanto, lo hablé con mi pareja y nos reímos muchísimo. Reírse es sanísimo.

-¿Qué espera no ser nunca?

-Ni infiel, ni traidora, ni boba.

-¿Qué es verdad?

-Que de todo se aprende. Ahora soy una persona feliz, para empezar porque me encuentro bien conmigo misma y puedo mirarme a la cara de frente todas las mañanas, pero pasé por una época negra oscurísima que llegué a pensar que podría conmigo. Todo se juntó: fallecieron mi abuela, a la que adoraba, y mi padre, que padeció una enfermedad terminal muy virulenta. Cuando creía que no podría superar todo aquello, van y me dicen que tengo un tumor en la cabeza... Nunca me he sentido tan insegura... Ahora procuro no pensar en negativo. Sé muy bien que los problemas vienen solos y sin avisar, cualquier martes a deshora se te presentan delante.

-¿Qué recuerda?

-Que mi padre, ya muy enfermo, se empeñó en que nos quedásemos con su mejor imagen; se mostraba fuerte en su más absoluta debilidad, y agradecido con la vida por todo lo bueno que había vivido. Peleó hasta el final. En mi familia, si perdemos, perdemos, pero nunca nos damos por vencidos. Por malo que sea el día, sabemos que solo tiene 24 horas. Si las cosas se tuercen, me digo: «No te pongas echa una 'dramatic queen', que mientras hay vida no faltan las posibilidades de hacer muchísimas cosas».

Miradas

-¿Qué es insustituible?

-La mirada de tu padre y de tu madre no la vas a encontrar nunca en ningún sitio; imposible.

-¿Su gran satisfacción?

-La mayor, que mi padre se sintiese orgulloso de mí.

-¿Qué no quiere ser?

-La reina de lo comedido y de la entrega con reservas. Soy apasionada, me entrego de verdad, me comprometo de veras.

-¿Con qué se conforma?

-Con un baño en el mar y chocolate del bueno con poca leche, me tiene más que conformada [risas]. En la Región de Murcia somos muy afortunados con las playas: El Portús, Calblanque, las calas de Mazarrón... Tenemos una tierra rica en paisajes maravillosos.

-¿Y qué no tenemos?

-Bueno, falta mucha cultura. Necesitaríamos aumentar el nivel cultural y el pensamiento independiente, que escasea. Abunda la incultura, la ignorancia. Y eso explica muchas cosas: por ejemplo, las cantidades de basura que se dejan en plena naturaleza; lo maltratado que está el Mar Menor, a punto de colapsar; o que la voz de Murcia no se escuche en Madrid porque siempre hemos elegido a políticos que no se han hecho escuchar allí. Llevamos más de 20 años votando mayoritariamente al PP, que ha conducido a esta Región de regreso al pasado. ¿Usted sabe la cantidad de chavales a los que les tengo que decir, «machote, que te paguen en negro implica que no cotizan por ti»? Y ellos me replican, con orgullo, «es que así yo no pago a Haciencia». Y yo: «¡No, no, desgraciado, el que no paga a Hacienda es tu jefe, que no se te olvide!». Me digo a veces: «Ojalá, en vez de Ramón Luis Valcárcel, el líder de los populares hubiese sido Juan Ramón Calero [abogado del Estado y colaborador de Opinión de 'La Verdad'], que se ve un hombre culto y sensato». Puede que esta Región, en la que se fomenta la ignorancia, hubiese tenido más altura de miras.

-¿Hay un Más Allá?

-No lo sé.

-¿Qué le saca de quicio?

-Ver a un tonto crecido, ¡qué espectáculo tan deprimente!

-¿Dónde encuentra consuelo?

-Cuando lo necesito, incluso físicamente siento como si me hiciera de pronto muy pequeña. Ahora mismo, lo encuentro en los brazos de mi pareja; antes, sin duda, en mi abuela María, que me transmitía una paz de lujo. Me sentaba en la alfombra y ella empezaba a acariciarme el pelo mientras decía, «¡ay, esta lanica!». ¡Uff, qué relajación! En esos momentos, todo estaba en orden, todo estaba bien.

-¿De qué ha podido disfrutar?

-De muchos veranos felices, durante muchos años, en una casita a orillas del Mar Menor.

-¿Qué fue una sorpresa?

-¡Mi madre se ha apuntado a aprender a tocar el violín! ¡Tiene setenta y tantos años!

-¿Qué hace falta?

-Que las personas honestas den la cara.

-¿Qué no hará?

-Ir de palmera de nadie. Juégatela, saldrá bien o saldrá mal, pero no me parece legítimo que tú pretendas estar bien a costa de otros. Hacerle de palmero al que pensamos que va para arriba me parece de cobardes y mezquinos.

-¿De qué burro no se baja?

-Uno de lo burros de los que no me bajo ni a palos es de ser feminista. Hoy, las mujeres lo seguimos teniendo más difícil que los hombres en esta sociedad. La ONU hizo público el verano pasado un informe demoledor sobre políticas de discriminación de la mujer en el Estado español. El otro día leí en un periódico: «Una mujer muerta por una herida en el cuello». ¿Cómo? ¡La han degollado! No se puede ser cómplice de la barbarie.

-¿Qué hace muy bien?

-El 'mousse' de chocolate me sale de escándalo.

-¿Y para antes del 'mousse' que nos propone?

-Otro escándalo: unas manos de cerdo que me salen riquísimas.

-¿Qué es lo que espera?

-Si me como una sandía, me gusta que sepa a sandía.

-¿Quién debe gobernar España?

-Quien ha ganado: el PP.

-¿Y Podemos?

-Me gustaría que hiciese una muy buena oposición.

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