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Episodio de contaminación en la ciudad de Madrid.
El diésel y el cambio climático aumentan el asma y la alergia

El diésel y el cambio climático aumentan el asma y la alergia

El combustible hace que las plantas generen un polen con proteínas de estrés que aumenta su alergenicidad, mientras el cambio climático está alterando los ciclos de polinización

redacción

Lunes, 4 de abril 2016, 20:05

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Las enfermedades alérgicas, como el asma bronquial, la rinoconjuntivitis alérgica y la dermatitis atópica, han experimentado un aumento espectacular en los últimos 40 años en los países industrializados, según alerta la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). El asma es más frecuente en países ricos que en países pobres; predomina en las zonas urbanas respecto a las zonas rurales y se da más en los países occidentales que en el este de Europa.

«La contaminación no sólo afecta a los humanos. Las plantas están sufriendo sus efectos y están reaccionando de manera defensiva fabricando nuevas proteínas, denominadas proteínas de estrés, que tienen un efecto directo sobre la alergenicidad de los granos de polen», explica el doctor Joaquín Sastre, presidente de SEAIC. «Las partículas de emisión diésel producidas por los vehículos y las calefacciones crean un ambiente hostil y las plantas presentan proteínas diferentes a los pólenes de zonas no contaminadas, más agresivas».

Debido a la emisión de gases con efecto invernadero, los factores meteorológicos se alteran, como la temperatura de la Tierra que aumentó casi un grado a nivel global en los últimos cien años, según el Panel Intergubernamental en Cambio Climático. Esto ocasiona modificaciones en el comportamiento de las plantas, que adelantan el inicio y retrasan el final del período de floración, con lo que se amplía la duración del período de polinización, y por lo tanto hay una mayor exposición a los pólenes.

Alteración en los pólenes

«El cambio climático también está provocando cambios en la distribución de las plantas, ya que estos fenómenos meteorológicos (lluvia, sequía, tormentas) pueden extinguir determinadas especies y hacer aparecer otras nuevas en zonas donde antes no existían. Esto va a ocasionar una modificación de los pólenes en una determinada área geográfica y, como consecuencia, aparición de pacientes con alergia a plantas a las que no lo eran», ratifica el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC.

Los expertos explican que el aumento de las alergias a pólenes se podría explicar por la presencia de partículas eliminadas en la combustión de los motores diésel de los vehículos que, en la actualidad, han superado a los de gasolina. «Las proteínas de estrés, que se encuentran en los pólenes de zonas contaminadas por la utilización de combustible diésel, originan pólenes más agresivos en las ciudades y en poblaciones que viven cerca de autopistas en comparación con los pólenes de zonas rurales sin contaminación», afirma el doctor Moral. «Por este motivo, en las ciudades a pesar de existir menos pólenes que en el campo, la presencia de las proteínas de estrés sobre ellos hacen que existan más casos de alergia».

En España, el aumento de las temperaturas y los mayores niveles de CO2 está dando como resultado un adelanto en la floración de las gramíneas, el olivo y las cupresáceas. «Esta prolongación del periodo de polinización ocasiona mayor tiempo de exposición a pólenes, mayor concentración por los gases con efecto invernadero y más agresividad por la contaminación», concluye el doctor Moral. «Los síntomas comunes de alergia -congestión nasal, picor ocular, dificultades para dormir y falta de aire cuando se realiza alguna actividad deportiva- se potencian en los pacientes afectados».

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