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EFE
Miércoles, 26 de abril 2017, 18:46
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Los desechos de plástico en el océano limitan la capacidad de reproducción del plancton, lo que se transmite a las siguientes generaciones y al mismo tiempo contribuye a un declive de la población de peces, según una investigación publicada este miércoles por la Universidad James Cook, en Australia.
El estudio reveló que esto se debía a la ingestión de plástico y que se transmitía a generaciones futuras aunque estas no se hubieran alimentado igual. "Vimos que las siguientes tres generaciones de plancton que no fue expuesto a plastificantes no eran capaces de mejorar el nivel reproductivo de sus progenitores expuestos a plastificantes", indicó Lynne van Herdewen, coautora de la investigación.
"Fue interesante ver el impacto multigeneracional de los plastificantes desde el punto de vista científico, pero perturbador cuando uno considera las implicaciones", añadió Van Herdewen en esa nota de prensa. Para su estudio, ella y su equipo alimentaron a varios especímenes de plancton con microplásticos y otros plastificantes, un aditivo que libera el plástico al degradarse en el agua.
El plancton es el principal alimento de las larvas de los peces, por lo que cualquier reducción en su población tiene un impacto en su capacidad de supervivencia, incluso los que son capturados comercialmente cuando son adultos.
Riesgo de traspasar la barrera sanguínea
"Este plancton es casi la base de la cadena alimenticia marina. Comen fitoplancton y después son ingeridos por las larvas de los peces, que a su vez son comidos por peces más grandes y así hasta la cima de la cadena alimenticia", comentó Van Herdewen antes de señalar que el plancton puede expulsar los microplásticos de gran tamaño, pero que los más pequeños pueden quedar adheridos en el sistema digestivo.
Según la Universidad James Cook, el riesgo es que de ahí los plastificantes traspasaran la barrera sanguínea y penetrasen en los tejidos, lo que podría causar inflamaciones y enfermedades reproductivas, y trasladaría el residuo a lo largo de la cadena alimenticia.
"Cuando comemos pescado antes le sacamos las vísceras, pero si el plástico ha migrado hacia los tejidos del pez luego también los estamos consumiendo", advirtió Van Herdewen finalmente.
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