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Ventana de oportunidad

Los socialistas murcianos abren una nueva etapa en un momento donde el viento político les puede soplar a favor

Alberto Aguirre de Cárcer

Domingo, 22 de octubre 2017, 07:30

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Uno de los rasgos esenciales de la calidad de las democracias es la expectativa real de alternancia en el gobierno. Cuando los ciudadanos tienen ante sí proyectos políticos alternativos con fuerte respaldo electoral se refuerza el control al Ejecutivo, hay más posibilidades de trenzar consensos de amplia base social y siempre son menores las tentaciones acomodaticias o arbitrarias de quien detenta el poder. Por la voluntad expresada en las urnas, el PP lleva gobernando en la Región de Murcia con una amplia mayoría electoral desde hace veintidós años, sin que su principal oponente haya logrado constituirse en alternativa real durante dos décadas. Algún mérito habrán cosechado los populares para que haya ocurrido así. Pero visto que el PSOE queda reiteradamente a gran distancia en apoyo electoral cabe concluir que buena parte de la fortaleza del PP murciano se cimenta en la enquistada debilidad de los socialistas. Ni siquiera pudieron crecer a costa de la caída de los populares en las últimas elecciones porque los votos migraron hacia Ciudadanos y Podemos les arañó apoyos por su izquierda. Quien ha sido su líder en los últimos años, Rafael González Tovar, no consiguió mejorar las expectativas electorales de su partido y aunque soñó con alcanzar San Esteban al frente de un tripartito, en plena crisis por la imputación del expresidente Sánchez, nunca tuvo posibilidades reales de convertirse en presidente regional. Tovar deja a su partido en una posición fortalecida en el terreno municipal, con 26 alcaldes gracias a la política de pactos, con los deberes hechos en materia de democracia interna y con cierta cohesión interna en una formación donde las viejas familias han terminado por diluirse.

El 77% de los delegados del congreso regional aprobaron ayer su informe de gestión. Sin embargo, el PSRM es hoy un partido desmovilizado a fuerza de tanto traspiés en las urnas. Revertir esa situación de cara a las elecciones de 2019 será uno de los retos del alcalde alhameño Diego Conesa. No es tarea fácil. El PSOE es difícil de pastorear. Y más cuando los resultados no acompañan y no hay un liderazgo interno arrollador. El nuevo secretario general se impuso con una estrecha victoria en las primarias, lo que le obligará a romper con el pasado sin menospreciar el respaldo obtenido por su rival María González Veracruz, especialmente en Murcia, Cartagena y Lorca. Ese desafío ya lo ha sentido Conesa en sus carnes durante la confección de la nueva dirección, donde se ha rodeado de un núcleo duro compuesto por Joaquín López y dos jóvenes con muchas ganas, pero corta trayectoria, como son Francisco Lucas y Jordi Arce. No obstante, a Diego Conesa y Joaquín López se les abre una ventana de oportunidad de cara a las urnas. Sobre todo porque su principal adversario, Podemos, parece desinflarse a nivel nacional desde que firmó el ‘pacto de los botellines’ con IU y abandonó el discurso de la transversalidad. A los líderes regionales de Podemos, que fueron la sorpresa del nuevo panorama político, les va a costar superar los desatinos de la dirección de Pablo Iglesias en relación al órdago del independentismo catalán. En su búsqueda de una equidistancia imposible, cegados por su obsesión por desbancar a Rajoy, se han quedado en tierra de nadie, dando oxígeno a los nacionalistas con su inverosímil propuesta de diálogo para llevar a cabo un referéndum pactado y legal en Cataluña, lo que implica el reconocimiento de un derecho de autodeterminación que seguiría siendo inconstitucional con nuestro actual ordenamiento jurídico.

Toda su combativa lucha contra la corrupción ha quedado de alguna forma contaminada por su condescendencia con quienes, en este gravísimo desafío al Estado de Derecho, han cometido flagrantes ilegalidades que están en manos de jueces y fiscales. El sectarismo les ha hecho olvidar que no hay ilegalidad admisible aun cuando existan legítimas motivaciones ideológicas. Que duda cabe que el posicionamiento territorial de Podemos no empaña el trabajo individual de sus representantes murcianos, pero sea injusto o no es muy probable que todo esto les pase factura en una región con profundo sentimiento de españolidad.

Lo que hoy juega en contra de Podemos sopla a favor del PSOE, que ha actuado con responsabilidad ante la crisis política más grave vivida desde el 23F por este golpe antidemocrático del independentismo catalán. «Tenemos profundas diferencias con el PP, pero sobre la integridad territorial de España, ninguna», dijo ayer, acertadamente, Pedro Sánchez en Cartagena. Los socialistas murcianos abren una nueva etapa donde gozan de otra oportunidad para definir su proyecto y volver a ser un partido de mayorías en la Región de Murcia, como lo fueron durante muchos años tras la Transición.

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