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Una mujer da a luz en una piscina hinchable instalada en el salón de su casa, en Sao Paulo (Brasil). Reuters
El dilema de dar a luz en casa

El dilema de dar a luz en casa

La muerte de un bebé alumbrado en el hogar el pasado día 20 reaviva el debate sobre la seguridad

VÍCTOR NÚÑEZ JAIME

MADRID

Sábado, 9 de diciembre 2017, 10:42

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Lo que durante muchos años fue habitual, hoy es una opción valorada con parámetros científicos y empíricos casi siempre enfrentados. ¿Es seguro parir en casa? ¿Tiene más beneficios que hacerlo en un hospital? ¿En qué debe basarse la decisión? En principio, los riesgos de dar a luz en el hogar son los mismos que en un centro sanitario, siempre que se trate de un embarazo de bajo riesgo (no hay cesárea previa, índice de masa corporal bajo, hemorragias durante el embarazo, hipertensión, hipertiroidismo, asma, diabetes o epilepsia padecidas por la madre) o la gestación sea de un solo bebé (los embarazos múltiples pueden suponer un mayor riesgo). Pero si el bebé no está colocado con la cabeza hacia abajo o el parto es prematuro, es mejor que se realice en un hospital.

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recomienda que el parto se realice en un ámbito hospitalario porque pueden surgir complicaciones imprevisibles (hemorragias, hipertensión, falta de riego sanguíneo en el bebé, retención placentaria) que tal vez no puedan resolverse en el domicilio de manera rápida y eficaz. No obstante, hay mujeres que se sienten más seguras y arropadas durante el parto en un ambiente conocido e íntimo. Lo consideran más natural y fisiológico, pues tienen mayor libertad postural durante el proceso, así como la sensación de que el recién nacido sufre menos estrés y, además, todo esto favorece que, en casa, su cuerpo libere oxitocina (hormona imprescindible en el parto) con mayor facilidad.

El pasado 20 de noviembre, en La Rioja, una matrona tomó la decisión de dar a luz en casa. El parto se complicó y, tras de pasar por dos hospitales, el bebé murió. Cinco días después, el presidente de la SEGO, Txanton Martínez-Astorquiza, valoró el suceso: «Dar a luz en tu domicilio es jugártela, hoy carece de sentido».

Por estas declaraciones, Arantza G. L., una mujer de Sevilla que se define como «madre, docente e investigadora», lanzó una petición en change.org instando a solicitar la renuncia del presidente de la SEGO (ya cuenta con el apoyo de casi 4.000 personas). «El libre derecho a decidir y a acceder a dicha evidencia científica resulta flagrantemente vulnerado cuando desde una posición de poder y repercusión mediática, como la que tiene el presidente de la SEGO, se vierten esta serie de afirmaciones, sin base científica, con el propósito de atemorizar y culpabilizar a las mujeres en sus libres elecciones», argumenta Arantza G. L.

Creencias y costumbres

'El Parto es Nuestro', una asociación que «pretende mejorar las condiciones de atención a madres e hijos/as durante el embarazo, parto y posparto», también manifestó su indignación por el tratamiento del caso. «No defendemos ninguna opción de parto respecto a otra. Abogamos por el derecho de toda mujer a decidir la opción de parto que más le convenga», subrayan.

Valle Pérez Rodríguez, de 30 años, vive a las afueras de Oviedo (Asturias). Creció viendo a su madre atender partos en casa. Después de estudiar un año de Medicina, cursó la carrera de Enfermería e hizo prácticas en Inglaterra. «Ahí me di cuenta -dice- de cuán limitada estaba mi profesión por creencias y costumbres». En 2013 volvió a Asturias y, desde septiembre de ese año, comenzó a atender partos en casa.

Valle Pérez prefiere no conceder una entrevista «por temor a contribuir a la desinformación» sobre el tema y remite a su página de internet (daraluzencasa.com), donde hace públicas sus reflexiones y experiencias, y ofrece sus servicios de matrona por 1.800 euros.

En su sitio web, Pérez Rodríguez reivindica «el derecho de todas las mujeres a parir en un lugar donde se sientan más seguras». A ella le parece, en suma, que «es curioso observar cómo el parto hospitalario se implantó como más seguro cuando no había ni estudio ni evidencia clínica y, sin embargo, nos pasemos décadas desde entonces haciendo estudios para demostrar que el parto en casa es, al menos, igual de seguro».

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