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Comedor del nuevo restaurante Focus, en el barrio murciano de La Flota. Nacho García / AGM
Un rincón en La Flota

Un rincón en La Flota

Focus abre sus puertas en Murcia con la intención de dar un buen servicio de comidas tradicionales con algunos aperitivos llamativos

SERGIO GALLEGO

Viernes, 22 de diciembre 2017, 21:21

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Una película de Will Smith inspiró a Ismael García a levantar la persiana de su local con el nombre de Focus. Se trata, según él, de focalizar la experiencia en lo novedoso, lo diferente, para ofrecer al comensal un valor añadido. Focalizar la atención del comensal, en resumidas cuentas. Con dos semanas de trayectoria del local, este objetivo está lejos de ser cumplido y, me da la sensación de que, más que un restaurante diferente, se puede convertir en un restaurante de cabecera para los vecinos de la zona, porque si bien no encontramos una cocina de autor que quede marcada a fuego en la memoria, sí que estamos ante una gran cocina a un precio muy razonable.

Ismael es un buen representante de las últimas remesas de estudiantes que ha sacado el Centro de Cualificación Turística y la UCAM y, tras haber hecho sus pinitos en restaurantes, en eventos gastronómicos como responsable de zona y por empresas como ElPozo Alimentación, ha decidido dar el paso y curtirse en mil batallas abriendo su propio restaurante.

El local es austero, sin un encanto especial más allá de que está situado en un jardín y en los días buenos de sol las mesas en la terraza prometen convertirse en centro de reuniones interminables. El servicio de sala es flojo. Todavía por ajustar en protocolos básicos de servicios.

De la comida destaco dos elaboraciones imprescindibles: la croqueta de gamba roja y la tarta de queso. Ambos platos son imposible de encontrar de mayor nivel en toda la Región. La croqueta es cremosa, crujiente y sabrosa. No desprende esos aromas a amoniaco que encontramos en otras elaboraciones hechas con gambas de peor calidad. Y la tarta, un espectáculo de suavidad y frescura. No se los pierdan por nada en el mundo.

De buen nivel encuentro una crema de ajoblanco con piñones que ofrecen como aperitivo de cortesía, una croqueta de setas y un pulpo con un cremoso de chorizo que recuerda a aquella elaboración que hacía en su día David López -Local de Ensayo- con su famoso cremoso de sobrasada.

Original, distinto y bien resuelta llega la versión de zarangollo de García, donde la verdura está bien pochada con su piel y el huevo ha sido cocinado a baja temperatura, dejando la yema perfecta para romper y remover. Correctos, un poco 'al dente' las legumbres, se comportan los garbanzos con chorizo, y con un mezclum con aristas la ensalada de salmón con vinagreta de naranja que forman parte del menú del día.

El rabo de vaca y el rodaballo son platos a los que darle un par de vueltas más. Si bien la carne está tierna, el sabor resulta un tanto insípido por la falta de punto de sal, de especias y de salsa. Por el contrario, viene con unas excelentes patatas fritas en dados hechas al momento que piden por sí solas ser embadurnadas de una inexistente salsa del rabo cordobés. El pescado está delicioso. La cocción al vacío lo deja al punto perfecto y muy jugoso, pero una pobre presentación a base de una salsita y tres patatas y el hecho de dejar el filete tal y como sale de la cocción -blanco nuclear- hace que el aspecto no sea todo lo apetitoso que debiera.

Si por lo que fuese no os gustase el queso, probad, para terminar, el arroz con leche, un buen final para un restaurante que merece la pena visitar y que a poco que García trabaje como él suele hacerlo, se le quedará pequeño como proyecto. Al tiempo.

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