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Manolo Hussein, en plena forma, se entrena en el gimnasio.
«Sigo la dieta paleolítica y mi mujer es vegana»

«Sigo la dieta paleolítica y mi mujer es vegana»

Manolo Hussein. Entrenador de baloncesto y personal, y filósofo. «Cuando todos pensamos lo mismo, nadie piensa»

Pepa García

Sábado, 8 de agosto 2015, 12:44

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Manolo Hussein (Gran Canaria, 1962) entrenó al Polaris CB Murcia cuatro años, lo subió a la ACB y lo mantuvo mientras estuvo al frente. Ahora lleva cuatro años sin dirigir un equipo -«en este país enseguida te olvidan», apostilla- a la espera de una oferta que le ilusione. Mientras, es 'personal trainner' y hace «lo que hacemos todos los que estamos fuera: seguir el baloncesto, seguir aprendiendo y, sobre todo, viendo todo lo que puedo».

  • 1

  • -¿Un sitio para tomar una cerveza?

  • -La Graciosa, un islote pequeñito de las islas Canarias.

  • 2

  • -¿Qué música le suena en el teléfono móvil?

  • -No lo sé. Lo puso mi mujer.

  • 3

  • -Un libro para el verano.

  • -'El libro de los abrazos', de Eduardo Galeano.

  • 4

  • -¿Qué consejo daría?

  • -No des consejos.

  • 5

  • -¿Facebook o Twitter?

  • -Tengo Facebook.

  • 6

  • -¿Le gustaría ser invisible?

  • -No.

  • 7

  • -¿Un héroe o heroína de ficción?

  • -Soy de admirar a gente de a pie más que a héroes.

  • 8

  • -Un epitafio.

  • -No lo he pensado.

  • 9

  • -¿Qué le gustaría ser de mayor?

  • -Joven.

  • 10

  • -¿Tiene enemigos?

  • -Yo no considero a nadie mi enemigo, pero es posible.

  • 11

  • -¿Lo que más detesta?

  • -La hipocresía.

  • 12

  • -¿Lo peor del verano?

  • -El calor y que se acaba pronto.

Hijo y nieto de emigrantes jordanos refugiados en Canarias, es de familia humilde: «Mi padre era pescador. Murió cuando tenía 11 años y nunca lo llegué a conocer bien».

Vecino de un barrio conflictivo pegado al puerto -«cuando Canarias era puerto franco»-, supo mantenerse al margen de delincuencia y drogas: «Tuve amigos que pasaron por la cárcel y murieron de sobredosis; tuve la suerte de tener una familia y la sensatez de no adquirir vicios ni frecuentar compañías negativas».

-¿De qué tuvo la oportunidad?

-Cuando terminé COU, de tener una beca para ir a la Universidad Laboral, una institución privada que costaba mucho dinero. Estuve un mes y lo dejé porque me sentía oprimido. Y me puse a trabajar en lo que encontraba. Ya no vivía en casa, entre los 15 y 16 años me fui.

-¿Cómo llegó al baloncesto?

-Era muy deportista y lo compaginaba todo: los trabajos que encontraba (descargar 'containers' en los muelles, llevar pedidos en una tienda de comestibles...,) y jugar al baloncesto. No pensé que aquello fuera un medio para ganarme la vida. De hecho, no abandoné los estudios y me matriculé en la UNED, en Filosofía.

-¿Quién le marcó?

-Tuve un profesor en COU que me hizo confiar mucho en mi manera de discernir las cosas y de no estar supeditado. Me enseñó a decir no cuando es no. La primera lección importante en mi vida.

-¿Y cómo empezó a entrenar?

-Unos amigos montamos un club para que los niños de mi barrio, en lugar de estar en un ambiente complicado, jugaran al baloncesto. Tenía 18 años. Me gustaba mucho enseñar, y me sigue gustando. Con un grupo de niños de un barrio marginal fuimos campeones de Canarias, y estuvimos en campeonatos de España.

A raíz de ahí llegó la oferta del club más importante de la isla, el Claret -hoy Gran Canaria-. Empezó como entrenador de cantera, luego entrenador ayudante y, cuando cesaron a Joaquín Costa, «el presidente me dice que tengo que coger el equipo porque no había dinero para fichar a nadie». No entraba en sus planes formar parte del deporte de élite, pero «la vida empezó a dar vueltas y yo a rodar con ella hasta hoy».

-¿Ha dejado de ser entrenador?

-Sigo esperando la oferta que me ilusione para volver y, sobre todo, espero que el baloncesto no se olvide de mí.

-Ahora es entrenador personal.

-Sí, entreno a deportistas amateur que quieren prepararse alguna prueba concreta. Y me llaman para dar charlas, conferencias, hacer entrenamientos, campus...

-¿Qué tipo de gente entrena?

-Desde quienes buscan recuperar la salud y la silueta hasta quienes quieren obtener un rendimiento en una prueba concreta.

-¿Cuál es el gran problema?

-El anquilosamiento en el mundo. Cada vez nos movemos menos. Somos movimiento y casi todas las enfermedades de la gente son por inactividad y mala alimentación. La única manera de corregirlos es volver a lo básico: comer bien y moverte. Con eso se solucionarían muchos problemas y la Seguridad Social lo agradecería.

-¿Cómo cambiaría esto?

-Si se invirtiera más dinero en este ámbito en los colegios, seríamos un país más sano. Cultivar el espíritu está muy bien, pero tú vives en un cuerpo y es el que tienes toda tu vida. Las tasas de obesidad en los niños son tremendas. Algo estaremos haciendo mal.

-¿Antes mandaban tanta romana los jugadores como ahora?

-Eso no depende ni de los momentos ni del lugar ni de la situación. Depende del entrenador y de lo que está a su alrededor. El entrenador es quien toma las decisiones y no hay una relación de igualdad con el jugador. Si la directiva está contigo y respalda tus decisiones, el jugador no tiene nada que hacer.

-¿No es extraño que tras tres temporadas brillantes del UCAM Murcia, haya saltado el entrenador?

-Desconozco lo que ha pasado, pero es complicado entenderlo. Es la mejor temporada del club, en muchos momentos haciendo buen baloncesto, y el entrenador ha demostrado saber lo que tenía entre manos.

-¿Entonces?

-El problema en este país es que todos somos entrenadores. Y es más fácil opinar que tomar decisiones.

-¿En sus banquillos no hay disidencias?

-Cuando nos reuníamos en 'petit comité', sí. Soy de la idea de que cuando todos pensamos lo mismo nadie piensa. Pero una vez que se sale de ahí, la línea con la que se actúa es la de todos. Si sale mal la culpa es del entrenador y si sale bien es de los jugadores. Ésas son las reglas del juego y las acepto. Cuando me va bien: aprovecho y disfruto; y cuando me va mal: reflexiono, olvido y sigo adelante. No queda otra.

-¿Por qué hay tanta diferencia entre fútbol y baloncesto?

-No entro en un estadio de fútbol desde niño. El fútbol nunca me ha enganchado: para durar tanto tiempo, pasan muy pocas cosas. En el baloncesto en cuatro segundos puede cambiar todo y mantiene al espectador sentado y atento. Pero hay mucho de educación. Antes la mayoría de jugadores tenían su carrera y se notaba en el trato. Con el paso del tiempo, el deporte se ha hecho más profesional. Como ganan mucho dinero, la primera opción es dejar de estudiar y una buena parte se embrutece. El nivel humano, cultural y educativo es muy importante en todas las facetas de la vida. El baloncesto de ahora es más rápido, pero antes se jugaba con la cabeza. Y no sé si este aspecto puede trasplantarse al espectador.

-¿Cuántas veces ha tenido que pasar por el aro?

-Algunas veces, como todos. El que diga que no, miente. Hay veces en la vida, no muchas, que prefiero tener paz a tener razón. Pero si merece la pena, 'p'alante' como los de Alicante.

-¿Qué le ha enseñado la vida?

-A ser más dúctil. Cuando tenía 20 o 25 años, era muy radical, muy rebelde, todo eran blancos y negros. Pero la vida está llena de grises. Eso te enseña la vida.

-¿Cuando se ve apurado, pide tiempo muerto?

-No. Sigo teniendo un punto muy explosivo. Me dura poco e intento que me salga las menos veces. Tener un hijo te enseña muchísimo. Con él he adquirido paciencia. Pero si yo creo que es no, es no. Me resulta muy difícil ir en contra de mis entrañas. En eso soy muy primitivo. Me tengo que ir a la cama con la conciencia tranquila, si no no puedo dormir; y no hay nada que me joda más que no poder dormir.

-¿Qué echa de menos?

-El día a día y la competición. Me gusta estar en la cancha entrenando. Me apasiona el proceso de formación de un equipo; encontrar la unidad dentro de la diversidad. Y la competición la echo de menos por la adrenalina de jugártelo todo en muy poco tiempo. Eso es un veneno que tienes en los huesos y que no se te quita.

-¿Qué valora en los demás?

-La pasión, eso me gana. Sin pasión eres un funcionario.

-¿Cuándo fue la última vez que cogió un rebote?

-Hace mucho, pero mucho. Ser padre me ha hecho pensar más las cosas y ser más calmado, no hacer cosas de las que arrepentirme... Enfados sí, pero un rebote de los míos... Esos los solía coger en una pista.

-¿Ve bien que Marc Gasol renuncie a jugar con la Selección?

-Por qué no. Es un jugador del que nadie puede dudar de su compromiso. Lleva 14 o 15 años terminando su temporada y dedicando sus vacaciones a la Selección. Pero en España somos muy papistas. Habría que ver que harían los que le critican. La diferencia es que tú eres un tocapelotas y quieres sentarte en el sofá a ver cómo los demás trabajan.

-¿Cómo ve el Eurobasket?

-España no lo tiene nada fácil. Se tiene que meter en la final y hay selecciones que están muy bien. No creo que las bajas vayan a ser determinantes porque hay jugadores muy en forma. Pero lo tienen complicado y vienen de un palo duro.

-¿Contra quién jugaría?

-Contra Michael Jordan, por qué no. No la olería, pero me lo pasaría pipa viéndole jugar.

-¿Qué hará en vacaciones?

-Me gusta volver a Canarias. Es mi tierra. Me tira mi gente, mis amigos. Me voy a pegar un mes en Lanzarote sí o sí. Allí me reencuentro con un ritmo de vida en el que estoy cómodo. Somos aplatanados, sí, pero me encanta.

-¿Sol y playa?

-Para nada. Soy muy activo: corro, nado, de más joven navegaba con la tabla de surf... Me gusta por lo que significa, porque me he criado en la playa y me da la libertad, y la capacidad de infinitud. Para mí el sonido del mar es salud.

-¿Tanta diferencia hay entre Canarias y Murcia? Aquí tenemos fama de tranquilos.

-Sí, pero, cuando voy allí, aún bajo una marcha. Me lo pide el cuerpo. Los canarios somos 'pachorruos'.

-Test de murciano oficial. ¿Sabe qué es una bajoca?

-Ni idea. ¿Qué significa? [Judía verde] Mi suegro lo hubiera sabido. No se me olvidará.

-¿Le gusta la tortilla de pésoles?

-No tengo ni idea de qué es. [Guisantes] Yo sigo la dieta paleolítica. Como a base de verduras, fruta, pescado salvaje, carne ecológica, algo de marisco, muy poco, frutos secos y algo de semilla. Procuro no comer cereales, nada de lácteos, legumbres ni azúcares.

-¿Por qué?

-Se basa en lo que nuestra especie ha comido durante su evolución. Desde que como así me encuentro mejor, rindo más y no tengo ningún problema físico ni fisiológico. No intento que nadie siga mi ejemplo. Mi mujer, por ejemplo, es vegana.

-¿A quién sacaría la antideportiva?

-Los jodidos políticos de este país. Todos, da igual el partido. Cuando están fuera tienen muy buenas ideas y prometen, pero, luego, no sé qué les transforma.

-Fuera del deporte, ¿qué le gusta?

-Me gusta mucho leer y la historia.

-¿Qué no olvida?

-La última imagen de mi padre, un 5 de enero. Se lo vinieron a llevar en una camilla, después de tres meses de cáncer. Era un saco de huesos. Murió al día siguiente. La única lección de vida que he intentado seguir siempre es vivir el presente. Es lo único que tienes.

-¿Con qué disfruta?

-Con mi mujer y con mi hijo. Me hace muy feliz ver a Roberto y a Laura reírse juntos. El único deseo que tengo en la vida es ver crecer a mi hijo y ver en lo que se convierte. Espero que sea en un buen hombre.

-¿Qué no soporta?

-La hipocresía. Esa gente de una sonrisa en la cara y un misil en la garganta. Soy visceral, lo que ves, y a esa gente no la trago.

-¿En qué ha cambiado?

-Creo que era Saramago el que decía que el hombre no cambia, solo nutre sus convicciones. Una vez que te formas, pocas cosas cambian.

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