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Paseantes caminan por una calle de Överkalix en un día estival de mercado. Reuters
Överkalix, un pueblo de memoria

Överkalix, un pueblo de memoria

Esta localidad sueca del Círculo Polar Árticoha aportado a los científicos datos que confirman que nuestros abuelos pesan en los genes mucho más de lo que se creía

IRMA CUESTA

Viernes, 22 de diciembre 2017, 13:20

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Puede que a más de uno le cueste trabajo creerlo, pero los genes tienen memoria. Esa idea que partió de un grupo de renombrados científicos a principios de este siglo, y que apuntaba a que las vidas de nuestros abuelos tienen mucha más influencia sobre las nuestras de lo que creíamos, es ya algo irrebatible. El aire que respiraron, la comida con la que llenaron sus estómagos, las cosas que vieron y leyeron, o la música que escucharon, nos afecta directamente por más que la mayor parte de nosotros no hayamos pasado hambre, vivido en el campo o escuchado a Antonio Molina.

Los científicos saben que todo esto es cierto porque han logrado las pruebas que buscaban en una remota población dentro del Círculo Polar Ártico (cerca de la frontera de Suecia con Finlandia) llamada Överkalix. Fueron los minuciosos archivos encontrados en ese lugar inaccesible y aislado del resto del mundo durante la mayor parte de su historia, los que nos han permitido tener la certeza de que los detalles de la vida de padres y abuelos se traspasa a los hijos antes de ser concebidos.

El interés de los expertos comenzó cuando se percataron de que en aquel lejano rincón del norte de Suecia no solo se registraban nacimientos y muertes, sino meticulosa información sobre los acontecimientos importantes de todo tipo y especialmente sobre las cosechas y hambrunas -«Nada excepcional que anotar, aunque por octavo año los cultivos se han malogrado», escribía el párroco en 1830-. Poder relacionar la vida con el alimento resultó decisivo.

El cura de esa aldea sueca ya escribió en 1830 de la hambruna provocada por ocho años sin cosechas

Según ha contado la BBC, fue Lars Olov Bygren, un experto en salud y nutrición preventiva del Instituto Karolinska, quien se dispuso a seguirle la pista a sus ancestros en Överkalix. Llegó hasta 1475 y examinando los archivos y analizando la relación entre nutrición y salud, descubrió algo importante y, cuando menos, curioso: los efectos de aquellos largos periodos de hambre sobre los habitantes de Överkalix se extendían durante cerca de un siglo y en personas a las que nunca les había faltado algo que llevarse a la boca.

Impresionado con su descubrimiento, Bygren le envió su investigación al genetista Marcus Pembrey, del University College London y ambos llegaron a la misma conclusión. Comprobaron que la vida de los nietos se veía directamente afectada por la dieta de los abuelos y que la diabetes infantil a menudo estaba asociada con el padre del padre, quien había vivido durante un período en el que el suministro de alimentos era extraordinariamente reducido.

Y ya puestos a profundizar, los investigadores llegaron a otra interesante conclusión: el efecto transgeneracional dependía del momento en la vida de los abuelos en el que la comida escaseó. De hecho, en el caso del abuelo, la salud del nieto se veía afectada negativamente si había pasado hambre justo antes de la pubertad; en el de la abuela, si había ocurrido cerca del momento de la concepción del que sería el padre de ese niño. Momentos cruciales en el desarrollo del esperma y el óvulo.

Embargo alimentario

Desde luego, antes de que el Estudio Överkalix(así se llamó en homenaje al pueblo) ofreciera pruebas irrefutables, la comunidad científica ya sospechaba que algo de eso podía pasar. Bastaba analizar casos como el ocurrido en Holanda en 1944 cuando, bajo la ocupación alemana, los trabajadores del ferrocarril decidieron echar una mano a los aliados convocando y protagonizando una huelga que los nazis castigaron con un embargo alimentario de consecuencias devastadoras. Durante aquel periodo de hambruna, al menos 20.000 holandeses murieron por falta de comida.

Sin embargo, los efectos de lo que se bautizó como 'el invierno de hambre' fueron mucho más allá del fin del conflicto y la liberación del país, en 1945. Tiempo después, los médicos comprobaron que las mujeres embarazadas en aquellos meses de escasez total dieron a luz hijos con un elevado riesgo de sufrir diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares y que algunos de los nietos de aquellas mujeres todavía tenían más posibilidades de las normales de nacer con bajo peso corporal.

Los problemas de salud que sufrieron las personas de la primera generación podían quedar explicados por la malnutrición durante el embarazo de sus madres, pero lo que llamó la atención de la comunidad científica es que Holanda ya era un país rico cuando nacieron las pertenecientes a la segunda generación y, aún así, persistía todavía el efecto hereditario. Tanta evidencia ha obligado a bautizar el fenómeno con el nombre de epigenética; una forma de decir que el genoma parece 'recordar' ciertas influencias ambientales a las que ha estado expuesto.

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