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Raphael.
«Lo que me hace disfrutar es el mañana»

«Lo que me hace disfrutar es el mañana»

Murcia recibe con los brazos abiertos la nueva gira de un Raphael que se confiesa 'Loco por cantar'

ALBERTO FRUTOS

Viernes, 22 de septiembre 2017, 22:54

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Parar es una opción, nunca una obligación. Y Raphael lo tiene claro, no duda ni un segundo de que la carretera está para ser recorrida de inicio a fin, con sus curvas peligrosas, sus desvíos fuera de mapa y sus líneas rectas. ¿Jubilación? No, gracias. La retirada a tiempo no siempre termina en victoria. Catapultado hace más de cinco décadas a una fama y un prestigio que no le ha abandonado ni en los tiempos en los que el pasado parecía ser más una condena que una referencia, Raphael continúa pisando cada escenario, contando y cantando cada canción y enfrentándose a su carrera desde una perspectiva de trabajo basada en la entrega absoluta. No es cuestión de supervivencia impostada, hablamos de pasión por la profesión, de necesidad de mirar cara a cara a un público fiel incapaz de poner ojitos a otros, de ignorar las hojas gastadas del calendario, de seguir, seguir y seguir. Porque de Raphael siempre se debe hablar en presente, como lo hace un título tan contundente como el de su nueva gira, 'Loco por cantar', donde se aleja de los arreglos orquestales que marcaron su imponente 'Sinphónico World Tour', para actualizar y tomar el pulso eléctrico a su lista inagotable de clásicos y ver qué tal les sienta el aire libre a las canciones de su último trabajo discográfico, 'Infinitos Bailes'. Una excusa perfecta, cualquiera lo sería, para charlar con un artista esencial de nuestra música. Aquí y ahora.

  • Cuándo Sábado 23, a las 21.30 horas

  • Dónde: Plaza de toros

  • Cuánto: 30/52 euros

-¿Sigue sin tener un día libre en su calendario?

-Procuro tener mi vida ocupada en las cosas que me gustan, sí, pero no siempre. A veces prefiero descansar, estar en casa, compartir algún rato con la familia o disfrutar de los amigos. Es algo que también necesito. Pero es cierto que tengo muchísimas cosas que hacer en mi día a día.

-¿Y cómo se vive con ese ritmo de trabajo? ¿Dónde se encuentra la calma en esa vorágine de actividad constante?

-La cuestión es que esa vorágine de la que hablas la disfruto mucho. A mí estar en un escenario me gusta una barbaridad, es decir, no supone ningún sacrificio. Todo lo contrario. Así que me considero una persona que tiene la enorme fortuna de trabajar en lo que le apasiona. Doble suerte.

-Últimamente tengo la sensación de que andamos todos especialmente ensimismados con la nostalgia. Para alguien como usted, tan empeñado en mirar hacia delante, pero al que es imposible no citar como todo un clásico, ¿qué le parece este volver y revolver el pasado?

-Bueno, normalmente a la gente le gusta mirar atrás porque sienten que en el pasado eran más felices. Yo no. Nunca he sido nostálgico. Y fíjate si he hecho cosas a lo largo de mi vida, ¿eh? Pero solamente me acuerdo de ellas si me las hacéis recordar vosotros, si me preguntáis sobre ello. De lo contrario, las dejo estancadas y ya está. A mí lo que me preocupa y me hace disfrutar es, no ya el presente, sino mañana, el futuro. Creo que, por suerte para mí, no soy una persona que se quede sentada recordando lo que hizo, que es lo que suele pasar. Soy una persona que se queda sentada proyectando lo siguiente que va a hacer. Puede que llegue el día en el que me dé por recordar, no digo que no, pero me parecería extraño siendo como soy.

-Hablar con un artista de su talla impresiona, no le voy a engañar, pero, a estas alturas, ¿qué es lo que intimida a Raphael?

-El público. No me intimida, no significa que le tenga miedo, pero me da respeto. Y un agradecimiento profundo, es la combinación de ambos sentimientos.

-Afirma haber trabajado siempre con total libertad. ¿Cómo se consigue algo así a lo largo de más de cinco décadas en el mundo de la música?

-Proponiéndoselo. Ha habido épocas en las que me han intentado manipular, aunque, eso sí, con buena intención. Por ejemplo, algunas de las casas discográficas con las que he trabajado a lo largo de mi carrera, sobre todo en mis comienzos, intentaban controlar lo que cantaba, aconsejándome temas que, supuestamente, iban a resultar éxitos seguros, pero yo siempre me he cerrado en banda. He hecho siempre lo que he querido, nunca me han obligado a hacer nada. No porque no lo hayan intentado, lo siguen intentando, pero soy muy contundente con estas cosas. Yo sé, o creo saber, lo que debo hacer.

-En los últimos años se ha mostrado muy cercano a artistas jóvenes, ofreciéndoles siempre su experiencia y confianza. Durante sus primeros años, ¿contó con el apoyo por parte de figuras consagradas?

-Totalmente. Cuando empecé tuve de mi parte a toda la profesión, sin excepción. Por eso pretendo seguir ese ejemplo con los artistas que mencionas. En mí van a tener a un amigo siempre dispuesto a hablar con ellos y a un artista siempre dispuesto a cantar sus canciones. Lo que sí que no intento es aconsejarles demasiado, porque creo que cada uno debe hacer lo que siente.

-En su opinión, ¿qué tiene de especial esta generación de nuevas figuras musicales de nuestro país con la que ha conseguido una conexión tan potente?

-A mí me han entusiasmado todas las generaciones musicales que ha habido. Me emociona el hecho de que decidan meterse en este jaleo tan espantoso de ser artistas (risas).

-En ese sentido, es bastante destacable su último trabajo discográfico, 'Infinitos bailes', que cuenta con una lista de compositores absolutamente deslumbrante. Desde Bunbury a Manuel Carrasco, pasando por Mikel Izal, Dani Martín, Vanesa Martín, Pablo López o Rozalén, y terminando con Virginia Maestro, Iván Ferreiro y Vega, entre otros. ¿Dónde nace la idea de llevar a cabo un proyecto de esta envergadura? ¿Cómo fue el trabajo con cada uno de ellos?

-A todos ellos se les propuso componer una canción para mí y, después de decir que sí, se les dijo que tenían libertad para escribir lo que quisieran, sin ningún tipo de pauta o reglas que seguir. Trabajar con ellos ha sido maravilloso.

-Visto los estupendos resultados obtenidos con este trabajo, ¿tiene pensado realizar un disco similar próximamente?

-En enero comienzo un nuevo proyecto, pero va a ser completamente diferente. A mí me gusta mucho variar, siempre intento no hacer dos cosas demasiado similares de forma continuada. Digamos que, usando el argot flamenco, me gusta tocar muchos palos.

-En lo que respecta al directo, usted está acostumbrado a realizar conciertos de más de tres horas con un repertorio de casi 40 canciones; ¿cómo es el antes y el después de un despliegue de fuerza e intensidad de esas dimensiones?

-Los momentos previos los vivo siempre muy tranquilo, porque salir de otra forma a dar un concierto sería un error. Luego en el escenario es donde me excito y me dejo llevar, el lugar en el que me permito ponerme un poco nervioso. Y al final, esto no te lo vas a creer, siempre protesto por algo (risas).

-Vamos, que usted sigue siendo todo un perfeccionista.

-Sí, desgraciadamente. Es un trauma pero, ¿qué le vamos a hacer? Soy así.

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