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¡Venga el circo!

Demasiado perro ·

No descarto algún giro dramático de Puigdemont colándose disfrazado en el Parlament, y más después de ver ya que la puntilla se la ha dado no el CNI ni el TC, sino… ¡Ana Rosa Quintana!

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Sábado, 3 de febrero 2018, 00:02

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Yo creo que aquellas personas que pertenezcan al independentismo y que sean serias, educadas, con formación y responsables, deben estar al borde de la depresión. Sin entrar en si esta 'ideología' tiene razón, que no la tiene, hay un hecho impepinable: no podían haber encontrado una panda de políticos más incapaces que esta. Cuando el que pilota la nave es un inútil, esta acaba varada y es lo que está pasando. Puigdemont es, a nivel internacional, un paria, un 'freak' que pulula por Bélgica dando el coñazo y al que muy pocos ya tienen en cuenta.

Un gallina de campeonato. Toda la opinión pública internacional, la española y una gran parte de la catalana, sabe y ha visto que este hombre es un pobre 'pringao'. ¿Se imaginan ustedes a George Washington, a William Wallace o a Viriato dándose el piro? ¿A qué no? Ninguno imaginamos al fundador de Estados Unidos diciendo: «Resistid a los ingleses que yo voy a Canadá a hacer unos recados». Lo habrían echado a collejas. Pues bien, eso es lo que hizo este tipo: proclamar la independencia, pedir a la gente «resistencia e independencia» y huir en un maletero a Bélgica. En una sociedad sana, algo así, esta cobardía, habría supuesto la caída en desgracia del cobardica en cuestión. Pero no, vivimos en una sociedad donde los políticos llevan a la máxima expresión aquello de 'haced lo que yo diga, pero no lo que yo haga'. Y pese a ello, hay legiones de borregos que les siguen. Tamaña cobardía, en el mundo anglosajón te amortizaría, en «la Catalunya Lliure» esa de Pablito Iglesias, te prestigia.

Ni coge el teléfono. ¿Se imaginan ustedes al Parlamento canadiense, al alemán o al británico votando como presidente a un prófugo de la Justicia? No, ¿verdad? El concepto en sí es demencial. Y aquí convivimos con él sin inmutarnos. Como prueba de que es una locura, además de inmoral, queda la anécdota vivida tras el nuevo aplazamiento de su investidura. Torrent le telefoneó cinco veces ¡y no le cogió el teléfono porque era un número oculto! Normal. Está huido, restringe sus comunicaciones para no ser localizado e intenta moverse, ocultarse. ¿Cómo va a gobernar así un tío una comunidad autónoma? ¡No está! No coge el teléfono ni al presidente del Parlament, ¿se imaginan el resultado caótico de una acción de gobierno tal? Pues a este nivel han llegado estos políticos indocumentados, convirtiendo el Parlament en un circo, avergonzando a los catalanes y proyectando una imagen mundial de ópera bufa que ha dañado ya, de manera irreversible, a la de Cataluña en el mundo. Tíos con caretas, una policía -la más desprestigiada del mundo- caminando hacia atrás, vencida por manifestantes que asaltan el Parlament, un grillado dando ruedas de prensa en plasma y un ridículo internacional. El otro día vi enTwitter a un panoli, un zagal, que había perdido dos días de clase, más un pastizal en vuelos, para ir a Lovaina a entregarle a 'Puchi' un dibujo que, el juanhuevos, le había hecho. Obviando el dibujico, que da de sí para hacerle al chaval un análisis psicológico -lo del viaje de este pobre crío, cuyo rostro refleja que él más rápido que la inteligencia que le persigue- es una muestra más de este esperpento que rodea a los 'indepes'.

La batalla de la comunicación. Pese a que Puigdemont es un 'freak' que acabará en 'realities' de televisión, no carece de cierto talento para lo escénico y se la cuela constantemente a Soraya. Otro caso de supravalorada. Una chica que nos vendieron como preparadísima y que va de cagada en cagada en lo que respecta al asunto catalán. Estos del PP comunican muy mal; ojo al resultado obtenido en Cataluña, que será su puntilla, y llegan a extremos como escuchar a un presidente de Gobierno, en Ondacero, refiriéndose a Cataluña como «la República Catalana». Constantemente pierden la batalla de la comunicación y no se dan cuenta. Por ejemplo, a fuerza de repetir que «que gobierne Puigdemont es un triunfo de la democracia» o «que ha ganado las elecciones», estas tesis se imponen. Los medios, el Gobierno y, finalmente, los ciudadanos terminan por comprar estas verdades y olvidamos que quien ganó las elecciones ¡es Arrimadas! Tenemos que espabilar un poco o 'Puchi' se come a Soraya. No descarto algún giro dramático de este tío colándose disfrazado en el Parlament, y más después de ver ya, en el clímax del despropósito, que la puntilla se la ha dado no el CNI ni el TC, sino… ¡Ana Rosa Quintana!

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