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j. v. muñoz lacuna
Domingo, 23 de noviembre 2014, 18:23
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Cientos de vecinos de Fuensalida (Toledo) y de otros pueblos de la comarca acudieron en la tarde de este domingo al funeral de Michelle, Ana y Nerea, las pequeñas de 12, 15 y 16 años que en la madrugada del sábado murieron atropelladas cuando regresaban a sus casas desde Torrijos (Toledo) caminando por la carretera de 10 kilómetros de longitud que separan esta localidad de su municipio. Félix González, párroco de Fuensalida, fue el encargado de oficiar el funeral en la iglesia de San Juan Bautista, un templo que enseguida se llenó de fieles que pudieron escuchar las palabras de aliento del sacerdote hacia las familias de las tres adolescentes.
De fiesta sin permiso
Al dolor inmediato compartido en Fuensalida (11.200 habitantes) por la prematura y trágica muerte de tres de sus vecinas sucedieron varias preguntas en las horas posteriores: ¿Qué hacían las menores de fiesta en el pueblo vecino? ¿Lo sabían sus padres? Éstos aseguran que sus respectivas hijas les habían dicho que pasarían la noche del viernes al sábado en casa de una amiga sin salir de Fuensalida. En realidad, estaban en Torrijos, en una fiesta de compañeros de 4º de ESO para recaudar fondos de cara al viaje de fin de curso. Su "travesura" de irse de fiesta sin el permiso paterno, su imprudencia de regresar a pie -de madrugada- por el arcén de la carretera y la mala fortuna de que un coche se saliera de la vía justo en el punto kilométrico por el que caminaban desencadenaron la tragedia.
Nerea y Michelle ya reposan en el cementerio municipal y Ana, de origen portugués, fue incinerada y es probable que sus cenizas acaben en Portugal. "Su familia no sabía qué hacer con el cadáver y estaban a la espera de que algunos familiares viniesen de Portugal porque la madre, Tania, sigue rota de dolor y no estaba en condiciones de tomar una decisión", relató este domingo el alcalde de Fuensalida, Mariano Alonso.
El conductor se durmió
A 18 kilómetros de Fuensalida, en Escalonilla (Toledo), la muerte de las tres menores también ha causado un doble dolor: por un lado, el provocado por la trágica desaparición de las chicas; por otro, la detención y posterior encarcelamiento de uno de sus vecinos, David, de 30 años, el conductor que las atropelló cuando acudía a trabajar. Dio positivo en la prueba de alcoholemia (0,26 miligramos de alcohol por litro de aire espirado cuando el límite legal es de 0,25) y el juez ordenó su ingreso en la cárcel por tres presuntos delitos de homicidio por imprudencia grave, uno de graves lesiones por imprudencia grave -el joven de 17 años que iba con las chicas sigue estable dentro de la gravedad y con lesiones medulares- y uno de conducción temeraria.
Familiares y amigos acudieron a verlo este domingo a la cárcel de Ocaña (Toledo) y afirmaron que David se quedó dormido al volante y que pudo dar positivo en el control de alcoholemia por su complexión delgada. Uno de sus amigos, Antonio Ludeña, indicó que su padre está "muy dolorido por las chicas" y que "pongo la mano en el fuego porque David no había bebido nada". Sin embargo, el alcoholímetro de la Guardia Civil marcó lo contrario. Un dato sobre el que los 1.500 habitantes de Escalonilla hacen sus cábalas ya que el seguro del coche de David no cubre eventuales responsabilidades en caso de accidente si el conductor sobrepasa el límite legal de alcohol permitido.
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