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Daniel Albaladejo, con Elena Manzanares y su perra Lola, en su casa familiar de Los Nietos.
«Me desperté y vi delante de mí a una persona que no era de carne y hueso»
DANIEL ALBALADEJO, ACTOR

«Me desperté y vi delante de mí a una persona que no era de carne y hueso»

«Hay un plato que mi padre me pide continuamente: un conejo con salsa de soja. Riquísimo. Me ve entrar por la puerta y ya me lo está pidiendo»

PPLL

Viernes, 22 de agosto 2014, 12:34

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Vestido por Lorenzo Caprile, y a las órdenes de Eduardo Vasco, está triunfando con 'Otelo', de Shakespeare. Daniel Albaladejo (Cartagena, 1971), actor de éxito -en teatro y televisión- al que adoran sus compañeros de profesión, vive un momento excelente. Ahí lo ven, tan feliz, junto a la mujer de su vida, la también actriz Elena Manzanares, y su perra Lola. Están en Los Nietos, «el sitio de mi recreo».

  • 1

  • -¿Un sitio para tomar una cerveza?

  • -La plaza de las Flores. Murcia.

  • 2

  • -¿Qué melodía le suena en el teléfono móvil?

  • -Alguna canción de mis grupos favoritos.

  • 3

  • -Un libro para el verano.

  • -'Teatro 1989-2014', de Juan Mayorga.

  • 4

  • -¿Qué consejo daría?

  • -Sé feliz.

  • 5

  • -¿Facebook o Twitter?

  • -Twitter.

  • 6

  • -¿Le gustaría ser invisible?

  • -No.

  • 7

  • -¿Un héroe o heroína de ficción?

  • -Silver Surfer.

  • 8

  • -Un epitafio.

  • -Aquí yace un actor.

  • 9

  • - ¿Qué le gustaría ser de mayor?

  • -Cocinero.

  • 1

  • 0

  • -¿Tiene enemigos?

  • -Sí, como todo el mundo.

  • 1

  • 1

  • -¿Lo que más detesta?

  • -La mentira.

  • 1

  • 2

  • -¿Lo peor del verano?

  • -Los 41 grados que a veces te caen encima.

-Ya sabe que Lorenzo Caprile dice que vestir «a una criatura» como usted «es un lujo», porque «aunque se le ponga un saco deshilachado, va a estar guapísimo porque tiene altura, tiene un cuerpazo, tiene porte». ¿Qué le parece?

-(Risas). Que Lorenzo es fascinante, ya te digo. Pero lo escucho y me parece que está hablando de otro, de verdad.

-Atrévase con un brindis.

-¡Por la suerte de estar vivos!

-¿Qué le pasa a veces?

-Que soy muy colega de mis colegas pero reconozco que, a veces, me olvido de que los tengo porque me encierro un poco en mí mismo y en mis cosas, o porque la vida me lleva a toda velocidad.

-¿De qué puede presumir?

-De ser muy currante. Por lo demás, yo sé que no soy nada especial, que soy un tipo de lo más normal. Y soy muy currante desde que decidí dedicarme a este oficio y, un día, cogí mi maleta y me fui a Madrid a empezar de cero con ochenta mil 'pelas'. Me alquilé una casa de treinta metros cuadrados e intenté, desde el primer día, ganar algo de dinero porque mi novia, que ahora es mi mujer, estaba en Murcia esperando que se viera un poco de luz.

-¿Qué ha intentado siempre?

-No casarme con nadie y aprender lo máximo de todo el mundo. Y creo que ambas cosas las estoy consiguiendo.

-¿Qué no es usted?

-No soy un golfo ni un bendito, no soy un líder y tampoco soy 'un bocas'. Y tampoco me guío por lo que los demás esperan de mí; intento ser yo, ya te digo.

-Además de su trabajo, ¿qué le hace disfrutar?

-¡Volver a Murcia y estar con mi familia: con mis padres, mis hermanos, mis sobrinos! La familia para mí es importantísima y mi tierra es algo que me marca mucho. Volver a Murcia, a Cartagena y a Los Nietos es, para mí, imprescindible. En mi tierra es donde yo me siento más yo. Me marché en 1997... Cada vez la quiero más, cada vez la echo más de menos y cada vez creo que hago más cosas para intentar volver allí; creo que el final de mi viaje será regresar a Murcia.

-¿Qué se dice estos días?

-¡'Virgencica', que me quede como estoy! En lo profesional y en lo personal estoy en un momento tan bueno que no me lo creo.

-¿Qué es lo mejor?

-Lo mejor es que Elena y yo estamos disfrutando de una especie de segunda y larga luna de miel. Llevamos muchos años juntos y estamos contentos porque lo nuestro funciona, vamos para adelante y, por primera vez, coincidimos trabajando juntos porque ella está llevando la producción en gira de 'La lengua en pedazos' [el texto de Juan Mayorga, que él mismo dirige, en el que Albaladejo comparte escenario con Clara Sanchís.]

-¿Qué tiene claro?

-Que cada vez me gusta más subirme a un escenario. Y también que mis prioridades son: mi pareja, ser feliz con lo que hago y estar orgulloso de mí. Mirarme y poder decir: 'Estoy orgulloso de ti, tronco'. Y la verdad es que, últimamente, pues sí, me lo digo, soy más benévolo conmigo mismo; antes me daba mucha caña y ahora, de repente, estoy orgulloso de lo que hago.

-¿Qué no hará aunque se le pase mucho por la cabeza?

-¡No cortaré ninguna cabellera! [Risas.] A veces dan ganas.

-¿De qué no se olvida?

-Tenía 18 añitos, [el actor y director cartagenero] Manuel Navarro me pidió que hiciese un papelito de nada en una 'Lisístrata' [de Aristófanes] que iba a montar para el Festival de Teatro de San Javier, y le dije que sí. Yo estaba estudiando Biológicas. Esa noche, en el escenario pasó algo mágico porque todavía, cuando la recuerdo, una sensación extraña me recorre todo el cuerpo. El caso es que dejé la carrera, empecé a leer teatro y me matriculé en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia.

-¿Saldría corriendo?

-Antes lo pensaba: salir corriendo, tirar la toalla, dejarlo todo. A veces, veía 'Españoles por el mundo' (TVE) o 'Callejeros viajeros' (Cuatro) y me entraban ganas de dejarlo todo y de irme por ahí lejos. Ahora no, estoy donde quiero estar y haciendo lo que me gusta.

-¿Y a qué se habría dedicado una vez que hubiese llegado 'por ahí lejos'?

-A hacer calderos, que me salen de puta madre, riquísimos.

-¿De qué está seguro?

-Creo que podría sobrevivir en una isla desierta.

-¿Cómo desconecta?

-Me gusta mucho coger mi moto y, de vez en cuando, pegarme un 'rulo' por Madrid a las dos o las tres de la mañana. Tengo una Hyosung de 125 cc, pero parece que llevo un bicho de 600 cc porque ¡no veas cómo tira! Un día me metieron trozos de piedras en el tubo de escape, ¡me cago en diez! Qué cosas hace la gente, es que no lo entiendo.

-¿De qué está harto?

-Estoy muy harto de que nos tomen el pelo, de que crean que somos gente que no pensamos; y me refiero a quienes nos dirigen. Estoy cansadísimo de que nos tomen el pelo como nación, como pueblo y como ciudadanos.

-¿Qué no hará?

-Creo que nada que no me gustara que me hicieran a mí.

-¿Qué es verdad?

-Que a mí se me ve venir, porque voy de frente y no trato de confundir a nadie.

-¿Qué no ha sido?

-No he sido un donjuán [risas], para nada. Yo, en el amor, soy de los de plato único. Conocí a Elena con 18 años y tengo 42. A veces me preguntan que cuál es nuestro secreto, pero no lo sé. Claro que, puntualmente, nos hemos aburrido el uno del otro, hemos acabado hartos y nos hemos dado algún grito, pero ha sido algo pasajero. El día a día está lleno de respeto y de admiración mutua. ¡Yo qué sé, que los dos tenemos claro que juntos es como mejor estamos!

-¿En qué no ha cambiado?

-Soy culo de mal asiento desde pequeño.

-¿Qué le suele pasar?

-Que me despisto rápido.

-¿A qué dice no?

-Digo no a la falta de respeto a nuestros mayores. No aguanto que se les falte al respeto, que se les trate como gente que ya no sirve, que se les olvide, que se les aparque, que se les deje de tener en cuenta. Soy muy amante de la gente mayor, y muy radical defendiendo su legado. ¿Qué le está pasando a esta sociedad? A los 50 'tacos' estás ya prácticamente en el hoyo. Creo que una sociedad que hace eso no es muy madura ni está muy desarrollada, porque prescindir del talento y de la experiencia de los mayores no es nada inteligente. Estamos en un país en el que andamos con el Norte perdido.

-¿Qué ha descubierto?

-Que soy un manitas arreglando ordenadores. Me he convertido en una especie de franquicia que arregla los de los colegas, y ellos están encantados, ya te digo.

-¿Vio algún fantasma?

-No sé lo que era, pero desde luego no se trataba de una persona de carne y hueso. Yo estaba solo, en la casa de la playa [en Los Nietos]. Me desperté y delante de mí vi a una persona que no era un ladrón. Me quedé alucinado, pero no sentí miedo. De repente, y lo vi perfectamente, desapareció. Fue alucinante.

-¿Alguna otra experiencia sobrenatural?

-Hace un año, en una casa rural de Asturias, pasando unos días en un momento raro de mi vida, convulso, de repente escuché, claramente, una voz que me dijo al oído: 'Tranquilo, Daniel, que todo va a salir bien'. Me pasé ese día entero con una calma increíble. No fue ningún sueño, y el caso es que la voz estaba en lo cierto.

-¿Qué es raro?

-Es raro que yo estalle. Y si alguna vez no puedo remediarlo, procuro hacerlo estando solo. Me cargo una puerta y ya está.

-¿Su lugar más especial?

-Me chifla el sitio donde veraneo: Los Nietos. Toda mi niñez, que fue muy feliz, está allí. Es un poco el sitio de mi recreo, el lugar al que siempre me gusta volver. Y también hay una ciudad que me apasiona y con la que se me va la cabeza: Buenos Aires.

-¿Qué ha sido una suerte?

-Nuestra perra, Lola, lo ha sido. Desde que mi perra [una bulldog francés] llegó a nuestra vida, la verdad es que estoy más calmado. Lo que más me gusta hacer es salir a pasear con Elena y con ella.

-¿Qué fue?

-Bastante fan del mundo nocturno. A veces veía amanecer bastante perjudicado.

-¿Dónde no le encontraremos?

-En los toros. Fui una vez a una corrida, en Las Ventas, y solo llegué al segundo toro. El sufrimiento del animal me pareció algo brutal, aunque reconozco que el espectáculo era impresionante. Pero escuchar al toro mugir, verlo sufrir, mi cuerpo no lo aguantó y me tuve que ir.

-¿Para qué se ha dado por vencido?

-Para montar muebles de Ikea soy terriblemente malo; vamos, que no soy capaz.

-¿Qué es un placer?

-¡Navegar a vela!

-¿Buen cocinero?

-Creo que sí porque, de hecho, me parece que una de las cosas que hicieron que Elena se enamorase de mí fueron unos espaguetis que le preparé, tan sencillos y de supervivencia que prácticamente no llevaban nada -aunque sí un poco de pimentón de Murcia-, pero a los que les puse todo el amor del mundo. [Risas.] ¡Y la conquisté! Se ve que pensó, '¡si con nada le salen así de buenos los espaguetis, me lo quedo!'. [Risas.] Me gusta mucho cocinar, y me encanta aprenderme los textos de los personajes mientras cocino.

-¿Su especialidad?

-Hay un plato que mi padre me pide continuamente: un conejo con salsa de soja. Riquísimo. Me ve entrar por la puerta y ya me está pidiendo el dichoso conejo con salsa de soja.

-¿Su icono sexual?

-Bárbara Rey, ¡manda huevos, eh!

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