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La verdad
Viernes, 6 de abril 2018, 11:32
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Los trabajadores de una zona arqueológica en Imola, Italia, hicieron un hallazgo tan asombroso como inquietante al descubrir una tumba medieval del siglo XVII o XVIII que guardaba en su interior los restos de una mujer que, a juzgar por los huesos encontrados entre sus piernas, dio a luz después de morir.
Dada la posición de los huesos, los investigadores que estudian el caso llegaron a la conclusión de que se trata de lo que se conoce como «parto de ataúd», que se da cuando el feto es expulsado del cuerpo de la madre después de haber muerto. Por la longitud del fémur, se estima que el feto tenía unas 38 semanas de gestación.
La posición frontal del esqueleto determina que fue enterrada bajo las normas tradicionales. La cabeza y la parte superior del cuerpo del bebé se encontraban bajo la cavidad pélvica de la madre, sin embargo, las extremidades inferiores aún se encontraban dentro de su vientre.
Se trata de un suceso extremadamente raro. En el artículo 'World Neurosurgery', publicado por la investigadora Siân Halcrow, de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, se explica que este hecho se debe a que tras la muerte de una mujer embarazada, los gases liberados por la descomposición del cadáver puede acumularse y llegar a desplazar el feto.
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