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La Virgen del Castillo, a su llegada a la plaza del Ayuntamiento.

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La Virgen del Castillo, a su llegada a la plaza del Ayuntamiento. Juan Cristóbal Muñoz / SdY

La Patrona se abre camino entre la niebla

Miles de fieles reciben a la Virgen en la basílica, adonde llegó envuelta por el humo y el olor a pólvora de cientos de arcabuces

CARMEN ORTÍN

Yecla

Viernes, 8 de diciembre 2017, 02:21

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Pasaban quince minutos de la una de la tarde cuando el mayordomo de la Bandera, Francisco Javier Romero, dejó de jugar la insignia y cesó el tronar del arca cerrada que rompía el silencio de Yecla. La Patrona estaba ya en el altar mayor de la basílica de la Purísima. Llegó el tradicional canto a la Madre de miles de personas que abarrotaban el templo y que recibían emocionados a la que consideran su guía.

Fue el colofón a la Bajada, que comenzó a las 9 de la mañana con el mayordomo del Bastón, Manuel Lidó, abriendo una comitiva que ascendió en una mañana marcada por la densa niebla que no se disipó hasta bien avanzado el día. Eso no impidió que cientos de personas estuvieran esperando a la Patrona poco antes de las once de la mañana en el santuario. Allí fue recibida entre aplausos, el repicar de campanas y el sonar de los arcabuces dirigidos por el mayordomo del Bastón. Fátima, la paje de la insignia de la Bandera, no pudo contener el llanto al ver a su padre 'jugar' la bandera. Lágrimas por los nervios acumulados de tantos meses esperando ese instante, y también lágrimas de la emoción que siente una niña que vive en primera persona una de las escenas más intensas de las fiestas patronales de su pueblo. «No llores más», le sonrió su padre, mientras le abrazaba y le secaba las lágrimas al finalizar el 'juego' de la bandera ante la Virgen.

En ese momento la soldadesca emprendió el descenso, marcado por la niebla. La intensa humedad se notaba en los arcabuceros que tenían más dificultades para mantener las mechas incandescentes. Pero llegaron hasta donde marca la tradición.

Al final de la comitiva, la imagen de la Virgen escoltada por la Retaguardia. En cada quiebro de las curvas de la bajada al cerro del Castillo la niebla iba abriéndose un poco más hasta que llegó la imagen a la Iglesia Vieja. Y fue entonces cuando el sol terminó de aparecer para satisfacción de los vecinos.

Nada más escucharse los tres vivas del alcalde a la Virgen del Castillo a los pies del Ayuntamiento, siete reactores de la Patrulla Aérea dibujaron en el cielo ya despejado la bandera de España. Fue un visto y no visto que tuvo continuidad con otra pasada sobrevolando Yecla, y que pudieron apreciar personalidades como el presidente de la Región, Fernando López Miras, a quien por la tarde acompañó su pareja, la yeclana Juan María Alonso.

La jornada festiva se cerró con la celebración de la tradicional ofrenda floral a la Patrona. El día grande de las fiestas, además, no se vio ensombrecido por incidentes dignos de consideración con el elemento básico de estas celebraciones: la pólvora.

Clavarios y procesión

Hoy, 8 de diciembre, los mayordomos Manuel Lidó y Francisco Javier Romero, los pajes Miguel y Fátima, sus familias y acompañantes, los devotos 'tiraores' de las distintas agrupaciones de escuadras, así como los directivos de la Asociación de Mayordomos, de la Corte de Honor y los representantes municipales, se dirigen desde bien temprano a la basílica de la Purísima para la solemne función religiosa, con la imagen de la Virgen en el altar mayor y engalanada con las flores depositadas el día anterior. La Corte de Honor, entidad encargada de los cuidados y cultos a la Patrona, ofrece a las puertas de la basílica el tradicional lazo azul como símbolo mariano por excelencia durante esta gran jornada de fiestas en Yecla.

El Día de la Virgen en la localidad se caracteriza por dos actos singulares: la proclamación de clavarios y la solemne procesión. El primero de ellos tiene lugar tras la celebración eucarística, y transcurre en el espacio delimitado entre la Iglesia Vieja y la Plaza Mayor. Un minucioso y determinante ritual señala cada movimiento y cada gesto realizado para la investidura del clavario del Bastón, Jorge Ruiz, y del clavario de la Bandera, Ascensio Martínez, que serán los mayordomos de las Fiestas de la Virgen de 2018. Con esta proclamación, ambos pasan a ocupar un lugar predominante en la comitiva festiva. En la tarde del Día de la Virgen, la imagen de la Patrona recorre las calles de la ciudad sobre la artística carroza realizada por el artesano Pedro Ortega 'el tallista'. La imagen se detiene en cada cruce, en los domicilios de antiguos mayordomos y donde habitó algún sacerdote, también ante las sedes de la Asociación de Mayordomos y de la Corte de Honor.

La procesión va precedida por los 'tiraores' de las distintas agrupaciones de escuadras y la Retaguardia, encabezados por la insignia del Bastón que porta el paje, a quien sigue el capitán mayordomo y el clavario. En la mitad de la formación desfila el paje de la Bandera y el mayordomo abanderado, a quien antecede el respectivo clavario. La cruz parroquial, el clero local y las autoridades civiles completan la comitiva que sigue el tradicional itinerario marcado en 1869, tras consagrarse la basílica de la Purísima y recibir a la Patrona para la celebración de su novenario, lo que antes se hacía en la parroquia de la Asunción o Iglesia Vieja.

'Castillicos'

Además, esta singular procesión va acompañada del tronar de los arcabuces, que se silencian cuando llega la Patrona a la plaza de San Cayetano, donde el mayordomo abanderado está realizando el juego de la Bandera para dar paso al espectáculo de los 'castillicos', como se denomina en Yecla a la exhibición de fuegos artificiales.

Un momento muy esperado que llena de público todas las calles adyacentes y, de forma especial, la calle de San José. Precisamente en la confluencia de esta calle con la de San Francisco se da inicio a la parte final de la solemne procesión, cuando los 'tiraores' no cesan de disparar los arcabuces en 'arcas cerradas' y el mayordomo realiza el juego de la Bandera de cara a la Patrona hasta llegar al atrio de la basílica, y continuando hasta verla en el altar mayor del templo. El canto de la Salve y del Himno a la Virgen del Castillo son la banda sonora que cierra esta especial y emotiva jornada de las fiestas patronales de Yecla, que ya celebran 375 años de vida.

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