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OPINIÓN

De un modelo a un sistema sanitario

PPLL

Jueves, 23 de julio 2015, 01:07

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'Modelo sanitario', 'sistema sanitario' y 'asistencia sanitaria' son términos que, aunque en muchas ocasiones se usan indiscriminadamente uno por otro, no responden a los mismos conceptos aunque se hallen estrechamente vinculados entre sí. A veces esta confusión dialéctica perjudica el adecuado debate social sobre la sanidad en los foros donde este tiene lugar.

El modelo sanitario como tal responde fundamentalmente a postulados de naturaleza ideológica o planteamientos políticos que establecen un marco preconcebido que fija de qué manera se financiará la cobertura sanitaria y la protección de la salud, cuál es el grado y la extensión de la ciudadanía amparada o qué competencias asumen las instituciones y administraciones frente a las responsabilidades personales de los individuos.

En la actualidad, pueden distinguirse a grandes rasgos tres grandes modelos sanitarios con todas sus posibles variantes en ellos: modelo liberal o estadounidense, modelo estatista, y el modelo mixto o europeo.

En el modelo liberal estadounidense la responsabilidad de la protección de la salud recae en el individuo. Es este quien, a través de pólizas subscritas por él o en las grandes empresas por estas directamente como parte del salario, financia su propia cobertura sanitaria. El estado solo asume parcialmente esta tarea en colectivos tales como los ancianos sin recursos (Medicare), las personas con rentas más bajas (Medicaid) o los miembros de las fuerzas armadas y veteranos, vía red sanitaria militar. La reforma del presidente Obama va en la línea de la subvención del importe de las pólizas y la obligatoriedad de la suscripción de estas.

En el modelo estatista, por el contrario, el Estado asume de forma absoluta la responsabilidad y la organización sanitaria. Ha estado vigente en países de influencia soviética aunque en la actualidad sus postulados están sujetos a matizaciones y modificaciones propias de una evolución hacia realidades menos rígidas.

En Europa y países de su entorno e historia el modelo adoptado es de naturaleza mixta otorgando roles al estado y a la iniciativa privada en la gestión y provisión de los servicios que no en la financiación, que es siempre de naturaleza pública bien sea a través de las cotizaciones sociales mediante cuotas obligatorias de trabajadores y empresarios (Modelo Europeo Mixto de Seguridad Social) o bien por impuestos recaudados (Modelo Europeo Mixto de Beveridge) sin un criterio finalista. Este último modelo ha dado lugar a los sistemas nacionales de salud vigentes en numerosos países del continente.

En España, nos desenvolvemos dentro de un modelo de naturaleza mixta que ha ido evolucionando de paradigmas de seguridad social a los de la actual realidad del sistema de salud descentralizado en las comunidades autónomas. Este enfoque permite una cobertura de carácter universal para todos los ciudadanos, financiado vía impuestos con aportaciones de estos en algunas prestaciones.

El modelo como tal es aceptado y goza de consenso de forma casi mayoritaria por la sociedad y forma parte de nuestro estado de bienestar como una de sus piezas clave. La concreción de cualquiera de los modelos en su realidad organizativa practica es lo que denominamos sistema sanitario y por lo tanto este, si esta mucho mas sujeto a la interpretación, la reflexión y la critica sobre su nivel de eficiencia, sostenibilidad, accesibilidad, etc.

Un sistema sanitario no es sino un conjunto de estructuras organizativas, centros, servicios y actividades del sector público y privado de un país cuyo fin y orientación es dar satisfacción y una respuesta adecuada a las necesidades que en salud presentan sus ciudadanos.

Esta diferencia entre modelo y sistema hace que los europeos, que compartimos un excelente modelo sanitario, tengamos sistemas muy diferentes en estructuras y funcionamientos. Estas diferencias se articulan en varias categorías como en la definición de la cartera de servicios del sistema que puede hacerse en algunos países a nivel central y en otros localmente, o en la provisión de asistencia en atención primaria que puede ser píblica (España, Finlandia, Italia, Portugal, Suecia o Grecia) u ofertada por iniciativa privada (Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Luxemburgo, Holanda, Reino Unido).

También varía la elección libre de médico de familia, que es absoluta en Irlanda, Italia, Reino Unido, Austria, Alemania o Bélgica, siendo en el resto de naciones libre con limitaciones.

Son llamativas las disimilitudes en los filtros de acceso a especialidades de nivel hospitalario o en el 'copago'. En España y Reino Unido éste solo se da en prestaciones farmacéuticas con receta mientras por ejemplo en Finlandia o Suecia existe en atención primaria, asistencia hospitalaria, urgencias y recetas.

Estas diferencias entre sistemas permiten, y a la vez dificultan, establecer comparaciones sobre gasto sanitario y eficiencia pero visualiza diferentes materializaciones de un mismo modelo plasmado de formas diferentes en sistemas sanitarios distintos.

La interacción entre modelo y sistema sanitario dará un resultado en forma de asistencia sanitaria con mayor o menor grado de satisfacción y eficiencia para los ciudadanos.

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