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El garbancillo de Tallante: hábitat y habitantes

El 31 de mayo finaliza el proyecto Life para la conservación del garbancillo de Tallante. Atrás quedan cuatro años de intenso trabajo llevado a cabo por investigadores de la escuela de Agrónomos de la UPCT, codo con codo con los técnicos del Ayuntamiento de Cartagena y de la Oficina para el Impulso Socioeconómico del Medio Ambiente.

JUAN JOSÉ MARTÍNEZ SÁNCHEZCATEDRÁTICO DE PRODUCCIÓN VEGETAL DE INGENIERÍA AGRONÓMICA DE LA UPCT

Viernes, 17 de junio 2016, 09:44

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El 31 de mayo finaliza el proyecto Life para la conservación del garbancillo de Tallante. Atrás quedan cuatro años de intenso trabajo llevado a cabo por investigadores de la escuela de Agrónomos de la UPCT, codo con codo con los técnicos del Ayuntamiento de Cartagena y de la Oficina para el Impulso Socioeconómico del Medio Ambiente. El proyecto ha supuesto un gran avance en la conservación de esta especie en peligro crítico de desaparición y endémica del oeste de Cartagena, al aplicar en acciones concretas de conservación todos los conocimientos científicos adquiridos previamente sobre su biología. Gracias al proyecto Life, se ha delimitado con precisión el hábitat real y potencial de esta especie (exclusivamente ligado a las zonas volcánicas del oeste de Cartagena) y se han redactado interesantes recomendaciones para el manejo del hábitat, que se verán reflejadas en el plan de recuperación de la especie, un documento emanado del proyecto que ya está en proceso de información pública para su aprobación. De igual modo, los avances técnicos relativos a la conservación de semillas en bancos de germoplasma, a su multiplicación en vivero y a su introducción en campo garantizan la posibilidad real de ampliar su área de distribución De hecho, gracias a los acuerdos de custodia del territorio que ha establecido la Entidad de Custodia del Territorio para la Conservación del Garbancillo de Tallante (Ecuga; asociación sin ánimo de lucro constituida al amparo del proyecto Life) con los propietarios de algunos terrenos, se han introducido en campo más de 7.000 plantas, que ya han aportado al suelo decenas de miles de semillas en nuevas áreas potenciales de distribución.

Por otro lado, las acciones de divulgación del proyecto han ido calando en la sociedad, de manera que son muchas las personas de la Región que se han comprometido con la conservación de esta planta y de todos los elementos naturales y culturales que caracterizan su hábitat. Pero, aunque el cariño que profesa la gente a esta emblemática especie del oeste de Cartagena va a ser fundamental, lamentablemente no va a ser suficiente para su conservación. El garbancillo de Tallante necesita un hábitat determinado: esos antiguos cultivos de almendro en secano recientemente abandonados o con mínimo laboreo sobre suelos de textura ligera y permeable, desarrollados en las faldas de los cerros volcánicos abancalados desde antiguo y siempre asociados con algo de manejo por parte del hombre, que impide que la instalación definitiva del matorral compita con el garbancillo por los escasos recurso hídricos del suelo y que oxigena la tierra de vez en cuando con el arado somero. Pero si el garbancillo necesita hábitat para sobrevivir, los habitantes del medio rural también necesitan recursos para subsistir. El mantenimiento de estos cultivos tradicionales, que antaño mantuvieron a la población del medio rural, hoy ya no son rentables y además muestran una clara desventaja económica frente a los cultivos forzados e intensivos del regadío del Campo de Cartagena o frente a las posibilidades económicas que ofrece una gran ciudad como Cartagena, en donde los sectores industrial y de servicios permiten el bienestar económico de decenas de miles de habitantes. Este desequilibrio económico y social entre el secano del oeste de Cartagena y el resto de la comarca podría suponer la despoblación y el abandono definitivo del hábitat de la planta y, por tanto, del manejo antrópico tradicional que propició un nicho idóneo para ella. El abandono definitivo de estos cultivos de secano a los que se asocia el garbancillo supondrá una homogeneización del paisaje y de los hábitats que no beneficiará a la biodiversidad en su conjunto. Por tanto, la única apuesta ganadora para la conservación del garbancillo de Tallante a largo plazo es la apuesta por la conservación de los habitantes de la zona y de sus costumbres. Este es el reto por el que trabaja la Ecuga y al que deberían sumarse decididamente las administraciones local y regional.

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