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Hilera de vehículos de reparto en la calle Alejandro
La batería de la Tierra

La batería de la Tierra

El 85% del litio que moverá los coches en el futuro está en tres enormes salares de Bolivia, Chile y Uruguay. Al triángulo le llaman 'la Arabia Saudí del Cono Sur'

FRANCISCO APAOLAZA

Martes, 14 de mayo 2013, 06:00

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No hace falta reunir a la élite de los investigadores mundiales para concluir que las reservas del petróleo del mundo se agotarán tarde o temprano. ¿En cuarenta?, ¿cincuenta?, ¿cien años? En los últimos tiempos, los que se hacen la pregunta terminan mirando al páramo blanco de Uyuni (Bolivia), un mar de sal del tamaño de La Rioja, un desierto interminable de 10.000 kilómetros cuadrados, extraño y desconocido hasta hace unos años, y que ahora está en todos los mapas de los que dominan el mundo. En ese espacio infinito se guardan las claves de la revolución energética del planeta: el litio, un metal que se emplea especialmente en las aleaciones conductoras del calor, en baterías eléctricas y, sus sales, en el tratamiento de ciertos tipos de depresión. La chincheta clavada en el plano de las nuevas energías marca el sudeste de Bolivia, en mitad de ninguna parte. Desde las orillas de esta explotación, los ojos se pierden en un mar blanco, pero los expertos ven lo que hay allí de color oro. En Uyuni, en el departamento de Potosí, se concentra la mayor reserva de litio de todo el planeta: 40 millones de toneladas, según las estimaciones. La cuestión reside en que el litio no es un elemento más de la tabla periódica de los elementos químicos. La batería de su teléfono móvil, su mp3 y su portátil llevan en el corazón un pedazo de aquél remoto secarral. También las de los coches eléctricos, que son pocos de momento, pero que en el futuro llenarán las carreteras. En 2020 podrían ser 20 millones y en cada batería necesitarán un 5% de litio. No es mucho, pero lo suficiente para poner Uyuni en el mapamundi. Empresarios japoneses, franceses y chinos ya se han interesado en el negocio. En el mismo continente, en Chile y Argentina, aguardan los otros salares cuajados del metal alcalino. Eran también lugares olvidados que ahora están llamados a convertirse en una fuente de dólares para sus países. La revista 'Forbes', siempre atenta al futuro de la 'pela', ya ha denominado al triángulo del litio como 'la Arabia Saudí del Cono Sur'. De momento no es el negocio del siglo, pero tiene visos de convertirse en el 'oro blanco'. El litio mueve en la actualidad entre 500 y 600 millones de euros al año y el 85% de las reservas están en el famoso triángulo sudamericano. En Bolivia todavía no se explota comercialmente el yacimiento de Uyuni. Los expertos precisan que su litio está demasiado mezclado con magnesio, con lo que la purificación resulta costosísima a día de hoy. El presidente Evo Morales acaba de poner en marcha una planta piloto, con dormitorios para el personal, oficinas, talleres, depósitos, laboratorios, diques, piscinas, motores, vehículos propios... para desarrollar la tecnología necesaria. En Atacama (Chile), en cambio, ya están haciendo negocio, aunque arrecie la polémica que siempre surge cuando se habla de dinero. El gobierno de Sebastián Piñera optó por vender los contratos de explotación a diferentes compañías privadas, entre ellas la estadounidense Rockwood y otra de capital nacional cuyo contrato ha sido revocado. Detrás de esta empresa estaba el yerno del dictador Augusto Pinochet, Julio Ponce Lerou, que mantiene un conflicto con el fisco chileno. Chile es hasta la fecha el mayor productor de litio del mundo, junto a Australia. Y en el Salar del Hombre muerto, en la región de Salta, en Argentina, también son firmas foráneas las que se encargan de la extracción del metal. Al margen de los empresarios que figuran detrás de estas compañías, la polémica está servida: importantes sectores sociales consideran que los contratos para la explotación de un recurso tan valioso conlleva un expolio de las reservas del estado. La verdad es que la industria del litio está en pañales porque las baterías llevan muy poco metal. Así que para hacerse con una parte mayor y más rentable de todo el proceso, Argentina ha puesto en marcha un proyecto para diseñar y producir baterías enteras. El futuro no es un problema, pues según los expertos hay material para los próximos 1.500 años. Por ahora, el crecimiento es discreto y la industria crece a un ritmo del 6%, pero está previsto que en pocos años se dispare al 23%. Y ese día todos conocerán el nombre de Uyuni, en Potosí, Chile.

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