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Ascensión Hernández, una de las personas que cede su terreno al Banco de Tierras, contempla un naranjo en su huerto.
Reflotando la huerta murciana

Reflotando la huerta murciana

Murcia y Bullas se suman a los municipios en los que ya hay Bancos de Tierras, Molina de Segura y Albudeite; son suelos fértiles en desuso que sus propietarios ceden para que otros los cultiven

Juan Ruiz Palacios

Martes, 20 de diciembre 2016, 23:44

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Hace seis años compró un terreno en La Albatalía porque su sueño era tener una casa en medio de la huerta de Murcia. Pero Ascensión Hernández fue perdiendo poco a poco la ilusión hasta que ese sueño se apagó por completo. «El terreno tiene 900 metros cuadrados y está muy bien situado. Además, la tierra, en perfecto estado, permite cultivar cualquier tipo de plantación», relata esta murciana, orgullosa de tener una finca en esa zona y de ser una de las primeras personas en apuntarse en el Ayuntamiento a la iniciativa del Banco de Tierras para ceder sus terrenos a otra persona para que sean cultivados.

El Banco de Tierras es una iniciativa que han puesto en marcha varios municipios de la Región. Consiste en que los propietarios de un terreno en desuso cedan ese suelo a otras personas con el fin de proporcionarles un modo de empleo y potenciar así el cultivo de las tierras fértiles. Esta medida se ha aplicado en Murcia, Molina de Segura, Albudeite y Bullas, y se espera que más municipios se sumen. Sin embargo, se trata de una propuesta que requiere de la participación ciudadana para funcionar.

En Urbanismo, el Ayuntamiento de Murcia ya ha recibido 15 solicitudes de personas dispuestas a llevar a cabo plantaciones y reflotar así la huerta. En cambio, tan solo ocho propietarios están dispuestos a ceder sus fincas. Por ello, el Consistorio reclama una mayor participación e implicación de la ciudadanía.

«Trabajo como administrativa y formo parte de la Federación de Deporte de Discapacidad Física. Cuando me enteré de que se había puesto en funcionamiento el Banco de Tierras, no me lo pensé dos veces y llamé al Ayuntamiento», relata Hernández, quien aún espera formalizar el contrato de cesión con algún interesado. Uno de los detonantes para que se apuntara al proyecto fue que «la medida está hecha también para ayudar a personas con discapacidad física y gente que no tiene empleo, y creo que es una manera de que salgan adelante», puntualiza Hernández, quien admite no tener conocimientos para cultivar el huerto. «Que el Consistorio de Murcia me diera la oportunidad de arrendarlo y que no me costara dinero me pareció una sugerencia atractiva. Aquí se pueden cultivar todo tipo de alimentos porque la tierra es fértil», añade. «Aún no se han puesto en contacto conmigo, pero sé que hay personas interesadas».

Los contratos entre arrendador y arrendatario tienen una duración de cinco años. Los requisitos son que el huerto, privado, no puede estar más de tres meses sin cultivar, el contrato será de cinco años y las personas que se encuentran en paro, discapacitados, jóvenes en riesgo de exclusión social y jubilados tienen prioridad para solicitar y participar en la iniciativa.

El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Murcia, Antonio Navarro Corchón, señala que «el objetivo es recuperar los huertos abandonados y fomentar la utilización de los cultivos ecológicos tradicionales de la huerta murciana». El edil hace hincapié en que «se trata de proporcionar un medio de empleo a personas con dificultades para encontrar trabajo. Estas acciones van encaminadas a crear una denominación de productos de la huerta de Murcia y, además, se creará un mercado para comercializar los productos».

«Vamos a hacer convenios con asociaciones para que se lleven a cabo cursos de formación para agricultores sin experiencia. Los productos ecológicos que se consigan se podrán comercializar en el Mercado de Proximidad del Plano San Francisco», apunta Navarro Corchón.

Toñi Morales, otra vecina de Murcia con terrenos en la Era Alta, ha solicitado cederlos al Banco de Tierras y se muestra entusiasmada. «Dejamos que un vecino plante patatas en nuestro terreno de 2.000 metros cuadrados. Y hemos solicitado participar porque a mi hermana y a mí nos parecía algo muy práctico», afirma. «Estoy a la espera de que algún arrendador se interese, pero no lo vamos a ceder si no nos sale rentable. Por lo que hemos oído, el alquiler lo quieren poner bastante barato, y no estamos de acuerdo», añade.

«Da pena ver el abandono»

La murciana Noelia Peña es una de las ocho personas que han pedido un terreno para cultivar productos de la huerta en él. «Estoy haciendo un curso de hostelería y aparte trabajo. Siempre me ha dado mucha pena cuando he visto terrenos abandonados en mitad de la huerta», señala. Peña alquiló un terreno hace unos años en Cobatillas para plantar cebollas.

«No salió bien porque no tenía el conocimiento mínimo necesario. Ahora, con un terreno de los del Banco de Tierras, me gustaría volver a plantar cebollas, porque ya sé qué es lo que tengo y lo que no debo hacer. La experiencia es un grado», sostiene ilusionada. A esta apasionada de la huerta no le importa el lugar en el que esté el terreno. «Me da absolutamente igual. Lo único que pido es una pequeña parcela para hacer mis plantaciones. Pero tiene que haber facilidades, como alguna acequia cerca para que se pueda regar».

Molina de Segura fue el primer municipio en implantar un Banco de Tierras para regenerar los terrenos en desuso. Sin embargo, fuentes consultadas por este diario sostienen que, «en estos momentos, está todo parado por las dificultades que entraña encontrar terrenos para cultivar y poner de acuerdo a propietarios y agricultores interesados». El proyecto también está paralizado en Albudeite «porque hay mucha falta de agua en el municipio». Por otra parte, el último Pleno municipal de Bullas aprobó implantar un Banco de Tierras para ayudar a los jóvenes parados a emprender. «También se garantiza el relevo generacional en el campo, contribuyendo a mantener el medio ambiente», apuntan fuentes del Ayuntamiento bullense.

Pero la gente, los futuros agricultores ecológicos, no pierden la ilusión: «Porque medidas así favorecen la recuperación de la huerta murciana y generan empleo y riqueza».

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