Freno al picudo rojo
En los últimos 5 años se han tratado más de 100.000 palmeras para el control de la plaga en 70 parajes de 13 municipios de la Región de Murcia
ÁNGEL GARCÍA LIDÓN
Viernes, 1 de octubre 2010, 02:54
Las palmeras han estado presentes en la ornamentación de amplias zonas de huerta, fincas agrícolas, caminos, jardines y residencias de la Región de Murcia, sirviendo de nexo entre las zonas rurales y urbanas. Son fruto de una tradición milenaria, que se ha mantenido durante generaciones como signo de identidad de muchas familias, propiciando a su vez la supervivencia de oficios artesanales, como la obtención de palma blanca y dátiles.
Sin embargo, los nuevos desarrollos urbanísticos (resorts, avenidas, urbanizaciones, instalaciones deportivas ), en la mayoría de los casos, no han fomentado la utilización de especies y material vegetal autóctono. Por el contrario han prevalecido modelos productivistas que requerían grandes ejemplares de palmáceas a un bajo coste económico. Para ello se ha recurrido a la importación de material vegetal procedente de otros continentes, que no contaba con garantía fitosanitaria, debido a los escasos controles ejercidos por la Administración central en los puntos de inspección fronteriza.
Como consecuencia de este deficiente control, en 1995 aparecieron los primeros ejemplares afectados por el picudo rojo de las palmeras (Rhynchophorus ferrugineus), en la zona costera de Almuñécar (Granada), que paulatinamente se iría extendiendo por toda el área mediterránea. En 2004 se detectaron focos en la Comunidad valenciana. En 2005 y 2006 en las comunidades de Canarias, Cataluña y Murcia.
El problema fitosanitario generado (y agravado por la ausencia de las oportunas medidas, tanto de la Unión Europea como de la Administración central) tuvo que ser asumido por las comunidades autónomas, que hicieron verdaderos esfuerzos humanos y económicos para contener la dispersión de esta plaga, sin contar con el apoyo de otras administraciones ni de los propietarios de las palmeras.
Desde el año 2006 hasta la fecha se han detectado en la Región de Murcia 36 focos en 25 términos municipales. En todos ellos continúan realizándose prospecciones por parte el Servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura y Agua. Además se han atendido 2.500 avisos, de los cuales un 70% aproximadamente confirmaron la presencia de la plaga.
La consejería ha eliminado más de 5.500 ejemplares de palmeras afectadas, y aunque se ha demostrado que es inviable la total erradicación de los brotes, se ha conseguido mantener estabilizada su expansión. Así, en los últimos 5 años se han tratado más de 100.000 palmeras para el control de la plaga en 70 parajes de 13 municipios. Asimismo, desde el año 2008 se han realizado en 14 términos municipales tratamientos de endoterapia en 2.000 palmeras, complementando esta técnica con el saneamiento de las zonas o tejidos afectados mediante cirugía arbórea.
En la actualidad se mantienen instaladas 94 trampas en 14 términos municipales, que han capturado unos 18.000 insectos (65% hembras y 35% machos), lo que demuestra la gran capacidad reproductiva de esta plaga. Todo ello ha supuesto a la Comunidad de Murcia un coste superior a los 7 millones de euros.
La Administración central retiró en 2008 los fondos destinados a las actuaciones de erradicación, dejando en manos de los propietarios de las palmeras la responsabilidad de atender y costear los casos de posibles afecciones, según la ley de Sanidad Vegetal. Por desgracia, muchos de los ejemplares inicialmente recuperados acabaron muriendo por los efectos de la plaga, al no haber continuidad en los tratamientos. También se ha observado un crecimiento de la plaga en municipios como Cartagena, Los Alcázares, San Javier y Torre Pacheco, donde existen resorts, urbanizaciones y avenidas para cuya ornamentación se plantaron palmeras procedentes de Egipto.
En mayo de 2007 la Unión Europea publicó una Decisión de la Comisión que obligaba a que las palmeras fueran inmovilizadas en destino para pasar una cuarentena de un año. Desde entonces sólo 5 viveros de la Región, de los 51 existentes, han importado palmeras procedentes de Egipto, llegando a introducir un total de 1.200 (cantidad insignificante si la comparamos con las importaciones que se realizaban en la época del boom inmobiliario, durante la cual un solo envío alcanzaba esta cantidad). Recientemente la Comisión Europea ha modificado esta legislación para ampliar el número de especies que son susceptibles de ser atacadas por el picudo rojo, y ha establecido la obligatoriedad de un año de cuarentena en instalaciones cerradas.
Las autoridades comunitarias reconocen la gravedad de la plaga, que continúa su expansión por Europa (Francia, Italia, Chipre, Malta, Portugal, Eslovenia y Grecia) con más de 6.000 focos detectados. En España las comunidades afectadas son Andalucía, Aragón, Baleares, Cataluña, Canarias, Valencia y Murcia. Las medidas adoptadas hasta ahora por parte de los Estados miembros implicados combinan el control químico y biológico, junto con la cirugía, saneamiento y destrucción. La aplicación aislada de estas medidas ha demostrado una eficacia limitada. Por lo que se tiende al control integrado en las zonas no infestadas con el fin de preservarlas de este patógeno.
Para frenar la expansión de picudo rojo es necesario continuar con la investigación aplicada de nuevos métodos de detección precoz y de estrategias más eficaces para el control de la plaga. Igualmente es necesaria la coordinación entre Comunidad Autónoma y ayuntamientos para la aplicación de medidas preventivas y de prospección que permitan detectar los ejemplares afectados. Pero sobre todo ha llegado el momento de que los propietarios de las palmeras (organismos públicos y particulares), con el asesoramiento de esta consejería, asuman de forma rápida y eficaz sus responsabilidades fitosanitarias, en beneficio de nuestro patrimonio fitogenético, paisajístico y cultural. No hacerlo supondría, además del incumplimiento de la ley, un riesgo para la seguridad vial, como consecuencia del desplome inesperado de palmas o de la zona apical de las palmeras afectadas por esta plaga.