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–Pase, pase, don Víctor. Tome asiento –dice don Sisebuto indicando con su mano una confortable butaca junto a la chimenea.

–Buenas, aquí me tiene, amigo. No vengo mucho por Murcia, ha tenido usted suerte de pillarme aquí.

–¿Fuma? –dice el prohombre tendiendo un cigarrillo al detective.

–Gracias, sí, no viene mal. Aunque debería dejarlo. Pero, usted dirá: ¿por qué quería verme?

–Verá, Don Víctor, sabe usted que coordino la labor del partido en Madrid y nos ha surgido un problema. Me han desaparecido dos diputados.

–¡Qué me dice!

–Lo que oye: Teodoro García y Ascensión Carreño. Se les vio por última vez antes de la Comisión de Medio Ambiente. Allí se iba a votar una moción en contra del ‘tasazo’.

–Sí, he oído hablar del asunto. Hacen que los agricultores paguen un impuesto por recibir cero hectómetros debido a la sequía. Una estafa. Sólo se debería pagar si se recibe agua trasvasada.

–Doce millones de euros. Un dineral a cambio de nada.

–Vaya. ¿Y teme usted…?

–Me temo lo peor, amigo. No se les ha visto desde entonces. Vivo en un ‘ay’. ¿Los habrán secuestrado? ¿Les habrá ocurrido algo?

–No diga tonterías, hombre.

–Usted no conoce a la izquierda poliédrica murciana, como la bautizó don Ramón Luis, que en Bruselas descanse. Fueron los culpables de lo de Pedro Alberto Cruz.

El detective estalla en una carcajada:

–Aquello fue una patochada, hombre de Dios.

–¡Haga algo, don Víctor, haga algo!

El detective se acaricia la barba, pensativo. Mira una invitación que asoma en un sobre, encima de la mesa. Entonces, comienza a hablar:

–En esa comisión el PP votó a favor del ‘tasazo’, ¿no? Vamos, en contra de los agricultores murcianos.

Don Sisebuto asiente visiblemente molesto. Se le hace evidente que su partido no ha quedado bien apoyando una medida que hace pagar cuando no se trasvasa ni una gota.

–Bien. Pero su presidente, FER, ordenó a sus diputados que no votaran con el Partido Popular. Vamos, que se opusieran al ‘tasazo’, en la línea de lo que hiciera Garre en su momento, que dicho sea de paso, sí que tuvo un par. Pero, entonces, ellos se ausentan de la comisión, no se atreven... Sé que los agricultores no están contentos pues sus diputados deberían haber votado en contra de ese ‘impuesto revolucionario’. Según veo en este caso, ellos no obedecieron a FER. Este Teodoro, por cierto, ¿es del faro de Cabo de Palos?

–Sí, campeón del mundo de lanzamiento de hueso de aceituna; un hombre valiente que se atrevió a presentar una proposición no de ley que era muy favorable a dos empresarios, ahí se empleó a fondo. ¿Por qué iba a negarse a apoyar una reivindicación de más de 100.000 ciudadanos? Sería cuasi suicida.

–Y eso que veo ahí asomar por el sobre, ¿es una invitación al nombramiento de don Francisco Bernabé? Creo que es ese delegado del Gobierno al que dijo nombrar su jefe, FER, y que se empeña en realizar todos sus actos en San Esteban en lugar de en su Delegación, ¿no?

–Sí, ese.

–Es raro, ¿no? Esa insistencia de FER en que él lo promovió cuando es un cargo que depende del presidente del Gobierno. Parece querer justificarse. Quedar bien.

Don Sisebuto asiente. Entonces, Víctor se lo piensa y sentencia muy convencido:

–No se preocupe, Don Sisebuto, que lo veo claro: sus dos diputados están bien y reaparecerán en breve. Sólo han pasado por un episodio de ‘canguelo terribilis’. Quede tranquilo. Y por cierto, ¿se lleva usted bien con FER?

–¡Por supuesto!¡Es el líder de mi partido y presidente de la Comunidad!

–Pues cambie de caballo, amigo.

–No le sigo…

–Sí, creo que todo esto responde a un interés superior. Me temo muy mucho que le están moviendo la silla a su amigo y que no será candidato. Ese Teodoro le desobedece, esto evidencia que lo considera amortizado. Y Bernabé, quizá se esté perfilando para sustituirlo, ya me entiende... Me temo que está todo preparado desde Madrid, una operación mediática con Bernabé y esa desobediencia de gente cercana, me parecen mal asunto. Ya le digo, busque usted arrimarse a otro árbol.

–Don Víctor, usted se equivoca.

–Es muy posible, puede que sí, que me equivoque. El tiempo lo dirá. Pero, de ser así, pida explicaciones a Tristante.

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