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El grupo sueco Räfven, durante su actuación en la Plaza del Ayuntamiento. En la imagen pequeña, una mujer baila con un niño.
Que nadie deje de bailar

Que nadie deje de bailar

Los conciertos gratuitos desbordan de ritmos contagiosos y público los escenarios del día de puertas abiertas

C. R.

Jueves, 28 de julio 2016, 12:20

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Más de seis horas de música y diversión en la calle ofreció el martes pasado La Mar de Músicas en su día de puertas abiertas. Cinco de las seis actuaciones programadas en distintos espacios de Cartagena fueron gratuitas y eso se tradujo en un importante lleno de público en los conciertos más tardíos, los que comenzaron a las diez de la noche en el puerto. Hubo barra libre musical y de calidad.

En el escenario ubicado junto al mar fue protagonista la Maravillosa Orquesta del Alcohol (La M.O.D.A) con su original propuesta de música callejera de calidad, influenciada por el rock, el folk y otros estilos bien conocidos y apreciados en el festival cartagenero. Compartieron foco con el proyecto Earth, Wind & Fire Experience, liderado por quien fue guitarrista de la famosa banda americana, Al McCay, y que hizo bailar y disfrutar en la calurosa noche a un auditorio entregado a los inconfundibles sonidos que mezclan el soul, el funk y la música disco.

La jornada de puertas abiertas también ofreció a los seguidores de La Mar de Músicas propuestas singulares. Los niños disfrutaron a media tarde en el escenario de la Plaza de San Francisco del concierto de Vibra-tó, con sus originales instrumentos realizados a base de materiales reutilizados y sus melodías didácticas. Los cartageneros Nunatak les dieron relevo sobre las mismas tablas. Con una buena legión de seguidores en toda España, interpretaron sus temas limpios y evocadores, que están considerados de lo mejor del indie-fok nacional actual.

El recital de Nunatak coincidió con la sesión de folk festivo y divertido que los suecos de Räfven regalaron al público que llenó la Plaza del Ayuntamiento. Ni las cuatro gotas que cayeron de una nube caprichosa durante tres minutos detuvieron a un grupo que basa su música en ritmos e instrumentos tradicionales, contagiando alegría y las ganas de bailar. Además, en el ambiente más íntimo del Parque de Artillería actuó el Tingvall Trío.

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