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La Noche de Los Tambores comenzará el Martes Santo, a medianoche. AYTO. MULA
Mula, devoción a golpe de tambor

Mula, devoción a golpe de tambor

Las procesiones del Silencio y del Resucitado reúnen a decenas de vecinos, visitantes y penitentes

B. M. P.

Sábado, 24 de marzo 2018, 02:27

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Declarada de Interés Turístico Nacional, la Semana Santa de Mula brilla con luz propia. También tiene sonido propio, el de los tambores. Las calles y plazas del municipio acogen estos días a un gran número de destacadas piezas de imaginería que durante el resto del año descansan en parroquias y ermitas muleñas. Las tallas recorren la localidad en busca de los ojos de vecinos, visitantes y penitentes. Anoche se celebró la espectacular Vía Crucis con la Virgen de los Dolores y la Santa Cruz, el siguiente desfile solemne será la procesión de La Samaritana el Miércoles Santo desde la ermita de Nuestra Señora del Carmen, siguiendo el itinerario de costumbre.

El Jueves Santo, la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno comenzará a las 19.30 horas, desde la Parroquia Mayor de Santo Domingo de Guzmán. Luego, ya en Viernes Santo, dará inicio la Procesión del Silencio a la una de la madrugada y por la tarde, 19.30 horas, la Procesión del Santo Entierro. El Domingo de Pascua amanecerá con la Procesión del Resucitado desde el Real Monasterio de la Encarnación y desde la Parroquia Mayor de Santo Domingo de Guzmán, que confluirá en la Plaza del Ayuntamiento donde se producirá el Encuentro.

Por su singularidad, las esculturas son obras de destacados seguidores de la escuela de Francisco Salzillo o de nuevos imagineros apadrinados por el mecenazgo de recientes cofradías (como José Sánchez Lozano o Ramón Cuenca), que se mezclan con la luz, el color y la suave temperatura de la temprana primavera.

Pero antes de que la cera de las velas gotee más las empinadas calles, Mula enmudecerá con el peculiar sonido de su Semana Santa en 'La Noche de Los Tambores', la fiesta más singular que tiene lugar a lo largo del calendario local. Su reconocida Tamborada, iniciada en la medianoche del Martes Santo en la Plaza del Ayuntamiento, reunirá a miles de tamboristas vestidos con túnicas negras. Ininterrumpidamente y hasta las 16 horas del Miércoles Santo, la ensordecedora música acallará cualquier otro atisbo de ruido, provenga de donde provenga. El Viernes Santo y el Domingo de Resurrección los nazarenos golpearán sus palillos marcando el ritmo propio de Mula por las calles de la ciudad, dentro de los horarios establecidos por el Bando de la Alcaldía.

El origen de esta singular fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, parece que distaba mucho de rendir fidelidad al recogimiento de la Semana Santa que siempre han divulgado los poderes eclesiásticos. Las ordenanzas municipales recogen, al menos desde mediados del XIX, recomendaciones para el buen comportamiento de los habitantes de la Villa y prohibiciones expresas de 'andar por las calles con tambores' si no es dentro de las procesiones y con permiso de la autoridad. Se cree que fue en este siglo y por estas fechas cuando se consolidó la costumbre, asociada al pueblo y denostada por la iglesia y por la clase burguesa.

Tras este controvertido nacimiento del toque del tambor en Mula, llegaron los continuos impedimentos que los tamboristas encontraron a lo largo de los siglos XIX y XX. Todas estas trabas puestas a la fiesta del tambor estaban encabezadas por la Iglesia y el Ayuntamiento, pero cuanto más se reafirmaban los contrarios a la fiesta, ésta parecía reavivarse, aunque casi siempre bajo un continuado y exhaustivo control municipal.

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