El Ritz parisino vacía su desván

El suizo César Ritz inauguró el primero de los exclusivos hoteles que lucen su apellido el 1 de junio de 1898, en el 15 de la parisina Place Vendôme, donde adaptó un noble edificio construido en 1705. Lo hizo con la propagandística intención de ofrecer en él «todos los refinamientos que un príncipe podría querer en su propia casa». Dicho y hecho, en los dormitorios del establecimiento -el primero de Europa con teléfono, electricidad y cuarto de baño en cada habitación- han descansado, y otras cosas, miembros de distintas realezas, políticos, estadistas y celebridades como Marcel Proust, Charles Chaplin, Ernest Hemingway, Maria Callas o Scott Fitzgerald. Allí no entraba cualquiera. De eso se encargaban sus muy selectivos precios, igual que lo hacen ahora: una noche de alojamiento sale aquí por un mínimo de 1.000 euros y un máximo de 22.000, la tarifa en ciertas fechas de la suite Coco Chanel y de la Imperial, las dos más caras. Vistas estas cifras, no resultan especialmente onerosos los precios de partida estimados para los 3.500 lotes que agrupan los 10.000 objetos que el Ritz subastará entre el 17 y el 21 de abril. Se trata de muebles, cortinas, tapices, sillones, útiles de baño, vajillas, lámparas y otros elementos que quince personas han inventariado y catalogado durante un año. Todo ello se encuentra ahora almacenado en 124 contenedores. Se trata de las antigüedades y piezas de coleccionista que el hotel retiró en 2012, al iniciar una completísima reforma que se prolongó hasta 2016 y en la que invirtió cerca de 370 millones de euros.