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Grand Corps Malade, autor de 'El ritmo de las agujas del reloj', de la ed. Grijalbo.
«Siempre quedarán secuelas que superar»

«Siempre quedarán secuelas que superar»

El ritmo de las agujas del reloj marca la pauta de este cuestionario exprés en el que Grand Corps Malade, Fabien Marsaud antes de tener nombre artístico, habla directamente de aquella experiencia terrible y enriquecedora que comenzó antes de cumplir los 20 años

p. manzanares

Martes, 24 de junio 2014, 08:00

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¿Por qué ha decidido escribir ahora este libro?

Siempre supe que iba a escribir esta historia algún día, pero puede ser que me haya costado un tiempo explicarla serenamente.

Dice que el dolor es una buena fuente de inspiración

El dolor, la melancolía y la tristeza generan imágenes más bellas que la alegría o la felicidad.

¿Qué es lo peor que recuerda de no poder moverse nada?

Tener ganas de rascarme la frente y no poder hacerlo.

¿Qué importancia tienen las visitas de familiares y amigos?

Para mí fueron cruciales porque el apoyo te da moral y la moral te da fuerza para seguir luchando.

En su situación, sin poder moverse, ¿qué momentos de intimidad podía tener en el hospital?

Ninguno.

¿Qué relación se establece entre el paciente y el auxiliar de enfermería que le ayuda?

Es una relación especial, aunque siempre hay con quien te llevas mejor o peor, por supuesto. Es una relación de ser humano a ser humano en la que hay que lidiar con el afecto, con mucha sensibilidad Pero lo más especial es que los necesitamos, nos son indispensables.

¿Cómo se vive el proceso de rehabilitación psicológicamente?

Es un progreso continuo, escalado pero lo cierto es que tienes que aceptar que siempre quedarán secuelas que superar.

Un día le dijeron que, pese a todo, no podría volver a practicar deporte y se despidió de sus planes de futuro

Y eso es lo que intento trasmitir en el libro. Tienes un mundo que de repente se derrumba. De hecho, para mí el peor momento fue cuando me dijeron que no podría volver a jugar al baloncesto, cuando eso era precisamente lo que hasta entonces había decidido hacer.

Y por fin llegó su primera silla de ruedas eléctrica , ¿cómo la recuerda?

Como una puerta que se abre, que te permite un poco más de libertad.

¿El primer día que logró ponerse en pie en la piscina pensó?

La esperanza está en camino.

¿Más momentos buenos?

Todos los que pasé con mis colegas en el centro.

¿Ha aprendido mucho de ellos?

Me han mostrado lo que es la dignidad y me han enseñado a ser valiente y a darme cuenta de que he tenido suerte.

¿Aquella experiencia ha cambiado su forma de ver la vida?

He aprendido a relativizarlo todo.

Si algún joven está en la misma situación por la que usted pasó le diría que

Paciencia y valor. Lamentablemente no tengo otra receta para vivir estos momentos tan duros.

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