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Gaspar, rodeado de niños, a su llegada al puerto. :: a. gil / agm
Los Magos atienden la petición de regalos de cientos de niños

Los Magos atienden la petición de regalos de cientos de niños

Mil personas reciben a la comitiva real, por la mañana en el puerto y entregan las cartas para recibir de madrugada los presentes elegidos

E. R. K.

Miércoles, 6 de enero 2016, 00:36

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«¡Mira a Baltasar!», grita Ángela, de 3 años, a hombros de su padre, mientras señala hacia su figura. Son las doce menos cuarto de la mañana y los tres Magos desembarcan desde el Catamarán turístico de Puerto de Culturas, rodeados de su séquito. Enseguida empiezan a recibir cartas de petición de regalos y a hacerse fotos con algunas de las más de mil personas que les esperan en su recorrido hasta el Palacio Consistorial.

Las nubes que han descargado algo de agua a primera hora de la mañana despejan el cielo, en el que brilla el sol, mientras Melchor, que abre la marcha, intercambia besos y abrazos con los niños, a un lado y a otro del pasillo abierto en la Plaza de Héroes de Cavite. Le siguen Baltasar y Melchor. Los tres han visitado ya a los niños hospitalizados en el Santa Lucía y a los residentes en el Hogar de la Infancia, para entregarles algunos presentes.

La Unión Musical Cartagena ameniza el recorrido y un batallón de soldados imperiales de 'La Guerra de las Galaxias', con Darth Vader a la cabeza, se une a ellos. Hay adultos y niños que esperan desde las diez de la mañana para ver a los monarcas. Es el caso de Guillermo y Aroa, que han ido con su abuela para recibirles en primera fila.

Los Reyes hacen escala en el Belén viviente montado junto al Gobierno militar. Allí entregan oro, incienso y mirra a San José y a la Virgen María y saludan a los pastores e incluso a Herodes. Después, para cumplir el horario previsto, caminan hasta el interior del Ayuntamiento, para reponer fuerzas tras el viaje. Un espectáculo musical calienta los ánimos de los más pequeños con pegadizas canciones, en una Plaza Consistorial absolutamente abarrotada. La salida al balcón para saludar a todos los congregados precede a la recepción real, en la pasarela montada ante el Palacio.

Allí hay cola desde las diez y media de la mañana para subir a hablar un rato con los Reyes. Casi todos los chavales que esperan tienen claro lo que van a pedir. Desde Claudia, que con doce años quiere su primer «móvil, aunque mis padres no sé que pensarán de eso», hasta Leyre, de siete, que se muere por «un pájaro que habla y canta». También los hay más talluditos, como David, que con 37 'tacos', quiere «una moto, aunque no creo que pueda ser, porque este año no sé si he sido demasiado bueno».

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