Deu Txakartegui: «Si de mí dependiera, Bob Dylan sería consejero de Cultura»

¡Danzad, danzad, malditos! Esta es la consigna que Deu Txakartegui, cantante y bajista, de We Are Standard parece transpirar por todos los poros de su piel. El objetivo de los bilbaínos no es otro que el de convertir su conciertos en auténticos maratones colectivos de baile en los que está prohibido desfallecer. El B-side Festival de Molina de Segura recibe el próximo su enérgica mezcla de guitarras y sintetizadores. Deu se pone al aparato.

- Siendo de Bilbao, ¿cómo osáis llamaros 'Somos normalitos'?

- Es que los de Bilbao somos muy modestos aunque no lo parezca. Nos tomáis por otra cosa pero somos gente normalita. ¡los más normales del mundo!

- Tan normales que no sois una banda al uso dentro panorama 'indie' nacional.

-Es que nos molaba el rock, pero cuando íbamos de fiesta lo que nos pedía el cuerpo era bailar. Así, decidimos empezar a mezclar, un poco como esas sesiones, que te ponen Nirvana y también y luego Madonna, pero todo de golpe.

- Vamos, que no érais de los que se apalancaban en la barra…

- Pues no, aunque tengo amigos de esos que tienen camisetas en las que pone 'Yo no bailo'. Nos gusta hacer el tonto. Bailar o lo quiera que sea… Retorcernos, agitarnos.

- No obstante, parece que últimamente la banda que no tiene un sintetizador no es nadie. El 'indie' se está volviendo extremadamente bailable...

- Por eso, es posible que en el siguiente disco huyamos de esa estética. Ya estamos trabajando en los temas del tercero y, desde luego, no son tan dance-rock, una etiqueta que nos ponen y que yo odio, porque engloba casi cualquier cosa.

- Y los temas, antes de seleccionarlos, ¿los testeáis para comprobar si al público se le van los pies?

- Solemos echar mano de tres o cuatro amigos de los que nos fiamos, aunque también estamos tocando ya temas nuevos en directo.

- Os estáis convirtiendo en unos especialistas en cerrar festivales. El B-Side no es una excepción. ¿Es que no se puede bailar a horas decentes?

- La verdad es que estamos acostumbrados un poco a eso, ¡y es duro! Porque el último que toca es el primero que hace la prueba, pero también el último que se acuesta. ¡Yo me apunte a esto del rock para dormir mucho! Pero, parece ser que la gente necesita estar bastante pedo para bailar. ¡Que le vamos a hacer! Yo no pongo las reglas, ya me gustaría. Algún día me presentaré a Lendakari y esto va a cambiar.

- ¿Medidas a adoptar?

- Primera, Bob Dylan consejero de Cultura; segunda, el Athletic a la Champions.

- Ganásteis hace unos años concurso de maquetas del FIB. El año pasado os llevásteis el MTV Award al mejor grupo español de 2009. ¿Los premios ayudan a que uno se lo empiece a creer?

- La verdad es que no, porque es una decisión de cuatro o cinco personas. Aunque el de la MTV, que es por votación popular, nos hizo pensar que quizás nos escuchaba más gente de la que creíamos. Lo que de verdad impresiona es llenar locales, tocar en un festival importante, o que te traten de usted aunque sigas siendo el mismo 'pringao'. Además, uno no hace música por los premios sino para que el publico te lo reconozca y para poder comprarte una casa con piscina y frontón.

- Y cuando uno entra a un garito y empieza a ver que ponen sus temas, ¿cómo se siente?

- Eso es de las pocas cosas que me dan vergüenza. Pero lo peor es cuando lo ponen en la boda de un amigo y todo el mundo sabe quien eres. Me mola que me miren cuando estoy en el escenario, pero fuera me gusta pasar desapercibido.

- ¿Es que es imposible meter letras más comprometidas socialmente o más profundas en la música de baile?

- Nosotros lo evitamos por principios. En Euskadi está todo muy politizado: o haces pop o haces rock radical. Aunque si tenemos alguna letra con cierto toque social. Pero sí, la música de baile es básicamente hedonista y ¡viva la virgen!.

- Lleváis casi dos años de presentación de vuestro último disco. Ya es, más bien, un viejo conocido. ¿No pensáis echar el freno de momento? Aunque sea para trabajar en el nuevo álbum...

- No, porque los parones largos te hacen polvo, sobre todo teniendo en cuenta que la pasta viene de los directos. Vamos a intentar grabar de otra manera. Estamos montando un estudio en Deusto, que va ser su segunda Universidad, para trabajar con toda la paciencia del mundo.