Reducir y medir la huella de carbono

Defiende Ibon Galarraga, del Centro Vasco para el Cambio Climático, que casi todas las políticas climáticas exitosas responden a la tarificación del CO2, un mercado para todos que reparta las responsabilidades en la disminución de emisiones y que, el dinero que genere, se emplee para apoyar a los sectores que contribuyen a absorber CO2. «Incorporar una fiscalidad climática de doble sentido, que grave a quien lo hace mal y beneficie a quien lo hace bien», aclara Galarraga, que asegura que en Reino Unido está funcionando muy bien.

Para complementar esta medida, también habrá que reducir, hasta su desaparición, el uso de energías fósiles (lo que mejorará la balanza comercial de la Región), convertir nuestras construcciones en edificios energéticamente eficientes y, propone Juan Albadalejo, «impulsar un cambio de dieta para hacerla más 'herbívora' y que la carne que se consuma sea la de aquellos animales que se puedan alimentar sin pastar, porque no eliminan cobertura vegetal. Además, la actividad biológica de los animales emiten muchos gases de efecto invernadero».