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S. ZAMORA
Domingo, 15 de abril 2018, 17:48
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Nadie atendía a sus llamadas de teléfono. Durante horas trató el martes de la pasada semana de contactar con su familia, pero no halló respuesta. Preocupada, decidió acudir en persona hasta el domicilio familiar, situado al norte de Hannover, sin sospechar la escena dantesca que allí se encontraría. Tras la ventana, pudo ver los cadáveres de su madre, Lezime (52 años), y su hermano Liridon (27 años), que sufría acondroplasia, tendidos en el suelo en medio de un gran charco de sangre. Ambos «murieron a causa de las mordeduras» ocasionadas por su perro, un staffordshire terrier (raza considerada de pelea), tal y como confirmó la autopsia realizada días más tarde en la Facultad de Medicina de Hannover.
Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió ese día y qué pudo desencadenar la reacción tan violenta de 'Chico', que así es como se llama el can. La madre lo compró en 2012 para protegerse de su marido al saber que su salida de prisión era inminente. Había cumplido una condena por intentar asesinarla con un hacha y dejarla parcialmente paralítica, pero Lezime seguía teniendo miedo. Siempre pensó que 'Chico' la mantendría a salvo, nunca sospechó que sería él quien acabaría con su vida.
El suceso no solo ha conmocionado a Alemania, sino que ha abierto en estos últimos días un enconado debate entre partidarios y detractores de sacrificar al animal después de que un juez decidiera que debía morir porque representaba un «grave peligro para los humanos». Finalmente, 'Chico', que permanecía en una perrera a la espera de que se cumpliera la sentencia, no será sacrificado. La noticia de su indulto se conocía ayer después de una campaña sin precedentes llevada a cabo por los defensores de los animales, que se han movilizado masivamente en las redes sociales para impedir que se ejecutara al perro.
Más de 250.000 personas llegaron a firmar la petición en la plataforma Change.org para salvar su vida. Tal fue la respuesta, que el juez se llegó a plantear aplazar el sacrificio hasta el próximo lunes. Sin embargo, la polémica generada y la avalancha de peticiones precipitaron ayer los acontecimientos. Las autoridades entonaban el 'mea culpa' y reconocían haber cometido errores graves con la familia y el perro: el pasado 4 de marzo recibieron un informe donde se recomendaba que 'Chico' fuera enviado a un refugio de animales para su observación, dada la violencia con que reaccionaba. «No tenemos respuestas para explicar por qué no se adoptaron medidas de inmediato», admitió Axel von de Ohe, un funcionario municipal. En 2011, una trabajadora social, que se ocupaba de atender a Liridon, escribió en un informe que el perro había sido entrenado para ser una máquina de combate y que las autoridades veterinarias debían enviarle a un hogar canino. Nadie le hizo caso.
La petición de indulto, que fue presentada en Change.org bajo el eslogan 'Dejad vivir a Chico', ponía el acento en la idea de que no son los animales los responsables de su violencia, sino sus dueños. «¿Es una tragedia la muerte de dos personas en Hannover? ¡Sí! ¿Es el perro el culpable? ¡No!, porque el motivo de los ataques de perros siempre hay que buscarlo en el otro extremo de la correa», señalaba el llamamiento que fue colgado en el portal. El relato de algunos vecinos y la declaración de una veterinaria, que examinó hace seis años al perro, viene ahora a confirmar ese supuesto, ya que 'Chico' pasaba casi todo el día encerrado en una jaula, porque Lezime estaba condenada a una silla de ruedas y su hijo casi no podía moverse debido a su lesión ósea.
El éxito de los animalistas en este caso es incontestable, pero el debate sobre si hay que matar a un perro cuando ataca a una persona sigue estando sobre la mesa. En España, la ley no prevé el sacrificio inmediato del can cuando muerde a alguien, sino que es el veterinario quien, tras un periodo de observación y análisis, decide si es necesario. «Normalmente, si el animal ha sido contagiado de la rabia o de cualquier otra enfermedad que le vuelve más agresivo, entonces sí se autoriza para evitar posibles contagios; de lo contrario, si el perro está sano, se devolvería casi con seguridad a su dueño tras asumir éste las responsabilidades penales, administrativas o civiles, según los casos», explica Rosario Monter, abogada especializada en Derecho Animal, quien está convencida de que en España también se habría peleado por salvar a 'Chico'. Además de estas razones sanitarias, el sacrificio de una mascota también se prevé por motivos humanitarios para que no sufra en caso de enfermedad, y cuando permanece diez días en la perrera tras haber sido recogido en la calle sin que nadie lo reclame.
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