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Víctor Egío, tomándose una copa en un local de Murcia.
«El día que no me guste, me quedo en mi casa»

«El día que no me guste, me quedo en mi casa»

Profesor de alemán, doctor en Filosofía y concejal de Alternativa por Santomera

Antonio Arco

Jueves, 30 de julio 2015, 12:33

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Dice Cicerón: «Pensar es como vivir dos veces». De tener razón, doble ración de vida tiene asegurada Víctor Egío, 32 años, políglota, doctor en Filosofía, profesor de Alemán, concejal de Alternativa por Santomera. Activista de izquierdas, utiliza la palabra y la buena educación como armas, y busca, cuando es posible, el fresco que acaricia bajo una sencilla parra.

  • 1

  • -¿Un sitio para tomar una cerveza?

  • -El Sur. En Murcia.

  • 2

  • -¿Qué música le suena en el teléfono móvil?

  • -Lo llevo en silencio.

  • 3

  • -Un libro para el verano.

  • -'Mal', de José Daniel Espejo.

  • 4

  • -¿Qué consejo daría?

  • -Los recibo, no los doy.

  • 5

  • -¿Facebook o Twitter?

  • -Facebook.

  • 6

  • -¿Le gustaría ser invisible?

  • -No.

  • 7

  • -¿Un héroe o heroína de ficción?

  • -V de Vendetta.

  • 8

  • -Un epitafio.

  • -Vivió como nació libre.

  • 9

  • -¿Qué le gustaría ser de mayor?

  • -Viejo.

  • 10

  • -¿Tiene enemigos?

  • -Seguro que no.

  • 11

  • -¿Lo que más detesta?

  • -El servilismo.

  • 12

  • -¿Lo peor del verano?

  • La gente que se queja de él.

-¿Qué tiene?

-Lo principal: un hermano gemelo. Eso supone que, desde siempre, he tenido a mi lado a alguien. Lo hemos compartido siempre todo.

-¿Y?

-Eso ha influido en que la tendencia natural al individualismo, en nuestro caso no se haya desarrollado. Prácticamente, mi hermano y yo somos comunistas desde la cuna; y no por formación teórica, sino porque lo que había era para los dos.

-¿Amores también?

-¡No, por suerte tenemos gustos diferentes! Yo he tenido, normalmente, más compañeras del Norte: Alemania, Francia...; y mi hermano, más españolas y de América Latina.

-¿En qué han coincidido?

-Ambos hemos estudiado Filosofía, somos doctores en Filosofía, estamos desde el minuto cero en las mismas movidas políticas de izquierdas. Yo soy la cara más pública de los dos, el más relaciones públicas; y él, académicamente, es más brillante, más trabajador y más constante. Yo paso más horas en la calle hablando con la gente.

-¿Cuál es su caso?

-La gente dice que el nacimiento y la muerte son momentos de una soledad absoluta. No es mi caso: yo nací con mi hermano, y me costaría mucho imaginarme el mundo sin él.

-¿Y la sombra de Caín y Abel?

-En la historia de Caín y Abel tiene mucho que ver la propiedad privada, los bienes materiales. A nosotros no es eso lo que nos mueve en la vida.

-¿Qué daría por él?

-La vida, sin dudarlo.

-¿Qué no agunta?

-No soporto a los fundamentalistas de un solo libro; hay que leer mucho y de todo para ir encontrando verdades relativas.

-¿A qué aspira?

-A librar muchas batallas, aunque algunas las pierda. Al final, todo aquello en lo que te implicas tiene un eco que no sabemos a dónde llegará. Seguramente, los que murieron en la Comuna de París [de marzo a mayo de 1871] no se imaginaban que unas décadas después la gente iba a levantarse en Rusia evocando lo que ellos hicieron.

-¿De qué no tiene costumbre?

-Ni fumo, ni tomo cerveza.

-No puede decir lo mismo de los mojitos, porque ya vamos por el tercero. ¿Drogas?

-Hay que probarlo todo en su justa medida, pero nunca hay que perder de vista la realidad que tenemos. No me gusta la gente que utiliza las drogas como evasión, ni tampoco me gusta que se utilicen como diversión.

-¿Qué es muy raro?

-Que yo me despierte a mitad de la noche.

-¿Sueña?

-Tengo sueños surrealistas.

-¿Recuerda el último?

-En un árbol, cerca de mi casa, había un montón de pájaros pequeños, de muchas especies, que estaban intentando defenderse de unas palomas gigantes deformadas que querían comérselos. Yo acudí a salvar a los pájaros apartando de ellos a las palomas, pero sin matarlas.

-¿Qué no le atrae mucho?

-La cultura norteamericana. Soy mediterráneo, prefiero la música griega tradicional al jazz.

-¿A qué se ha acostumbrado?

-A salir todos los días corriendo de mi casa al trabajo. Apuro al máximo la cama. Si tengo que estar trabajando a las nueve, salgo de mi casa a menos cinco. Disparado me pongo los pantalones, me lavo la cara y a la calle. Y llego.

-¿Qué es?

-Optimista por naturaleza.

-¿Se gusta?

-Sí, sí, claro, el día que no me guste me quedo en mi casa y no salgo. [Risas.]

-¿También se quiere?

-Sí. Creo que el primer mandamiento es quererse a uno mismo, y así podrás querer después a los demás. El principal problema, hablando de relaciones personales, son los que se tienen con uno mismo: desconfianza, inseguridad.

-¿Usted no los tiene?

-No; ni desconfiado, ni inseguro.

-¿De qué pasa?

-De los rollos de una noche, no es el sexo sin amor lo que busco.

-¿Qué no ha hecho jamás?

-Traicionar a alguien que haya puesto su confianza en mí.

-¿Tolerante hasta qué punto?

-Soy bastante tolerante con la estupidez, con la ignorancia y con la impaciencia de cierta gente; pero soy totalmente intolerante con el caciquismo, con el servilismo y con la gente que, teniendo el poder y siendo inteligente, hace el mal no por ignorancia, sino por su propio interés.

-¿Qué es prescindible?

-Las hipotecas lo son.

-¿Cocina?

-Sí, claro que cocino.

-¿Cómo que 'sí, claro'? Yo no sé freír un huevo.

-[Risas.] He vivido mucho tiempo en Alemania, y allí cocinar era casi una cuestión de supervivencia. Lo único que te puede salvar un sábado por la tarde, con un frío que pela, son unas lentejas o una olla gitana que te recuerden quién eres.

-¿Los hombres no lloran?

-Lo que yo puedo decirle es que yo sí lloro, muy a menudo y, normalmente, en la ducha porque tampoco me apetece preocupar a nadie. Ahora mismo, cualquier noticia sobre la guerra en Siria -sobre todo las que incluyen imágenes de niños-, me hace sentir una impotencia brutal. Yo soy un 'hommo politicus' porque las injusticias me indignan.

-¿Alguna idea sobre qué es la vida?

-La vida es todo lo que hay, y mientras estemos aquí tenemos que hacer todo lo posible por poder decir al final: «Viví como nací, libre, y he luchado por lo que quería conseguir: acabar con todas las injusticias posibles».

-¿Qué hay Más Allá?

-En ese sentido, soy un marxista ortodoxo: no hay nada; como mucho, diría que no sé lo que hay.

-¿Qué le consuela?

-Por ejemplo, veo a mis alumnos y pienso que vamos en la buena dirección: tienen más sentido crítico que la gente de mi generación. La larga travesía del desierto del ladrillo fue terrible.

-¿Aborto?

-Las mujeres son dueñas de su cuerpo, y yo estaría ahí para apoyar la decisión que tomase mi compañera.

-¿Eutanasia?

-Todos tenemos derecho a decidir cómo irnos y cómo despedirnos.

-¿Qué desea?

-Siempre he querido ser padre. Muchos de los recuerdos más felices que tengo son de mi infancia, con unos padres jóvenes, vitales, activos.

-¿Qué recuerda?

-Que a mi madre la convertimos mi hermano y yo a la causa cuando teníamos 17 años: le dimos a leer 'La madre', de Gorki. Se devoró la novela y empezó a entendernos; ahora mismo, somos un tridente.

-¿Cuál es el objetivo final?

-El objetivo final es cambiar esta sociedad de mierda, donde priman el afán de lucro y el egoísmo, y los beneficios se los llevan cuatro gatos, por un sistema planificado racionalmente en el que, sin perder libertades, todo el mundo tenga derecho a tener sus necesidades básicas cubiertas. Y eso se llama modelo socialista.

-¿Y qué pasa con el PSOE?

-Dentro de poco, el PSOE le quitará la 'S' a sus siglas.

-¿Manías?

-No tengo.

-¿Con qué corriente filosófica se identifica más?

-Además de con el marxismo, con el estoicismo; es decir: a veces hay que aceptar las cosas como vienen, porque rebelarse contra cosas que no puedes cambiar en el momento, al final te genera más problemas que la situación en sí.

-¿Su gran pasión?

-Mi gran pasión, mi gran 'hobby', es la política.

-¿Fútbol?

-Soy del Barça. Recuerdo que de niño ya había partidos del Barça que veía en el bar, con mi padre, mi abuelo y mi hermano; ¡era uno de esos niños fumadores pasivos!

-¿Toros?

-Hay tradiciones que en el siglo XXI no tienen cabida. Es una fiesta que debería repensarse para que no fuese necesario para el espectáculo que sufriese el animal.

-¿Qué agradece?

-Mi abuela nos enseñó a escribir cuando teníamos tres años. Gracias.

-¿Qué reconoce?

-Que soy cabezota.

-¿Qué no veremos usted y yo?

-Un día nuestro planeta seguirá girando sin seres humanos.

-¿Su idea de la belleza?

-Un atardecer en Calblanque.

-¿«Más vale morir de pie que vivir de rodillas»?

-Por supuesto que sí.

-¿Admira a Fidel Castro sobre todas las cosas?

-Sobre todas las cosas, no, pero un respeto muy profundo por el comandante, claro que sí.

-¿Qué hay más triste que tres tristes tigres?

-Tres tristes izquierdosos murcianos debatiendo sobre la confluencia en lugar de actuar.

-¿Qué pasa en esta Región?

-Que hay cosas que están empezando a moverse políticamente, pese al empeño de quienes durante los últimos veinte años han hecho todo lo posible para que aquí no se moviese nada.

-[Ramón Luis] Valcárcel, ¿qué?

-Es incomprensible que un día vaya a disfrutar de una jubilación dorada después de haber dejado en ruinas esta Región, y eso sin que se le hayan exigido responsabilidades por ello.

-¿Qué se avecina?

-Más allá de Podemos y de IU, lo que veremos en próximas elecciones son marcas electorales y personas capaces de generar consenso.

-¿Dónde se va?

-A Tasos, aunque me iría encantado a cualquier otra isla griega lejana. Me voy a una acampada de trabajo con gente de la izquierda griega y de otros países. Voy a aprender, a debatir, a escuchar, y a reconciliarme con mi cuerpo y los sentidos. A disfrutar de cosas básicas: una buena sombra, un café bien hecho, una buena conversación, compartir sin miedo sentimientos con la gente, escuchar.

-¿De qué está seguro?

-De que alguien que siempre está contento y sonriente tiene algo de idiota.

-¿'La Internacional' sigue vigente?

-Sí, y me emociona, como me emociona un discurso de Pericles. En 2.000 años, no nos hemos movido mucho de la misma piedra: siguen las mismas injusticias y los mismos ideales.

-¿Qué hizo y estuvo genial?

-Pasé un tiempo en la Isla Grosa, con la única novia murciana que he tenido, anillando pájaros.

-¿De qué no se olvida?

-De llevar siempre una tienda de campaña y un saco de dormir en el maletero. Todavía no está prohibido dormir cuando tienes sueño en la arena de una playa solitaria.

-¿Qué no tiene, en su opinión, ni pies ni cabeza?

-Quejarse todo el tiempo del calor de Murcia. ¿Calor, dices? Pues nada, ahí está Canadá esperándote.

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