Borrar
Fotografía: Pepe H. Tipografía: Nacho Rodríguez.
Jauría, Lopetegui, 'Caranchoa'

Jauría, Lopetegui, 'Caranchoa'

Cualquier día, usted y yo podremos ser ministros de Cultura y Deporte

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 18 de junio 2018, 23:23

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Veamos: si a usted no le ha llamado Presidente/Sánchez, así de sopetón a la hora del desayuno hipercalórico, para ofrecerle recién salida del horno, y porque a él le da la gana, la nueva cartera de ministro de Cultura y Deporte, no se lo tome a mal ni caiga en depresión, baja autoestima, insomnio, en ocasiones ver muertos, tratamientos homeopáticos, güija, vudú, Telecinco, dieta vegana, papiroflexia, ni se le ocurra tampoco arrojar la toalla. Cualquier día, usted y yo podremos ser ministros de Cultura y Deporte, se lo aseguro; sobre todo, y conviene saberlo para después no llevarse a engaño, si usted y yo, de nuevo, no tenemos ni remota idea de deportes y, además, presumimos de ello. Màxim Huerta fue y dejó de ser ministro en un suspiro que se hizo eterno. Podéis ir en paz. Se acostó ministro y, cuando despertó y buscó al dinosaurio de Augusto Monterroso, lo que ya no estaba allí era su buena estrella. Susto o muerte. Adiós cartera amada y adiós tomar cafetito los viernes en Moncloa. Ya no hace falta que te apuntes a pilates, lo cual siempre es un buen modo de emprender camino a conquistar Wimbledon, ni que te tengas que aprender alguna cita de alguno de nuestros grandes clásicos, aunque nunca nos viene mal, a nadie, tener presentes los versos del Arcipreste de Hita que nos ilustran sobre cómo el afán de dinero nos hace cambiar, por supuesto a peor, a la velocidad del pasmo. Ya lo saben, «hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar; / al torpe hace discreto y hombre de respetar; / hace correr al cojo y al mudo le hace hablar; / el que no tiene manos bien lo quiere tomar». Y a ti lo que te hizo, el mucho dinero supongo que ganado honradamente, que eso no es lo que está en duda ahora, es que no te importase un nardo o pijo defraudar a Hacienda, que traducido al español de Cervantes quiere decir defraudarnos a todos. Chico, que le has dejado el corazón a Presidente/Sánchez, quien confió en ti olvidándose de que fueron ministros de Cultura socialistas Jorge Semprún y Jordi Sole Turá, más hecho añicos que las figuritas de Laura Wingfield en 'El zoo de cristal'.

Irte tú y llegar José Guirao, muy vinculado a Murcia por amistades sólidas y por haberse formado aquí en su juventud y emprendido una carrera llena de éxitos en el campo de la gestión cultural. Y te fuiste con muy malos modos, gesto de uvas de la ira en el rostro, negación de la evidencia y, lo más torpe de todo, hablando de esa «jauría» que había pedido tu dimisión. Pero sabrás tú lo que es una jauría. Agradecido debías estar a la prudencia respetuosa con la que se te recibió, en general, cuando en concreto tu comportamiento, pasado y presente, se caracteriza por la imprudencia y la nadería.

Màxim Huerta no sabía de fútbol y lo más granado del fútbol va también a su propio ritmo cardíaco. Zidane dimitió, el santo varón, justo en el día crítico de la moción de censura contra Mariano Rajoy, que está siendo todo un caballero en su nueva vida, en contraposición directísima con José María Aznar. Y el otro día la montaron gorda el trío de ases formado por Julen Lopetegui, Florentino Pérez y Luis Rubiales, que tiene un apellido que se presta al cachondeo, cuando de cachondeo nada porque el país (?) se ha tomado muy a pecho la salida por la puerta de atrás del ya exseleccionador nacional, justo en el momento más inoportuno y peor aún para la Marca España. Una cosa está clara, si el tal Lopetegui -de cuyo comportamiento nada ejemplar se ha quejado con razón Maradona-, llega a ser fichado por el Barça, arde Troya con las Campos dentro. Pero se ha ido y ni se ha notado.

Y mientras tanto, Francisco Camps -no hay forma de perderlo de vista- se enfada muchísimo con una jueza. «Ya está bien. ¿Cómo se atreve a preguntarme eso?», llegó a decirle, ofendido tontamente en su honor maltrecho por propia voluntad, a la magistrada ante la que declaraba en relación con la construcción del circuito urbano de Fórmula 1 en su Valencia de su alma. Sin palabras te quedas, existentes o inventadas, porque resulta que otro menda-eminencia, el 'youtuber' este que vejó a un pobre repartidor, al que lo último que le apetecía era toparse con un cretino, llamándole 'caranchoa', ha sido absuelto de toda responsabilidad, en su asqueroso comportamiento injurioso, dado que la palabra 'caranchoa' no tiene la bendición de la RAE. Vacuidad.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios