Borrar
Vista panorámica del Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila.
Calblanque pone a salvo sus valores naturales este verano
CONSERVACIÓN

Calblanque pone a salvo sus valores naturales este verano

Punto caliente de la biodiversidad en el Mediterráneo, el sábado se cierra al tráfico para evitar que se degraden sus ecosistemas

Pepa García

Martes, 21 de junio 2016, 22:32

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A partir del próximo sábado y hasta el 4 de septiembre, la circulación de coches particulares estará prohibida en el Parque Regional de Calblanque, salvo para personas con movilidad motora reducida acreditada, vecinos y residentes. Una medida que trata de salvaguardar los ecosistemas de este espacio natural protegido ahora que la afluencia de turistas y veraneantes se incrementa de manera considerable con el inicio de las vacaciones de verano.

Punto caliente de la biodiversidad en el Mediterráneo, junto con el resto de sierras de Cartagena, recuerda Andrés Muñoz, director del Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, este espacio natural privilegiado es parque regional desde 1992 y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) desde el año 2000 por albergar 19 hábitats de interés comunitario, 4 de ellos prioritarios, y por la diversidad de fauna y flora. Además, dentro de sus límites, definidos por la Bahía de Portmán, al oeste, y Cala Reona (Cabo de Palos), al este, se encuentran las Salinas del Rasall, Humedal de Importancia Internacional Ramsar, y está incluido en la ZEPA del Mar Menor.

Con esta medida que ahora se pone en marcha, aclara Andrés Muñoz, se satisface la demanda de vecinos y colectivos conservacionistas para este espacio que «tenemos que mimar. Esta es la línea que queremos implementar, de mayor cuidado y respeto, y era la medida oportuna en la línea de lo que se está haciendo a nivel nacional». Y enumera algunos de los beneficios que suponen para los habitantes silvestres de Calblanque: «solamente el nivel de polvo que emiten los vehículos está afectando a 55 hectáreas del parque, las que están en las proximidades de los caminos, por lo que con ello vamos a mejorar los hábitats del parque y la calidad del aire, ya que también se emitirán menos gases debido a la reducción del tráfico. Un espacio natural protegido tiene que ser ejemplo de buenas prácticas, que además pueden ser extrapolables a otros ámbitos», considera Muñoz. La medida también permite reducir la contaminación acústica; habrá una mayor seguridad frente al riesgo de incendios; se mejorarán los accesos de cara a una intervención de emergencia, que en ocasiones han estado colapsados y se ha presentado alguna situación difícil; se reducirán los atropellos a la fauna; y, para los visitantes, va a ser positivo. «Será una visita de calidad y satisfactoria, ya que la capacidad de acogida del parque no se superará», concluye Muñoz.

Así, recuerda el responsable del parque, ya en 2010 preocupaba la entrada masiva de visitantes por los efectos negativos que podía causar sobre sus valores naturales. «En esos años ya había autobuses los fines de semana y entre semana se permitía entrar vehículos hasta completar la capacidad». No en vano, Calblanque cuenta entre sus valores más destacados con una gran diversidad florística: 670 taxones, entre los que destacan 3 endemismos exclusivos de Cartagena (la zamarrilla de Cartagena o 'Teucrium carthaginense', la siempreviva de Cartagena o 'Limonium carthaginense' y el rabogato de Cartagena o 'Sideritis pusilla subesp. carthaginensis'). Además, merecen especial atención dos iberoafricanismos: el ciprés de Cartagena o araar ('Tetraclinis articulata'), catalogado como vulnerable; y la jara de Cartagena ( 'Cistus heterophyllus subsp. carthaginensis'), en peligro de extinción a nivel nacional y regional, ya que cuenta con una población natural de menos de 15 individuos, que sobrevive en las inmediaciones de la Peña del Águila.

Entre la fauna que habita Calblanque, destaca el fartet ('Aphanius iberus'), un pequeño pez endémico del sureste ibérico y en peligro de extinción que la recuperación del humedal permitió reintroducir en 2008. También campean por estas tierras el halcón peregrino, el búho real y el águila perdicera; y están habitadas por mamíferos como el tejón y la garduña. Tampoco es extraño encontrar en estas tierras reptiles como el eslizón ibérico, especie catalogada como casi amenazada, pero que es muy sensible a cualquier modificación del hábitat y que está en regresión, especialmente, en las zonas costeras por la presión humana; la culebra bastarda ('Malpolon monspessulanus') y el lagarto ocelado ('Timon lepidus', especie casi amenazada).

Además, frecuentan las lagunas de las Salinas del Rasall garcetas, cigüeñuelas, terreras marismeñas, alcaravanes, avocetas, chorlitejos patinegros, tarros blancos, gaviotas de Audouin y, en ocasiones, grupos de flamencos que aprovechan sus fangos para alimentarse.

Otro de los valores patrimoniales del parque regional que hay que conservar son las dunas fósiles, uno de los elementos paisajísticos más característicos del parque, con unos 100.000 años de antigüedad y a cuyo color se debe el nombre por el que hoy conocemos este tramo del litoral regional privilegiado.

El primer paso

Esta medida que se implanta ahora y que ha sido diseñada en el seno de la junta rectora del parque -«la clave está en la participación, dinamizando la junta rectora, fidelizando a sus miembros y escuchando a todos, aunque los intereses sean divergentes», advierte Andrés Muñoz, que también es director del Parque Regional de Sierra Espuña-podría ampliarse en años venideros para evitar la sobrecarga que ya en los fines de semana de junio sufre Calblanque.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios