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F. OLMOS
Martes, 7 de noviembre 2017, 13:12
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Aquí puede sonar algo demencial, pero en Alemania, por motivos evidentes, no es tan extraño el toparse con una bomba de la II Guerra Mundial que permanece enterrada desde hace a saber cuánto. Por ello cuando este alemán de 81 años de edad llamó a la policía para avisar que había encontrado un objeto alargado, pesadísimo y enorme en su jardín el pasado viernes, las autoridades acudieron de inmediato y activaron el protocolo pertinente.
Preparados a evacuar el vecindario a tan sólo una señal de los primeros efectivos que se acercaban cautelosos, el resto de policías contemplaron estupefactos la escena. Uno de sus compañeros se agachaba y cogía del suelo un calabacín gigante. De 40 centímetros de largo y 5 kilos de peso, guardaba además cierta similitud con una bomba, así que se dispusieron a tranquilizar al anciano, que estaba muy alterado.
Probablemente se trataba de una broma de mal gusto y alguien lo había arrojado por la verja del jardín buscando precisamente el efecto conseguido, expresaron los agentes a los medios de comunicación.
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