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imagen del accidente del f-16.
Unos papeles «mal colocados», causa del accidente del F-16 de la OTAN en Albacete

Unos papeles «mal colocados», causa del accidente del F-16 de la OTAN en Albacete

Las cartas de navegación del caza rozaron uno de los mandos y variaron el timón de cola, lo que hizo que el avión se estrellara y causara once muertos

J. V. Muñoz-Lacuna

Martes, 28 de julio 2015, 15:39

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El leve roce a una tecla del ordenador puede hacer desaparecer un importante documento en el que estemos trabajando desde hace horas. Un pequeño fallo humano cuya mayor consecuencia suele ser la fastidiosa obligación de volver a elaborar el documento. Sin embargo, si ese error humano, por pequeño que parezca, ocurre en un avión, los efectos pueden acabar siendo fatales.

Ese fallo típico del ser humano, en apariencia sin importancia alguna, desencadenó la tragedia el pasado 26 de enero, a primera hora de la tarde, cuando un F-16 griego se estrelló en la base aérea de Los Llanos (Albacete) contra otros cazas causando once muertes. El error colocar por descuido unas cartas de navegación que acabaron golpeando ligeramente los mandos de la aeronave- provocó la muerte de los dos pilotos griegos y de nueve militares franceses que estaban participando en unas maniobras de la OTAN. Ha sido, hasta la fecha, el más grave accidente aéreo registrado en los ejercicios organizados por la organización atlántica.

Así lo indica el informe elaborado por una comisión de investigación internacional en la que han participado militares de seis países, entre ellos ocho españoles, y que el Ministerio de Defensa de Francia ha publicado en su página web. Según este informe, las cartas de navegación cayeron accidentalmente sobre un mando, una ruleta manual que hace girar la dirección del timón de cola, de tal forma que el F-16 despegó descompensado y se precipitó hacia otros cazas que se encontraban en ese momento en la pista listos para iniciar también el despegue en los ejercicios aéreos.

Según testigos del fatal accidente, el F-16 se orientó hacia la derecha nada más levantar el vuelo y cayó en picado contra los demás aviones militares. Tal y como ocurrió el siniestro, según relataron los testigos, la explicación incluida en el documento de esta investigación resulta esclarecedor.

Este documento, de más de 40 páginas, subraya que ni el piloto ni el copiloto griegos fallecidos se percataron del fallo al despegar. De hecho, no revisaron la cabina 20 minutos antes de iniciar el ejercicio, como así lo establecen los protocolos y procedimientos de vuelo. Por el contrario, el avión sí había sido revisado en la plataforma de estacionamiento por los pilotos. El problema llegó justo después, cuando los dos militares accedieron a la cabina y no se dieron cuenta de que las cartas de navegación habían girado de forma accidental el timón de cola. Un error humano que se cobró once víctimas mortales.

La investigación también aclara que en el accidente no influyeron otros aspectos como el viento que soplaba en la base albaceteña ese día. No obstante, sugiere mejoras en los F-16 pues, por ejemplo, estos aparatos no disponen de un sistema que avise al piloto de una posible descompensación justo antes del despegue. Carencias y errores humanos que causaron once muertes aunque la tragedia pudo ser aún mayor porque los hangares de la base de Los Llanos se encontraban repletos de militares.

Seis meses después de aquel terrible suceso, la base de Los Llanos no ha olvidado lo ocurrido. Varios homenajes a los fallecidos se han sucedido a lo largo de este tiempo y el ministro de Defensa español, Pedro Morenés, ha participado el alguno. La publicación del informe de la investigación no ha dejado impasible a ninguno de los trabajadores civiles y militares que cada día acuden a la base manchega. Algunos de ellos prefieren hablar de "mala suerte" en lugar de "error humano" para referirse a aquel 26 de enero y exculpar a sus colegas griegos. "Es como si al arrancar el coche y meter velocidad tenemos activado el freno de mano", explica uno de ellos.

Podría decirse que es la explicación corporativista a un exceso de confianza que se paga caro si en lugar de conducir un coche hablamos de un F-16, un avión de combate capaz de sobrevolar un país entero en cuestión de minutos y cuyo coste de vuelo por hora ronda los 20.000 euros.

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