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Bayas tibetanas.
Los antioxidantes no funcionan contra el cáncer

Los antioxidantes no funcionan contra el cáncer

Pese a que se promocionan como beneficiosos, no previenen ni frenan el avance de tumores, sino que incluso pueden hacerlos crecer más deprisa

borja robert

Lunes, 12 de octubre 2015, 08:24

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En 2010, GSK detuvo un ensayo clínico masivo con el que pretendía demostrar las propiedades contra el cáncer del resveratrol, un antioxidante. La salud de los pacientes que lo recibieron empeoró lo suficiente como para justificar que se cancelase. Un tiempo después, la farmacéutica interrumpió definitivamente sus investigaciones sobre este compuesto, presente en la piel de las uvas, tras haberlo promocionado durante años como la molécula de la eterna juventud. Aumentaba la longevidad de gusanos intestinales, levaduras y moscas, pero las pruebas con humanos apuntaban a todo lo contrario. Desde entonces, decenas de experimentos con otros antioxidantes han llegado a conclusiones parecidas. Y aunque todavía es pronto para dar una respuesta definitiva, cada vez son más las pruebas de que ni ayudan contra el envejecimiento ni contra los tumores y, probablemente, son perjudiciales para los enfermos de cáncer.

El último trabajo que refuta sus beneficios lo ha elaborado la Universidad de Gotemburgo (Suecia), que publicó sus resultados el viernes en la revista Science Translational Medicine. Es el segundo similar que presentan en dos años. «Ya hemos demostrado que los antioxidantes promueven el avance de los tumores cuando menos de dos formas diferentes», explicó Martin Bergö, líder de este estudio. Su última investigación analiza la interacción de estos suplementos dietéticos con el melanoma y han detectado que su consumo masivo multiplica por dos el avance de la metástasis en este tipo de tumor. En 2014, descubrieron que también aceleraban el crecimiento del cáncer de pulmón.

«Existen estudios que indican que los pacientes de cáncer tienen especial tendencia a consumir suplementos dietéticos que contienen antioxidantes», señaló Bergö. «Pero nuestros últimos trabajos, sumados a la información disponible de algunos ensayos clínicos de gran tamaño con antioxidantes, apuntan a que las personas que han sido recientemente diagnosticadas deberían evitarlos». Las contradicciones entre los resultados experimentales -que apuntan a que son perjudiciales- y la creencia popular -que los considera un suplemento dietético ideal- tienen al menos dos explicaciones. Una de precipitación científica y otra de engaño deliberado al consumidor, aún vigente, por un vericueto de la legislación.

Favorece la propagación

Desde el lado de la ciencia, hace años que se sabe que los radicales libres -moléculas o átomos en situación química inestable por tener un electrón desparejado- pueden provocar tumores. También, que los antioxidantes son muy efectivos para destruirlos. Muchos, por tanto, asumieron que incorporarlos a la dieta podía ayudar a prevenir tumores y a frenar su crecimiento. Entre ellos, GSK durante su ensayo clínico de 2010. Pero como ocurre a menudo, las cosas no son tan sencillas. Ahora se cree que los radicales libres provocan tumores y, simultáneamente, son tan agresivos con ellos como con el resto del cuerpo. Por tanto, que tomar antioxidantes si ya existe un cáncer -aunque sea minúsculo y no esté diagnosticado- favorece su propagación. «De hecho, muchas células tumorales tienen defensas antioxidantes», explica Manuel Collado, investigador especializado en células madre, cáncer y envejecimiento en Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS).

«Es uno de los problemas de tener unos resultados prometedores en ciencia básica y saltar demasiado pronto a los ensayos clínicos con personas», señala Collado. «Además, es fácil que a la gente le suene muy atractivo que puede protegerse contra el cáncer comiendo algo o tomando suplementos dietéticos». En España y otros muchos países, las propiedades antioxidantes de los vinos, algunos zumos, muchas frutas y otros productos como las bayas de Goji se promocionan recalcando sus supuestas propiedades beneficiosas -no demostradas científicamente- incluso hoy. Como no son medicamentos, las empresas que los producen y venden no tienen que respaldar sus afirmaciones con evidencias científicas claras.

Según los investigadores de la Universidad de Gotemburgo, podría darse el caso de que el consumo elevado de antioxidantes desate, sin pretenderlo, el avance descontrolado de un tumor pequeño o de una lesión precancerosa. Y recomiendan minimizar su consumo tanto a pacientes oncológicos como a personas con alto riesgo de sufrir un cáncer. También reclaman más investigación en este campo. «Si el cáncer de pulmón es el más común y el melanoma el que más rápido se extiende, tenemos que estudiar otros tipos de tumores y de antioxidantes para hacer una evaluación realmente efectiva del papel que juegan los radicales libres y los antioxidantes en el avance del cáncer», apuntó Bergö. Su equipo, aclaró, ya está en ello.

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