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Vista general del Senado, durante una sesión de control al Gobierno.
El Senado o el buen retiro de los 'barones'

El Senado o el buen retiro de los 'barones'

PP y PSOE usan una cámara en horas bajas como refugio de expresidentes autonómicos y de líderes regionales maltratados por las urnas

Alfonso Torices

Domingo, 19 de julio 2015, 07:51

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"Si el Senado sigue así, mejor cerrarlo". Esta no es la opinión de un portavoz de IU o de UPyD, que realizan idéntica afirmación con frecuencia, sino de Juan José Laborda, que presidió la cámara alta durante dos legislaturas consecutivas, de 1989 a 1996. El exdirigente socialista se lamenta en una reciente entrevista de que el Senado, que nació con el encargo constitucional de convertirse en la cámara de representación territorial, en el foro desde el que las autonomías participasen de forma activa en la elaboración de la legislación estatal y el funcionamiento del Estado, no haya desempeñado este papel en los 37 años de democracia y languidezca como una mera cámara de segunda lectura, a la sombra del Congreso, sin iniciativa política y sin funciones propias de relevancia.

Los dos grandes partidos, al menos hasta ahora, no se han atrevido a utilizar sus abultadas mayorías parlamentarias para abordar la reforma constitucional que le otorgase las competencias, estructura y forma de elección de otras cámaras territoriales, como el Bundestag alemán, pero, pese a todo, la han mantenido en funcionamiento y con un presupuesto en este año de 52 millones de euros. Por lo que sí se han caracterizado el PP y el PSOE es por utilizar la cámara alta desde hace años como refugio o jubilación dorada para sus 'barones' y líderes autonómicos maltratados por las urnas.

Las consecuencias políticas del descalabro sufrido el 24 de mayo por el PP en su poder autonómico, en parte por la pérdida de sus mayorías absolutas y en parte por los pactos a la contra de las formaciones de izquierda, que lo han desalojado del poder de cinco gobiernos y numerosas capitales, se van a encauzar, una vez más, por idéntico camino. El Senado ya se prepara para acoger en las próximas semanas entre su larga lista de exdirigentes regionales a otros cuatro hasta ahora presidentes autonómicos del PP y a destacados 'barones' del partido como la exalcaldesa valenciana durante seis legislaturas, Rita Barberá.

En breve recalarán en el Senado los expresidentes de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, y el de Baleares, José Ramón Bauza, desalojados por los pactos entre PSOE y Podemos con otras fuerzas, y del que fuera presidente de La Rioja durante los últimos 20 años, Pedro Sanz, al que Ciudadanos obligó a renunciar con su amenaza de no apoyar si no una investidura de su partido. Todos ellos serán también probablemente sustituidos en el liderazgo autonómico de la formación en los congresos regionales que se celebrarán tras las próximas elecciones generales.

Cuota autonómica

Con ellos, la plantilla de expresidentes autonómicos en el Senado, salvo que se produzca alguna baja durante las sustituciones, se elevaría a nueve, porque la cámara tiene como vicepresidente desde 2011 al exmandatario castellano-leonés Juan José Lucas y sentados en sus escaños a los expresidentes socialistas Joan Lerma, José Montilla, Francesc Antich y Marcelino Iglesias, los tres últimos desalojados entre 2010 y 2011 de los ejecutivos de Cataluña, Baleares y Aragón. Solo por unos días no llegan a la decena, ya que, debido a su imputación por el Tribunal Supremo en el escándalo de los ERE fraudulentos de Andalucía, en junio pasado renunció a su escaño el expresidente andaluz José Antonio Griñán.

El procedimiento de los grandes partidos, como siempre, será utilizar los escaños de designación autonómica que toca renovar a los parlamentos regionales tras las elecciones del 24 de mayo y las andaluzas, 42 de los 57 con este sistema de elección, para reubicar en el Senado a los actuales barones 'quemados'. Pero PP y PSOE no se limitan, o se han limitado, a usar la cámara alta para asegurar la continuidad en los cargos y sueldos públicos de sus expresidentes. También suele ser el destino de múltiples exconsejeros, de los líderes autonómicos a los que las derrotas le imponen el relevo sin haber alcanzado nunca a los ejecutivos, como el popular Javier Arenas o los socialistas Óscar López o Tomás Gómez (que dejó el escaño en 2013 para no votar como vocal del CGPJ al juez que frenó la paralización de la privatización sanitaria en Madrid), o de secretarios generales autonómicos derrotados, pero que lo van a seguir intentando, como los populares Juanma Moreno y Alicia Sánchez-Camacho. Tanto PP como PSOE, pese a las críticas, justifican sus designaciones directas para el Senado porque son políticos con amplio conocimiento de la realidad autonómica, que consideran ideales para esta cámara.

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