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La cabeza de la manifestación en defensa del lobo, el domingo, a su llegada a la Puerta del Sol.
Entre la persecución y la protección

Entre la persecución y la protección

Miles de personas exigen en Madrid que el lobo sea declarado especie protegida, mientras los ganaderos reclaman aumentar los sacrificios

ALFONSO TORICES

Martes, 14 de marzo 2017, 22:55

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El movimiento de defensa del lobo ibérico se hizo visible el domingo en las calles de Madrid, donde, por segundo año consecutivo, se celebró una manifestación convocada por más de un centenar de organizaciones de defensa de la naturaleza, entre las que destacan WWF, Ecologistas en Acción, Lobo Marley o Equo.

Miles de personas marcharon entre los alrededores de la estación de Atocha -sede del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente- y la Puerta del Sol. Reclamaron a Gobierno y comunidades autónomas que declaren a este depredador autóctono especie protegida en todo el país, como ocurre desde hace años en Portugal, y, por lo tanto, para acabar con las «constantes matanzas de lobos», entre sacrificios tasados y autorizados cada año de patrullas forestales del Norte de España y cazadores, para controlar su proliferación, y el furtivismo.

Los conservacionistas recorrieron el centro Madrid tras la pancarta 'Lobo vivo, lobo protegido', con imágenes de animales muertos en numerosas provincias y la constante imitación del aullido del cánido.

Dos realidades

Precisamente hoy se cumplen 37 años de la muerte del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, férreo defensor de la especie y uno de los divulgadores que más contribuyó con sus reportajes a alertar y tratar de evitar el riesgo de extinción de esta especie. Sin embargo, la situación jurídica del lobo en España tiene hoy dos realidades muy diferenciadas. Al Sur del Duero, por mandato de la UE, es una especie protegida -no se puede cazar ni sacrificar- debido a que está casi extinguido, pues, oficialmente, solo hay entre dos y tres manadas en Guadalajara y el Norte de Madrid, e indicios de un puñado de ejemplares en Sierra Morena.

La situación en la autonomías del Noroeste del país, donde vive casi el 100% de los lobos españoles, entre 2.000 y 2.500 ejemplares, es dispar, pero en ninguna son especie protegida. Castilla-León, que concentra el 60% de las 297 manadas detectadas; Galicia, con el 28% de los ejemplares; y Cantabria, con el 4%, permiten su caza controlada y fijan cupos de sacrificio anual (control de población) que ejecutan los forestales y los cazadores, o ambos. Asturias, con un 12%, casi 40 manadas, no permite la caza y el sacrificio lo ejecutan forestales.

La Rioja y el País Vasco impiden que se asienten manadas en su territorio. El plan de gestión del lobo en todas esta autonomías incluye indemnizaciones a los ganaderos por los ataques a sus rebaños; aunque las consejerías reconocen que, en los últimos años, han llegado mermadas y con retraso.

Los naturalistas piden que las administraciones hagan compatible la protección total en toda la Península con un plan de ayudas a la ganadería extensiva que prevenga y minimice los ataques al ganado y esté complementado con indemnizaciones «rápidas y justas» por bajas en los rebaños. Proponen el uso generalizado de mastines y pastores y de vallados modernos y rediles de recogida nocturna, entre otras medidas, y añaden que el cambio traería grandes beneficios gracias al turismo ecológico y de naturaleza.

Las organizaciones de ganaderos, sobre todo las de zonas con mayor presencia de manadas, denuncian que las administraciones se quedan muy lejos del número de ejemplares que deberían sacrificar cada año para minimizar los ataques, que, dicen, van en aumento y por los que si se les indemniza es «tarde y mal». En este clima de malestar, se han producido en el último año actos de vandalismo como la muerte a manos de furtivos, en Asturias, de una decena de lobos cuyos cadáveres han exhibido macabramente en postes de carretera, aparcamientos o calles; sucesos que investiga la Fiscalía.

Los cazadores, como indica la Fundación Artemisan, bendicen el sistema actual de control por caza selectiva y tasada, porque compatibiliza, creen, la protección de los rebaños y la de la especie. Como prueba de ello, recuerdan que, de 2012 a 2014, según el censo oficial, los lobos en España aumentaron un 18,8% y pasaron de 250 a 297 manadas.

Las autonomías tiene la sensación de estar en un fuego cruzado. La consejera asturiana del ramo considera que ninguna de las partes tiene toda la razón: ratifica que no es cierto que los sacrificios tasados esquilmen a los lobos, pues en Asturias hay dos manadas más que hace dos años (de 37 a 39) y reconoce que hay algunos ejemplares en zonas ganaderas donde antes no había «y no deben estar»; pero también asegura que los daños de los ataques en Asturias se han reducido un 21% en los últimos cuatro años.

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