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Un yeclano, herido en las estampidas de la 'Madrugá' sevillana

El joven, que estaba acompañado de su novia, de Cartagena y que salió ilesa, fue operado el viernes de una fractura de cadera

D. VIDAL

Domingo, 16 de abril 2017, 00:53

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El terror en plena Semana Santa sevillana lo imaginó Juan Bonilla en su novela 'Nadie conoce a nadie', que luego llevó al cine Mateo Gil con música de Alejandro Amenábar y Eduardo Noriega en la piel de Simón. Pero para un vecino de Yecla y su novia, natural de Cartagena, no pudo ser más real. Pasaban pocos minutos de las cuatro de la madrugada del jueves al viernes en Sevilla, con 10.000 nazarenos y seis pasos de diferentes cofradías en unas calles abarrotadas por cientos de miles de personas, cuando los primeros gritos de varios grupos de alborotadores dieron paso a las primeras carreras hacia ninguna parte, que generaron los primeros brotes de pánico entre el público y los primeros atropellos, las primeras caídas al suelo y las primeras heridas, algunas de ellas de consideración.

La mayoría de los heridos, unos cien en total, fueron atendidos por fuertes crisis de ansiedad. Tal y como informó ayer la Cadena Ser, uno de ellos resultó ser este vecino de Yecla (cuya identidad se desconoce por el momento), que no sufrió precisamente un vulgar rasguño durante los incidentes. El joven fue trasladado inmediatamente al hospital y ayer mismo fue operado de una fractura de cadera. Su pareja, con la que disfrutaba de la Semana Santa sevillana, salió ilesa. En total, 17 personas tuvieron que ser hospitalizadas, una de ellas por traumatismo craneoencefálico.

«Lo primero que piensa la gente es que es un ataque terrorista», aseguraba una fotógrafa de AFP que se encontraba en la calle retratando la 'Madrugá' sevillana. De hecho, uno de los ocho detenidos por estos altercados, un ciudadanos senegalés, gritó «Alá es grande». Ayer fue puesto en libertad. No así otros tres de los ocho detenidos en total, que fueron enviados a prisión. Según fuentes de la investigación, las avalanchas humanas fueron preparadas con «premeditación» por, al menos, tres grupos que actuaron de forma casi simultánea pero sin aparente conexión.

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