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Enrique Egea, entre las decenas de libros de novela negra que pueblan su despacho, donde pasa buena parte del día.
«Escaquearse del trabajo también es corrupción»
ESTÍO A LA MURCIANA

«Escaquearse del trabajo también es corrupción»

Enrique Egea. Exdirector de la Escuela de Negocios ENAE

Daniel Vidal

Viernes, 22 de julio 2016, 12:22

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A Enrique Egea (Murcia, 1943) no se le escapa un solo escritor de novela negra por mucho que haya nacido en Tegucigalpa, en Pernambuco o en la Cochinchina. Lee con avidez y 'pesca' nuevos lanzamientos en las librerías sin pensar en el espacio que ya no queda en casa y sin alejarse mucho de la kilométrica lista de referencias de su biblioteca, por si repite algún título. Este verano, su primero como jubilado, piensa meterse al buche «entre seis y siete» libros. Los exámenes de los alumnos ya no le quitarán tiempo al catedrático de Economía, al exdirector de la Escuela de Negocios ENAE, al exdiputado de la UCD y expresidente del CDS en la Región, al exjugador de la selección española de rugby. Sí lo harán, en cambio, las esperadas visitas de los nietos a casa y el «exquisito» suflé de melocotón que hace Cristina, su mujer, la única y más exitosa novela de amor de una vida en la que siempre tienen hueco, a diario, sonoras y contagiosas carcajadas que no logró borrar ni el golpe de Estado de Tejero, al que Egea asistió en directo como diputado de la UCD... y gastando alguna que otra broma.

  • 1

  • -¿Un sitio para tomar una cerveza?

  • -La plaza de las Flores.

  • 2

  • -¿Qué melodía le suena en el teléfono móvil?

  • -La que más se oiga, porque estoy muy sordo.

  • 3

  • -Un libro para el verano.

  • -(Tras marcarse un buen periplo verbal por la novela negra regional, nacional e internacional) Probablemente, alguno de Michael Connelly.

  • 4

  • -¿Qué consejo daría?

  • -Ser comprensivo y saber escuchar.

  • 5

  • -¿Facebook o Twitter?

  • -Ninguna de las dos.

  • 6

  • -¿Le gustaría ser invisible?

  • -No tengo ningún interés.

  • 7

  • -¿Un héroe o heroína de ficción?

  • -El Guerrero del Antifaz.

  • 8

  • -Un epitafio.

  • -Aquí yace una buena persona.

  • 9

  • -¿Qué le gustaría ser de mayor?

  • -Lo que soy.

  • 1

  • 0

  • -¿Tiene enemigos?

  • -No lo sé, es posible, pero allá ellos.

  • 1

  • 1

  • -¿Lo que más detesta?

  • -La mentira.

  • 1

  • 2

  • -¿Lo peor del verano?

  • -Las aglomeraciones.

-¿Siempre ha sido así?

-En términos generales, sí. Pregúntele a mis amigos (risas). Creo que soy una persona con mentalidad bastante abierta. Cada uno tiene su manera de ser, y hay que comprenderlo. Lo que pasa es que siempre hay gente que cree que tiene la razón en todo. Perdóneme, yo le dedico mucho tiempo a la lectura. Me leo los informes de Funcas, los del Banco de España, los de La Caixa, los de 'The Economist'. Oyes hablar a la gente y tiene mérito, porque no saben de nada y hablan pontificando (larga risa). Que la cosa no decaiga. ¡Me parece muy bien! ¡Lo mismo viven mejor que yo! (carcajada).

-Y en vez de cabrearle, le hace gracia. ¿Se toma todo con humor?

-(Sigue riendo). Me tomo las cosas con humor, pero hay veces que me pongo serio, como es natural. (Serio). No soy yo de pegar gritos, tampoco. Si me oye pegar gritos, es que la otra parte está manteniendo una posición completamente absurda que me está sacando de mis casillas.

-¿De qué se ha dado cuenta?

-No es lo mismo responder a esta pregunta con 33 que con 73, claro. Yo me he dado cuenta de que la vida pasa muy deprisa, pero también de la importancia que tiene una buena relación con tu pareja, de la importancia que tiene la familia. Cuando vas teniendo más años, te vas dando cuenta de que esto es mucho más importante de lo que tú crees. Cuando tienes problemas muchas veces recurres a los amigos íntimos, no al núcleo familiar. Con los años, sabes diferenciar la importancia que tiene la familia y la que tienen los amigos.

-¿Cuál es su mayor virtud?

-Quizá, mi empatía.

-¿Y su mayor defecto?

-Cuando tomo a un individuo por tonto ya no vuelvo a hablar con él, a ser posible. Y hay muchos a los que tengo por tontos y con los que no hablo, claro (carcajada).

-No tengo muy claro que eso sea un defecto... ¿Se arrepiente de haberle retirado la palabra a algún individuo al que tomó por tonto?

-No. Bueno, cuando me preguntan por alguien que me cae mal, porque pienso que no es honesto, o no es serio, o es un poco sinvergüenza, lo que procuro hacer es no hablar de esa persona. No me gusta hablar mal de las personas. Me preguntan, pero no digo nada (risas).

-De fiesta, ¿hasta qué hora le aguanta el cuerpo?

-Perdóneme, ahora mismo muy poco. Hasta las doce de la noche, la una como máximo. Hace poco he estado fastidiado con problemas de estrés, con problemas reumáticos... Me levanto tarde, no antes de las nueve. Algunas veces duermo la siesta del borrego, lo cual no evita que después de comer me duerma otra vez la siesta (risas). Para recuperarme de las dolencias que he tenido procuro dormir más de diez horas al día. Y me viene muy bien, ¿me entiende? Pero es una obligación, ¿eh? Prescripción médica.

-Fabuloso. ¿Algún otro achaque?

-Llevo audífonos porque perdí audición, y también he perdido visión en el ojo derecho porque hace poco he descubierto que tenía un glaucoma. Es una enfermedad que no se nota, pero que te va comiendo el nervio, y ese nervio no se recupera. También tomo pastillas contra el reúma. La rodilla derecha la tengo hecha polvo porque tuve una lesión de ligamento de la que me operaron en 1975. Algunos médicos quieren que me vuelva a operar. No, no, no... No me pienso operar. Tengo un fisioterapeuta y la bicicleta estática. Eso de meterme en la sala de operaciones no me hace ninguna gracia. La rodilla no me duele y no me impide hacer vida normal. ¿Para qué me voy a operar? Yo lo digo siempre: «¿Usted ha visto a algún médico operarse?». ¡Qué pocos médicos se operan! (Risas).

-Y la sociedad, ¿qué achaques tiene?

-Creo que hay mucho individualismo. La gente solo está preocupada de sus propios intereses, no de los intereses comunes. La corrupción es grave, hay corrupción en los políticos, y hay que establecer un sistema en el que haya tales sanciones que la gente se piense mucho el hecho de coger el dinero, ser parte de la corrupción.

-¿Solo en los políticos?

-¡La corrupción que hay en la sociedad es increíble! La gente piensa que si un profesor no va a dar clase no pasa nada, o que si se constituye un tribunal para dar una tesis doctoral a fulanita de tal no pasa nada. Esto es corrupción, y hay una corrupción en España de tres pares de narices. Unos no pagan impuestos, los otros no trabajan, se piden bajas que no existen... A mí lo que me llama la atención es que solo se fijen en la corrupción que hacen los otros, no en la propia. ¿Cuántas familias tienen gente trabajando en casa sin darla de alta en la Seguridad Social? Eso no es corrupción. Por lo visto, es solo lo que hacen los políticos... ¡Joder! En la sociedad hay una corrupción elevadísima, y eso se refleja en los políticos y en todo el mundo. Soy funcionario público, pero si quiero no trabajo. ¿Eso no es corrupción?

-¿Escaquearse del trabajo es corrupción?

-Pues claro. A ver, un tío que está en la política no se puede llevar el dinero y hay que ir a por él, hay que sancionarlo, etcétera. Estamos de acuerdo. Pero perdóneme, hay una gran corrupción en la sociedad. En las universidades, en las empresas, en los ciudadanos. En todos los sitios. ¿Por qué lo suyo no es corrupción y lo de los demás sí? Este individualismo ha aumentado mucho y por eso es mucho más difícil gobernar a la sociedad. Y el problema, además, es que la sociedad le quiere echar la culpa a los demás de lo que le pasa a ella. Vamos a premiar el talento, pero no sea usted exigente porque a ver si los alumnos van a suspender... Oímos hablar de educación, de colegios, de enmiendas, y hay gente que no se ha leído el informe PISA. ¡No leen, perdóneme! ¡No leen! ¡No estudian! ¿Por qué Singapur se ha puesto en el primer lugar del ranking? Aquí no quieren rankings, no se premian los resultados. Aquí está mal visto el tío que estudia y saca buenas notas. Así no progresa una sociedad. Oiga, y los colegios y los profesores mandan. Esto de que los padres vayan a decir no sé qué y no sé cuántos... Yo me hubiera cargado las asociaciones de padres. Solo existen en la mayoría de los casos para que los hijos saquen buenas notas.

«Falta personalidad»

-¿Qué hace falta?

-Gente que pueda llegar a acuerdos aunque pueda perder prestigio, en contra de lo que puedan opinar los demás. Lo que pasa es que falta personalidad, y hay gente que está muy preocupada por decir lo políticamente correcto. ¡El problema es que a los ciudadanos no les puedes decir lo que hay! Póngase usted como se ponga, pero la globalización va a más; no se ponga así, pero la desigualdad es muy difícil de corregir. ¿Por qué el agricultor de Murcia se ha ido a Marruecos, o se ha ido a Perú? Porque es mucho más barato hacer el mismo producto allí, y eso crea desigualdad. Nadie se atreve a explicar estas cosas porque, al que lo haga, lo llevan a la hoguera. Hay que tener personalidad para decir lo que está pasando.

-Usted dijo hace ya unos años que uno de los mayores problemas de la política española es el cinismo. ¿La cosa va a más?

-En la Transición nos entendimos todas las ideologías porque estábamos preocupados por sacar España adelante. Perdóneme. Cuando escucho a un político destacado del PSOE decir que no le pueden sacar las castañas del fuego al PP, pienso: «Este tío es idiota». A quien le tienes que sacar las castañas del fuego es a España. No veo predisposición para buscar un acuerdo, no sé si esto tiene solución. A la gente le importa un carajo los intereses del vecino. Solo preocupa cómo te puedo destruir. Y ni el PP ni el PSOE se pueden destruir. No existe la obligación de sacar esto adelante. Falta personalidad, repito. Yo creo que a Pedro Sánchez le falta personalidad.

-Dicen que es muy guapo.

-Yo le veo un poco chuleta. No me da la sensación de presidente del Gobierno. Y sus posiciones no han caído muy bien en los viejos socialistas. (Joaquín) Leguina, (Alfonso) Guerra, (Felipe) González... ¡(Alfredo Pérez) Rubalcaba no quiso ni salir en la campaña!

-Volviendo la vista atrás, ¿qué hubiera cambiado de su vida?

-En términos generales estoy satisfecho de la vida que he tenido. Hombre, sí creo que he trabajado demasiado. Visto con perspectiva, ahí tenía que haber sido más disciplinado. No trabajar los domingos, los sábados. Siempre estaba (¡y estoy!) en mi despacho.

-Un disparate fue...

-Bueno, la asonada de Tejero fue un disparate. En aquel momento pensé 'somos una república bananera' (carcajada).

-Esa sensación sobre España, ¿se le ha repetido posteriormente?

-Hombre, no. Aquello fue muy duro. Lo que más me ha impactado en mi vida, probablemente. Me dio por pensar que volvería a trabajar a Inglaterra, que me tenía que ir de España si ganaba el golpe. Para los militares, los peores éramos los de UCD, que habíamos permitido todo aquello. ¡Teníamos mucho tiempo para pensar mientras estábamos tirados por el suelo! (Risas). Yo tenía al lado al diputado de la UCD por Murcia José Antonio Dacasa, y le pedía que se asomara para ver cómo iba el asunto. No me hacía caso (más risas).

-¿Qué lección intentó enseñar a sus hijos y ahora inculca a sus nietos?

-Que, en esta vida, el progreso depende del esfuerzo personal. Muchas veces miro a mis nietos y me digo: ¿Pero qué estarán pensando? (Carcajada). Lo pasamos bien.

-¿Qué es lo mejor de la vida?

-Entenderla y vivirla. Parece mentira que no la valoremos. Lo que pretendo es darme cuenta de que ya tengo 73, de que dentro de poco entro en una época muy distinta y de que tengo que disfrutar de la vida porque la vida se va rapidísimamente.

-¿Teme la muerte?

-No. Lo único que quiero es no enterarme, que sea rápida. Pasar años inválido, dependiente, sin capacidad de hacer nada por ti mismo, y en los momentos de lucidez sabiendo que no vas a mejorar... Tiene que ser muy duro. Ahora, cuando empiece a estar mejor, viajaré más. Ahora mismo no me atrevo. El otro día me dio un mareo en Cajamurcia. También me dio uno en el campo porque me puse a trabajar muy temprano. Cuando vaya mejorando, empezaré a viajar más. Viajaría por España. Una ruta por Paradores.

-¿Cómo se ha llevado con el sexo, las drogas y el rock and roll?

-Con el rock and roll no he sido bueno. El sexo he procurado hacerlo como todo el mundo. Y las drogas... Una vez me dieron un pitillo de esos de marihuana, y cuando le había dado tres caladas dije que eso estaba muy malo. Ahí acabó toda mi experiencia con las drogas. Eso fue en Marbella, allá por los 70.

-¿Qué es lo peor de los 73 años?

-Darte cuenta de que tienes 73 años (carcajada).

-¿Y lo mejor?

-Entender que tu vida es otra, pero sabiendo que puede ser tan satisfactoria o más que con 30. Lo importante es adaptarse.

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