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La abeja, uno de los insectos más amenazados en la Región en esta época del año, poliniza una flor.
Muerte en primavera
REPORTAJE

Muerte en primavera

Expertos en apicultura y representantes de Greenpeace advierten de que el uso de fitosanitarios provoca cada año la pérdida masiva de abejas y otros insectos polinizadores en la Región

Juan Ruiz Palacios

Martes, 14 de marzo 2017, 22:56

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Lo dicen los especialistas, con tono de preocupación: «La muerte masiva abejas es la alarma que nos avisa de que la naturaleza sufre un grave problema por culpa de los plaguicidas que utilizan los agricultores». Según la organización Greenpeace España, Murcia es la segunda comunidad autónoma de España donde más plaguicidas se utilizan, lo que conlleva que en esta época del año mueran millones de abejas en colmenas próximas a cultivos de fruta de hueso.

Las alarmas saltaron a mediados del pasado mes de febrero, cuando la Comunidad Autónoma emitió una nota de prensa informando que tres millones de abejas habían muerto en una finca en la pedanía de Cañada de Gallego, en Mazarrón. Desde la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente aseguraron que se había abierto una investigación para tratar de averiguar las circunstancias que rodearon este hecho.

Tanto Greenpeace como los especialistas en apicultura denuncian cada año las malas prácticas de los agricultores, que pasan por utilizar productos fitosanitarios con el objetivo de acabar con la vida de las abejas. Carlos Zafra, veterinario de la asociación de Apicultores de la Región de Murcia, explica que «Murcia es una región con una agricultura muy intensiva, donde prospera la fruta de hueso cada vez más. Los agricultores necesitan a las abejas para que polinicen sus campos, y muchos de ellos están concienciados con este tema, pero otros, no».

El problema, según relata Zafra, ocurre a principios de febrero, en los cultivos de nectarinos extratempranos, que tienen una plaga llamada 'trips'. «Es este tiempo suceden las primeras intoxicaciones de abejas, porque los productores usan fitosanitarios y fumigan para acabar con la plaga. Esos productos matan también a las abejas. Sin embargo, la situación es mucho más grave en los cultivos de cítricos. Estos agricultores están menos sensibilizados porque piensan que no necesitan a las abejas para polinizar. Además, los de variedades híbridas, como las mandarinas, no quieren tener insectos polinizadores en sus campos. Fumigan con el objetivo de acabar con las abejas».

La polinización cruzada es el principal motivo de que algunos productores de mandarina quieran acabar con las abejas. «Hay variedades de mandarinas que no tienen pepitas. Cuando una abeja poliniza otro cultivo con hueso y después poliniza ese tipo de mandarina, al final sale con hueso, por lo que el producto se devalúa en el mercado y el agricultor pierde mucho dinero. Por este motivo, quieren acabar con los insectos polinizadores que hay en sus zonas», puntualizan los expertos, que sostienen que «la Administración tendría que tomar nuevas medidas para que esto no pasara».

Zafra señala que «los análisis que hemos realizado por nuestra cuenta en la asociación determinan que la muerte de las abejas en Cañada de Gallego fue provocada por productos fitosanitarios como 'spinosad' y 'meteocarb' -el uso de este último sí está autorizado-». Sin embargo, añade que, «en los análisis realizados desde la Consejería, solo se encontró el componente neonicotinoide, que no está autorizado en nectarinos». Este componente provoca en las abejas trastornos nerviosos y desorientación. El Seprona, por su parte, que recibió las denuncias de este último episodio de mortandad masiva de abejas no reveló datos sobre el curso de la investigación que llevan a cabo.

Según la Comunidad Autónoma, en el registro regional figuran 413 explotaciones activas, que cuentan con 93.307 colmenas. De ellas, 85.000 (91%) se encuentran incluidas en asociaciones. La producción contabilizada en el año 2015 superó las 746 toneladas de miel y los 26.000 kilos de cera.

Cifras «alarmantes»

Zafra, al igual que el responsable de Agricultura de Greenpeace España, Luis Ferreirim, proponen una reordenación de los cultivos como solución al problema: «Agrupar los cultivos de mandarinas en una zona donde todos los demás sean híbridos -variedades seleccionadas que no producen pepita- o incluso cubrir los terrenos con unas redes especiales para que los insectos polinizadores no tengan acceso directo a las mandarinas». Esa sería una solución, «aunque también se pueden llevar a cabo otras prácticas, como desarrollar una agricultura ecológica y no utilizar, bajo ningún concepto, productos fitosanitarios que puedan acabar con las abejas», puntualizan. De hecho, en varias fincas de Alhama de Murcia ya se han instalado redes para que los cultivos no tengan este problema.

Según un informe elaborado por Greenpeace, «el 72% de los cultivos de consumo directo en la Región dependen de este tipo de polinizadores, siendo la cifra más elevada incluso que en el conjunto de España (70%). Y la Región, además, es la tercera comunidad más vulnerable a la pérdida de polinizadores». Para Luis Ferreirim, «las cosas están mejorando poco a poco y los agricultores se están dando cuenta de la importancia que tiene para los cultivos la polinización». Añade que «hay muchas alternativas a los plaguicidas. Tenemos que ser conscientes de la importancia de esos pequeños insectos y así mantenerlos en su mejor estado de salud. Con los plaguicidas mueren, además de abejas, miles de polinizadores silvestres».

Desde enero de 2014, todos los productores europeos están obligados a utilizar la gestión integral de plagas, «que sigue manteniendo el uso de algunos plaguicidas, aunque restringe la mayoría de manera brutal». Por ello, «la Administración tiene que eliminar del mercado los productos nocivos que provocan la muerte de los polinizadores. Así aumentaría la biodiversidad y la existencia de fauna y flora en la naturaleza».

Para Ferreirim, «lo ideal es practicar agricultura ecológica, que es lo que apoyamos y fomentamos desde nuestra organización. Esta es la única solución con futuro y vistas a largo plazo que erradicaría la muerte masiva de abejas».

395.000 euros en ayudas

Una portavoz de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente explica que «la Comunidad va a intensificar las inspecciones en floración para conocer la incidencia del uso de fitosanitarios y así evitar posibles afecciones a los polinizadores en general y, en particular, a las abejas». La consejera Adela Martínez-Cachá asegura que «se va a constituir una comisión de seguimiento para verificar las buenas prácticas agrarias en relación con la apicultura», y recuerda «la importancia de un sector que el año pasado recibió ayudas por valor 395.000 euros procedentes del Plan Nacional Apícola».

En cuanto a las muestras tomadas en floración, «todos los plaguicidas detectados eran productos autorizados para este uso, a excepción de una explotación donde se detectó el uso de un plaguicida del tipo neonicotinoide, que supuso la incoación a un expediente sancionador», puntualizan desde la Consejería. Añaden que «el Servicio de Sanidad Vegetal llevó a cabo en 2016 un programa específico de inspecciones en floración para conocer la incidencia del uso de fitosanitarios y se realizaron 25 inspecciones».

Este programa es adicional al Plan de Vigilancia en el Uso de Productos Fitosanitarios que se desarrolla de forma continuada y que, hasta el momento, ha realizado un total de 250 inspecciones sobre los agricultores. «Estos planes han contribuido a poner de manifiesto que el 98% de las muestras analizadas cumplen la normativa de uso de productos fitosanitarios», sostienen desde la Consejería.

de abejas murieron en el último episodio de mortandad masiva ocurrido el pasado febrero en una finca de Cañada de Gallego (Mazarrón).

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