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GENTE

La esvástica desafina en Baviera

El barítono ruso Evnegy Nikitin renuncia a cantar en un festival de ópera dedicado a Wagner tras desvelarse que de joven se tatuó una cruz gamada en el pecho

MARÍA ZÁRATE

Lunes, 23 de julio 2012, 11:53

El certamen de ópera Richard Wagner de Bayreuth, en Baviera, es uno de los festivales más prestigiosos de la música clásica en Europa. Cada año acuden a él los mejores cantantes del mundo y entre el público se puede ver a lo mejor de la sociedad alemana. Pero a pesar del tiempo pasado, aún arrastra cierto sentimiento de vergüenza por su estrecha relación con el III Reich y la oligarquía nazi, una polémica herencia que es difícil de olvidar y que siempre vuelve a ser noticia por un motivo u otro.

En esta ocasión la culpa la tiene un inoportuno tatuaje muy pasado de moda. El barítono ruso Evgeny Nikitin renunció el sábado a interpretar la obra que este miércoles abrirá la temporada del prestigioso certamen tras hacerse público un pasado que él también intenta dejar atrás. El cantante simpatizó de joven con los movimientos neonazis y, siendo el líder de una banda de heavy metal, se tatuó en el pecho una gran esvástica. El joven maduró, abjuró de esas ideas y trató de ocultar la cruz gamada bajo otro dibujo, pero la imagen sigue estando demasiado presente en la memoria colectiva. Sobre todo en Alemania.

Cinco días antes de subir al escenario ante miles de personas, incluida Angela Merkel -que nunca falta a la cita-, y representantes de todo el ámbito parlamentario alemán, la gran estrella del festival decidió retirarse del cartel para evitar polémicas. Nikitin anunció en un comunicado su decisión tras admitir que no había caído en la cuenta de las «posibles irritaciones que podía desatar, especialmente en un lugar como Bayreuth». Demasiado tarde, habrán pensado los responsables del festival, dedicado a representar las obras de Richard Wagner, compositor preferido de Adolf Hitler.

La dirección del certamen desconocía la antigua vida del barítono y mucho menos el símbolo oculto en su tórax. Le contrató «por su calidad interpretativa» y su «gran presencia escénica». El popular diario 'Bild' ilustró la semana pasada un reportaje sobre el festival con varias fotografías del cantante, una de ellas de su etapa heavy metal con la piel tintada de la cabeza a los pies.

Nadie reparó en la esvástica oculta, pero el programa cultural 'Aspekte', de la televisión pública ZDF, emitió el viernes las imágenes que descubrían el tatuaje de la discordia en un Nikitin con la cabeza rapada al estilo 'skin'. «Fue un error de juventud del que me he arrepentido muchas veces», insistió el artista ruso en su comunicado.

El año pasado una orquesta israelí participó por primera vez en el festival alemán y parecía que el pasado por fin quedaba enterrado. Pero la etapa nazi del certamen es como el tatuaje de Nikitin. Imposible de borrar.

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