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EL CORREO / LV
Jueves, 26 de abril 2018, 14:11
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«El avión está aparentemente normal y podemos intentar el vuelo, pero no podemos obligar a nadie a permanecer dentro. Quien uiera puede desembarcar si lo desea». Este fue el inquietante mensaje que lanzó por megafonía el pasado lunes el comandante de Vueling del aparato que debía cubrir la ruta Gran Canaria-Bilbao y que acumulaba ya un serio retraso como consecuencia de «problemas técnicos». Su aviso logró que una veintena de viajeros desembarcaran, que hubiera que retirar de las bodegas sus equipajes y que al final el avión tuviera que ser desviado a Foronda porque la pista de Loiu, en reparación, cerraba a las 23.30 horas, según informa El Correo. Eso sí, aterrizó sin incidencias.
El aparato tenía la salida programada para las 18.45, hora peninsular. No lo hizo hasta las 21.43. Una espera interminable para los pasajeros, que debieron permanecer alrededor de tres horas dentro de un avión inmovilizado en el aparcamiento de la terminal canaria por una sucesión de incidencias que acabó con la paciencia de más de uno. Una veintena, de hecho, se negó a volar.
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