Borrar
La tradición del doblaje en España se remonta a la aparición del cine sonoro, en 1927. belén díaz
¿Y V.O.S. por qué no?

¿Y V.O.S. por qué no?

Nunca antes habíamos sabido más idiomas. Uno de cada cuatro españoles dice dominar el inglés. Sin embargo, solo un 4% de los que van al cine eligen la Versión Original Subtitulada. ¿Qué hay detrás de esta paradoja?

ICÍAR OCHOA DE OLANO

Viernes, 16 de febrero 2018, 11:41

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Aunque perseveramos en los últimos puestos de la tabla de la Unión Europea como uno de los países que peor se manejan en idiomas extranjeros, nunca antes habíamos tenido un nivel más alto. Entre el 20 y el 25% de la población asegura expresarse con soltura en la lengua madre de J. K. Rowling y de su mago precoz. Sin embargo, entre oír a Darth Vader decir «I am your father» o escucharle confesar «Yo soy tu padre», apenas un 4% de los espectadores españoles de cine elegiría enterarse del secreto mejor guardado de la galaxia por boca de James Earl Jones. El batallón restante escogería al nacional -y colosal- Constantino Romero. Ese es el exiguo porcentaje de aficionados que satisface su interés por el séptimo arte en salas que proyectan cintas en Versión Original (V.O.) o en Versión Original Subtitulada (V.O.S).

¿Existe relación entre lo uno y lo otro; es decir, entre lo que escuchamos y nuestra capacidad para expresarnos en otras lenguas? Guy Heath, quien durante muchos años ha dirigido el centro de enseñanza de adultos del British Council de Madrid, no se atreve a suscribirlo de forma tajante. «Aunque es cierto que en países donde ven el cine o las series de televisión con subtítulos, como los escandinavos o como nuestra vecina Portugal, suelen tener más capacidad para aprender otros idiomas. Ahora bien, que todo el mundo empezara a ver las películas en otra lengua no haría que de la noche a la mañana lo hablaran pero, sin duda, les conferiría una ventaja para la parte de la comprensión y la pronunciación de ese idioma», afirma.

En Soria capital, la segunda cabeza de provincia menos poblada de España (después de Teruel) con algo más de 39.000 habitantes, han puesto en marcha su propio experimento. El multicine Lara, el único equipamiento que abastece de historias audiovisuales a toda la provincia, se animó en noviembre a incluir una sesión semanal en V.O.S. Para ello, tuvo en cuenta la existencia en la localidad de un cine fórum promovido por la Universidad Nacional de Educación a Distancia que exhibe largometrajes extranjeros sin traducir, el respetable número de alumnos matriculados en la Escuela Oficial de Idiomas de la ciudad y el también significativo nicho de jóvenes que estudia en la Facultad de Traducción e Interpretación. En alianza con esas organizaciones, lanzó la promoción para los jueves, a las 20.15 horas: «Cine de estreno en Versión Original, la mejor manera de aprender idiomas», publicita. El segundo gancho, un precio reducido. En vez de 6,60 euros, lo que cuesta allí una entrada convencional, 5,30, como si se tratara del día del espectador.

«Una persona que controla el inglés u otra lengua no vuelve a ver un filme doblado»

Mercedes Silva - Gerente de Multicines Lara

El resultado es por ahora desigual. De la decena de títulos que lleva proyectados -todos en inglés excepto dos en francés-, solo 'Asesinato en el Orient Express', con 75 entradas, se ha acercado a las 80 o 100 que registra de media, ese mismo día y a esa misma hora, cualquier otro largometraje traducido al castellano. Del resto, ninguno ha superado los 50 espectadores y 'Sububicon' se conformó con 24. «Nos hemos vuelto vagos. Queremos que nos lo den todo hecho. Hasta el blanco y negro se rechaza por el simple hecho de serlo. La otra razón de que el cine en V.O.S. no se demande es que no entendemos el inglés y menos otras lenguas. Porque la gente que lo controla no ve una sola película doblada», sostiene la gerente del complejo, Mercedes Silva, quien, pese a todo, no se plantea colgar el cartel del 'The end'. «Lo consideramos un servicio y nos da prestigio».

«El doblaje universaliza las obras. Por eso cada vez se traducen más»

Adolfo Moreno - Sindicato de Artistas de Doblaje

Según los datos más actualizados recabados por la Federación de Cines de España (FECE), y que corresponden a 2015, de las poco más de 3.500 grandes pantallas distribuidas en todo el territorio nacional, apenas 200 exhiben cintas de otras nacionalidades y en la misma lengua en la que fueron rodadas. En cuanto al negocio que generan, de los 94 millones de espectadores que se contabilizaron durante esos doce meses, únicamente 3,8 correpondían a las salas de V.O.S. Recaudaron 24,5 de los 572 millones de euros que contabilizaron las taquillas en total.

«Inercia cultural»

Desde la distribuidora A Contracorriente Films, que explota en Madrid y Barcelona las 25 pantallas que suman los cines Verdi - 14 de ellas en V.O.S.- enfocan el asunto desde otra perspectiva. «Si no hay más pantallas en V.O.S. es difícil que despegue este cine y, hoy por hoy, lejos de abrir nuevas salas en general, se están cerrando muchas porque algunos ayuntamientos, como el Madrid, parecen empeñandos en ello», arremete de partida Adolfo Blanco, fundador y consejero delegado de la firma. Pero hay más ingredientes que cocinan el escaso interés por las películas extranjeras sin traducir. Además de la «ausencia de un apoyo de la Administración a la V.O.S.», hay una «inercia cultural de décadas por ver cine en la lengua propia» y una industria del doblaje «poderosa y buenísima». Todo eso favorece, a su juicio, que haya «muchísimos espectadores, a los que yo considero soberanos y muy inteligentes, que prefieren no perder detalle leyendo a cambio de reemplazar la voz original por otra bien elegida». El distribuidor esgrime un motivo más. «Somos cómodos. Cuando vamos al cine buscamos trabajar los menos posible y leyendo se trabaja más».

«Con las nuevas plataformas audiovisuales se ve más V.O. que nunca»

Óscar Graefenhein - Ministerio de Cultura

Al otro lado de la barrera, el director General del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), dependiente del Ministerio de Cultura, niega la soledad del cine 'intacto'. «Tenemos una línea de ayudas a las compañías españolas independientes que distribuyen cine europeo de autor en V.O. -damos 2,5 millones de euros al año- y llevamos películas sin doblar a las escuelas, a través de la red de filmotecas, porque consideramos que es una fuente de conocimiento de cine y de mejora de las lenguas», expone Óscar Graefenhain. No solo eso. En su opinión, «hoy se ve más cine en V.O. que nunca». No maneja datos en los que sustentar su afirmación y admite, además, que «comprobarlo es difícil». El máximo responsable del ICAA se apoya en las nuevas plataformas audiovisuales «a las que se incorporan cada vez más jóvenes, que son los que saben idiomas».

Subtítulos y analfabetismo

España no es el único país en el que se realiza el doblaje masivo de películas. Francia, Alemania o Inglaterra también suelen traducir las películas extranjeras de manera más o menos sistemática. En Bélgica se subtitulan en francés y en flamenco, en Italia casi no existen salas en versión original y, en el norte de Europa y Portugal, el cine se proyecta en su idioma original y únicamente se traducen las películas infantiles para niños menores de siete años. Pese a no ser los únicos en aferrarnos a nuestra lengua materna, el doblaje en España tiene raíces robustas y profundas. Sus orígenes se remontan a 1927, con la aparición del cine sonoro, un revolucionario avance tecnológico que propició la llegada de un aluvión de cintas habladas en otros idiomas. En aquellos años, en que el porcentaje de analfabetismo en la población superaba el 44%, solo cabía subtitular las películas para hacerlas comprensibles. Más tarde, el franquismo se ocupó de convertir el doblaje al castellano en ley. Así, en 1941 promulgó la Ley de Defensa del Idioma -similar a la italiana defendida por Mussolini- con un doble propósito: defender el castellano como idea y símbolo de identidad nacionalista, y cambiar los contenidos de los filmes a voluntad del gobierno. Era el nacimiento oficial de la censura.

«Somos cómodos. En el cine buscamos trabajar lo menos posible»

Adolfo Blanco - Distribuidora A Contracorriente

Esta larga tradición nos ha hecho acreedores de la admiración del sector por la calidad de los doblajes, pero también nos reporta severas críticas. La última, la del director californiano Paul Thomas Anderson, quien firma 'El hilo invisible', candidata a seis Oscar: «España es el peor lugar para el cine de autor; el doblaje es ridículo», ha sentenciado hace apenas unos días.

Acostumbrado a un debate que viene y va de forma cíclica, el presidente del Sindicato de Artistas de Doblaje de Madrid (Adoma), Adolfo Moreno, reivindica la capacidad de su oficio de «universalizar las obras y acercarlas a todo el mundo». Contra los que demonizan el doblaje porque hiere, contamina y hurta matices, expresiones y giros, el portavoz sindical admite que «no es lo mismo una cinta original que doblada, siempre y cuando sea una de Woody Allen y no 'Armageddon'», ironiza. «Si hiciéramos caso a los puristas, convertiríamos esto de ver películas en una afición de elitistas. El doblaje es un transmisor de cultura y, por tanto, socializador. Su existencia es fundamental para que muchísima gente pueda disfrutar. No digo que no haya algún figura que se ponga a ver pelis en alemán y acabe hablándolo, pero no es lo habitual. Esto es un negocio», recuerda. «Los dueños de las películas y de las series de televisión quieren que lleguen a cuantos más personas mejor, y eso lo facilita el doblaje. Por eso cada vez se traduce más y en más países».

son las salas de proyección que ofrecen en España una programación regular de películas en Versión Original (V.O.) o en Versión Original Subtitulada (V.O.S.). El número total de grandes pantallas que hay distribuidas por toda la geografía nacional asciende a 3.500, según los últimos datos recabados por la Federación de Cines de España (FECE), y que corresponden al ejercicio de 2015.

millones de espectadores. Es el público que atrajeron las 200 salas de V.O. y de V.O.S. al término de ese año. El número global de personas que acudieron al cine durante esos doce meses alcanzó los 94 millones.

son los millones de euros que recaudaron las salas de proyección españolas de V.O. y de V.O.S. en 2015. La cantidad que recabaron las taquillas de todos los cines del país sumó 572 millones de euros.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios