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Dos agentes de la Policía Nacional rastrean, ayer, el campo de golf de Altorreal, muy cercano a una de las casas asaltadas. Javier Carrión / AGM

«Tenemos miedo porque ya no les detiene que estés dentro de casa»

La Policía busca a los cuatro miembros de una banda que asaltaron de madrugada tres chalés de Molina y violaron a una de las propietarias

Martes, 3 de abril 2018, 03:16

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Fueron apenas unos minutos, pero se le hicieron eternos, como si el reloj, a partir de ese momento, hubiese perdido cuerda. «Íbamos a cenar y, cuando entré en la cocina, me los encontré de golpe. Se habían metido por allí». Esta vecina de la tranquila urbanización Montepríncipe, en Molina -que prefiere mantener el anonimato por temor-, y su hija, de 28 años, se vieron sorprendidas en la madrugada de ayer por cuatro encapuchados que asaltaron su vivienda en plena noche y llegaron a agredirlas y amenazarlas con un cuchillo. «Cuando te pasa algo así, tu cerebro no procesa», explicó a 'La Verdad' con un miedo que aún no la ha abandonado. «Va a cámara lenta».

Estas dos mujeres, que se encontraban solas en casa en el momento del violento asalto, son solo dos de las víctimas que está dejando tras de sí una banda que ha sembrado el terror en Molina y sus urbanizaciones. La Policía Nacional, que ya ha iniciado una investigación para tratar de dar con los delincuentes cuanto antes, sospecha que el mismo grupo está detrás de otros dos robos que se produjeron, esa misma madrugada, apenas a unos kilómetros de distancia: uno en Montepríncipe y otro en la cercana urbanización de Altorreal, concretamente en el residencial Miragolf. En este último caso, según explicaron fuentes cercanas a la investigación, los cuatro integrantes del violento grupo -podría existir un quinto miembro que aguardaba en el automóvil- ascendieron un escalón más en su violencia y llegaron a agredir sexualmente a la propietaria de un chalé.

«Faltan medios porque los policías hacen muy bien su trabajo, pero no dan abasto», subraya una de las víctimas

Las víctimas de estos robos no han podido ofrecer una descripción física de los asaltantes, dado que iban encapuchados, pero, según precisaron fuentes cercanas al caso, sí coinciden al señalar que los ladrones, por su acento, podrían ser árabes.

«Cogieron un cuchillo y amenazaron a mi hija», relata. «Pedían dinero, joyas y droga»

Un aterrador recorrido

El grupo comenzó su aterrador recorrido de esa noche por la vivienda de esta vecina de Montepríncipe. Un chalé, nada pretencioso, que sin embargo la banda no debió de elegir de manera casual. El domicilio se encuentra ubicado en una pequeña urbanización que cuenta con vigilancia privada y con un único camino de entrada y salida que obliga a pasar delante de una garita. Está situado, sin embargo, en uno de los extremos, separado de la carretera de Altorreal por una pequeña montaña de tierra. Los ladrones se adentraron en la vivienda en torno a las diez y media de la noche, cuando algunos de los dueños de las viviendas cercanas aún no habían regresado del descanso de las vacaciones.

Sorprendieron a la dueña de la casa y a su hija cuando se preparaban para cenar algo. «Traté de gritar para avisar a mi hija, pero me taparon la boca con la mano», recuerda la víctima, con unas heridas evidentes en el labio que denotan la agresividad de los asaltantes. «Forcejeé y traté de morderle, pero me desencajó la mandíbula». La violencia de la banda no acabó ahí. «Cogieron un cuchillo de la cocina y amenazaron a mi hija», explica. «Nos pedían dinero, joyas y droga». Esta última solicitud sorprendió a la moradora, que no tiene contacto alguno con el consumo ni tráfico de estupefacientes. Tras unos minutos que se les hicieron eternos, los encapuchados huyeron del chalé con dinero y joyas y las dos mujeres pudieron salir corriendo a pedir auxilio. «Tocamos todos los timbres de la calle», recuerda. «Llegaba un vecino en el coche con su familia y le pedimos que llamara a la Policía».

«Los agentes no dan abasto»

Especialistas de la Policía Científica, vestidos de paisano, y otros miembros de la Policía Nacional trabajaron en la mañana de ayer en esta y en el resto de viviendas asaltadas para tratar de recabar cualquier pista que ayude a encontrar cuanto antes a los integrantes de este violento grupo. Esta afectada aplaudió el trabajo de los investigadores, pero hizo hincapié en la necesidad de dotarles de más personal y mejores herramientas. «Faltan medios porque los policías hacen muy bien su trabajo, pero no dan abasto», remarcó. «Necesitamos más vigilancia, porque nosotros, aunque vivimos en zonas más aisladas, también pagamos nuestros impuestos».

Tras este primer golpe, la banda dirigió sus pasos, según apuntan las primeras hipótesis, a otra vivienda de la urbanización Montepríncipe, donde llegaron en torno a las 23.30 horas. En esta ocasión, según fuentes ligadas al caso, la familia no se percató de la presencia de los ladrones hasta que escuchó ruidos y, al asomarse a su parcela, pudo ver a los cuatro asaltantes que ya se marchaban a toda prisa del lugar.

Tras estas dos embestidas, lo peor estaba aún por llegar. El violento grupo se consiguió colar, ya de madrugada, en una vivienda de Altorreal, en el residencial Miragolf, cerca de una de las vías principales de la urbanización. Las viviendas, en este punto, colindan con el campo de golf de Altorreal, una frontera que, al parecer, utilizaron para adentrarse en el interior del chalé.

El matrimonio que reside en esa vivienda denunció horas después en la Comisaría, cuando logró escapar, que los cuatro encapuchados habían estado varias horas dentro de la casa, maniatando y propinando al marido una brutal paliza y agrediendo sexualmente a la mujer. La víctima de la violación fue trasladada, en la mañana de ayer, a un centro hospitalario, donde se le ofreció atención médica y fue explorada por un médico forense. La Policía Nacional ha obtenido muestras de ADN, según explicaron las fuentes, que tratará de cotejar con las existentes en el banco de datos policial.

Los investigadores también rastrearon sin descanso la urbanización en busca de grabaciones de cámaras de seguridad que puedan ayudar a obtener alguna pista sobre este grupo. Un vigilante de la urbanización Montepríncipe encontró un joyero del que los investigadores intentan extraer huellas dactilares y pistas para localizar a los integrantes de esta banda que, en una única madrugada, consiguió sembrar el miedo en Molina.

Inquietud entre los vecinos

«Tenemos miedo porque ya no les para que estés dentro de casa». El temor es la tónica predominante entre los vecinos de las urbanizaciones de Molina de Segura -Altorreal y Montepríncipe- que ayer amanecieron con la noticia de esta nueva oleada de asaltos. La presencia policial en la zona se ha intensificado en las últimas semanas, sobre todo en Altorreal, donde recientemente se registraron varios robos en viviendas, aunque en estos casos los ladrones esperaban a que los inquilinos salieran de los domicilios para acceder a las casas. Esta situación derivó en reuniones con representantes de la entidad urbanística, Ayuntamiento y responsables policiales, que decidieron aumentar la vigilancia en la urbanización. Almudena Aguado, presidenta de la junta rectora de la entidad, remarca que la urbanización ya cuenta con vigilancia privada, pero subraya que es necesaria una mayor presencia de la Policía Nacional en la zona. «Hemos tenido algún que otro robo puntual, pero nada que ver con esto», incide. «Esta zona cuenta con más de 10.000 propietarios y son necesarios más controles».

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